Jueves, 11 de Diciembre de 2025

Fernando Martos
Martes, 08 de Enero de 2019
DESMONTANDO LA TESTA

No me lo puedo creer: Bolsonaro

Fernando Martos

[Img #24857]No me creo que Bolsonaro haya dado gracias a Dios por haber sobrevivido al supuesto ataque sufrido en la campaña y a la vez, durante el mismo discurso, defender la portación de armas y animar, como si estuviera delante de Unamuno apuntándole con el revólver, a combatir la ideología en las universidades. No me lo creo porque las dos últimas cuestiones son la causa principal para que se repita la primera, y Dios algún día estará de moscosos, con lo que la vida se va a poner muy cara.

No me creo que con esos principios se pueda unir a la sociedad, salvo que se piense en ella como en una manada de ganado rodeada de lobos a los que no le queda más remedio que pegar el culo al otro. Porque si es a la otra, tampoco, que dice Bolsonaro que hay que respetar, en Brasil las tradiciones judeo-cristianas, de las que ya dijo Fray Bartolomé de las Casas: “Y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, ense”.

No me creo que Bolsonaro quiera combatir la ideología de género y a la vez se comprometa a defender los valores más conservadores. Porque los valores más conservadores tienen como último refugio a la mujer que conserva la vida, las crianzas, la memoria de los usos y valores de la naturaleza, a los enfermos y a las semillas. Ellas son ese refugio, no por un encargo divino sino por enfrentarse a la realidad que no es otra que la falta de hombres por estar ocupados en otros menesteres miserables, y para sus manos ha quedado la responsabilidad de sembrar y recoger, y defender la tierra y el cuerpo, de actuar en defensa propia.

No me creo que para este tiempo de paz y empleo que él augura haya echado mano del ejército. Poner a los generales al mando de los ministerios, más algún corrupto confeso, no parece albergar mucha paz. Ya lo del empleo que comience con un  ministerio de privatización y desinversión, va a ser que la cosa va de drama, aunque todo terminó con la comedia de poner los dedos en forma de pistola mientras se hacían autorretratos con los celulares y envueltos en banderas.  Se grabarán las clases para que la libertad de cátedra sea transparente y se mirará de reojo a la prensa desobediente. No me lo creo.

Me dicen que ya muchos brasileños se arrepienten de lo que han votado, pero no me creo que pensaran que Bolsonaro era un producto prime de Amazon que pudiese devolverse respondiendo que me equivoqué de talla en el test de cliente. No me lo creo. Seguro que todo esto es una broma de Black Mirror y cuando llegue carnaval se caerán todas las caretas. De no ser así, no me creo que cualquier otro país quiera seguir sus pasos…desfilando.

 

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