DESDE LA IZQUIERDA
La "conversión" de San Pablo (Casado) a VOX
Marino Carazo
La demagogia, el insulto y los malos modos se van extendiendo inexorablemente en el discurso político, especialmente en la derecha, como una mancha de aceite. Así como "la Nada", en la novela de Michael Ende, estuvo a punto de acabar con el reino de Fantasía, el panorama que estamos viendo y oyendo, últimamente, en quienes más deberían cuidar sus modos y, sobre todo, su credibilidad, puede acabar con la democracia real, ya en muchos aspectos, herida de muerte.
Los ciudadanos seguimos teniendo los mismos problemas, e incluso se agravan por la tozudez de quien rechaza las propuestas del contrario, no porque no sean buenas, sino porque no son las que ellos ponen sobre la mesa, empeñándose en no ponerse de acuerdo, si no es para conseguir el poder, y se ataca despiadadamente la "paja" en el ojo ajeno, al tiempo que encuentran todas las justificaciones que sean necesarias a todas las "vigas" que tenga el propio partido.
Así, mientras los problemas de los ciudadanos no se solucionan y crecen, no se habla de ellos en el ruedo político. Los titulares se dirigen a justificar los propios pactos, legítimos, con la ultraderecha, a la vez que atacan los acuerdos, igualmente legítimos, de sus oponentes con otros partidos. Pablo Casado, ya en brazos de Abascal, "compra" a VOX un discurso que le ha dado el éxito y se ha envuelto, con él, en la misma bandera que no es otra que la de la involución.
Desalojan, apoyados en VOX, al PSOE de San Telmo, en aras de un cambio tras 36 años de gobierno autonómico, pero no pedirán el mismo cambio, por ejemplo, en Castilla y León, donde, tras 33 años de gobierno autonómico del Partido Popular, han dejado asolado el territorio, vacío de población, industria y riqueza.
Ciudadanos, que hace a "pelo y pluma", se arrima al brasero del poder andaluz, junto al PP y a VOX, mientras critica, en muchas ocasiones pasándose de frenada, al Presidente del Gobierno, de querer el sillón de la Moncloa, objetivo, por otra parte, lícito y previsible en cualquier líder político, y por el que todos estos que levantan la voz, harían cualquier cosa por conseguir.
El discurso político mediático está llegando a tal punto de denigración que, no sólo no preocupan ni hablan de los problemas de la sociedad, sino que la recién nacida derecha tricéfala, desvirtúa el contenido fundamental y pone el acento en la anécdota y, aún más grave, en la mentira.
No les importa dar datos falsos, manifiestamente demostrable y demostrada su falsedad, mientras les funcione para captar votos, prueba irrefutable de lo que le faltan son argumentos y tiran "salvas", vacías de contenido pero que hacen ruido e iluminan a quien quiere ser, de esa manera, iluminado.
Venden la emigración como un problema, cuando es parte de la solución económica, y se envuelven en banderas que les tapan bien a ellos, pero que no cubren las necesidades sociales de muchos. Tocan el corazón de las tradiciones, el Belén, Semana Santa, la caza o los toros, anunciando prohibiciones que se imaginan, pero consiguen arrancar así ese voto.
Pero la mayor involución que viene de la mano de los "señoritos" de extrema derecha que controlará el tripartido andaluz, está en la Violencia de Género, cuya ley aspiran a derogar; la expulsión anunciada, de carácter xenófobo y racista de los emigrantes, sin decir que nadie que no sean ellos va a realizar su trabajo y en las condiciones que lo hacen, y la libertad de expresión, con su pretendida clausura de Canal Sur, la televisión autonómica andaluza. Amén de aspectos como la ley de Memoria histórica, supresión de las autonomías, eliminación de subvenciones (a los más necesitados, claro, no a la banca, ni a las grandes industrias, o a fundaciones como la Franco)...
Da miedo que estas propuestas hayan calado y conseguido 400.000 adeptos en Andalucía, pero a mí me da más miedo, mucho más, la facilidad con que Pablo Casado y toda su cohorte, al frente de un partido con grandes posibilidades de gobierno, haya "comprado" tan fácilmente y haya hecho suyo con tanta rapidez, semejante discurso, que ya repite constantemente y sin complejos en todos los foros en que interviene. Es como... la "Conversión de San Pablo (Casado)". ¡Ha visto la luz de vox!
Y en cuanto a Rivera, por mal camino va haciendo de bufón de quien esté dispuesto a sentarlo a su "diestra", convertido en segundón útil y eterno "opositor", ya que pide elecciones constantemente por toda la geografía, a la espera de ganar alguna cuota de poder propio.
Siguiendo el símil inicial de "La Historia Interminable" sólo los votantes podemos vencer a "La Nada" que va a conseguir destruir la sociedad de bienestar que habíamos creado. La receta no puede ser otra que discernir, en el bosque de tantas declaraciones que se nos repiten, aquellas ciertas y que nos convenzan de verdad, así como propuestas desde la coherencia y la honradez. Sólo así, entre todos, podremos limpiar la paja del grano en próximas elecciones, e introducir en la urna aquella papeleta que creamos responde mejor a nuestros intereses y a los de la mayoría. Hay que tener cuidado, en manos de quiénes dejamos el futuro.
Marino Carazo Martín
La demagogia, el insulto y los malos modos se van extendiendo inexorablemente en el discurso político, especialmente en la derecha, como una mancha de aceite. Así como "la Nada", en la novela de Michael Ende, estuvo a punto de acabar con el reino de Fantasía, el panorama que estamos viendo y oyendo, últimamente, en quienes más deberían cuidar sus modos y, sobre todo, su credibilidad, puede acabar con la democracia real, ya en muchos aspectos, herida de muerte.
Los ciudadanos seguimos teniendo los mismos problemas, e incluso se agravan por la tozudez de quien rechaza las propuestas del contrario, no porque no sean buenas, sino porque no son las que ellos ponen sobre la mesa, empeñándose en no ponerse de acuerdo, si no es para conseguir el poder, y se ataca despiadadamente la "paja" en el ojo ajeno, al tiempo que encuentran todas las justificaciones que sean necesarias a todas las "vigas" que tenga el propio partido.
Así, mientras los problemas de los ciudadanos no se solucionan y crecen, no se habla de ellos en el ruedo político. Los titulares se dirigen a justificar los propios pactos, legítimos, con la ultraderecha, a la vez que atacan los acuerdos, igualmente legítimos, de sus oponentes con otros partidos. Pablo Casado, ya en brazos de Abascal, "compra" a VOX un discurso que le ha dado el éxito y se ha envuelto, con él, en la misma bandera que no es otra que la de la involución.
Desalojan, apoyados en VOX, al PSOE de San Telmo, en aras de un cambio tras 36 años de gobierno autonómico, pero no pedirán el mismo cambio, por ejemplo, en Castilla y León, donde, tras 33 años de gobierno autonómico del Partido Popular, han dejado asolado el territorio, vacío de población, industria y riqueza.
Ciudadanos, que hace a "pelo y pluma", se arrima al brasero del poder andaluz, junto al PP y a VOX, mientras critica, en muchas ocasiones pasándose de frenada, al Presidente del Gobierno, de querer el sillón de la Moncloa, objetivo, por otra parte, lícito y previsible en cualquier líder político, y por el que todos estos que levantan la voz, harían cualquier cosa por conseguir.
El discurso político mediático está llegando a tal punto de denigración que, no sólo no preocupan ni hablan de los problemas de la sociedad, sino que la recién nacida derecha tricéfala, desvirtúa el contenido fundamental y pone el acento en la anécdota y, aún más grave, en la mentira.
No les importa dar datos falsos, manifiestamente demostrable y demostrada su falsedad, mientras les funcione para captar votos, prueba irrefutable de lo que le faltan son argumentos y tiran "salvas", vacías de contenido pero que hacen ruido e iluminan a quien quiere ser, de esa manera, iluminado.
Venden la emigración como un problema, cuando es parte de la solución económica, y se envuelven en banderas que les tapan bien a ellos, pero que no cubren las necesidades sociales de muchos. Tocan el corazón de las tradiciones, el Belén, Semana Santa, la caza o los toros, anunciando prohibiciones que se imaginan, pero consiguen arrancar así ese voto.
Pero la mayor involución que viene de la mano de los "señoritos" de extrema derecha que controlará el tripartido andaluz, está en la Violencia de Género, cuya ley aspiran a derogar; la expulsión anunciada, de carácter xenófobo y racista de los emigrantes, sin decir que nadie que no sean ellos va a realizar su trabajo y en las condiciones que lo hacen, y la libertad de expresión, con su pretendida clausura de Canal Sur, la televisión autonómica andaluza. Amén de aspectos como la ley de Memoria histórica, supresión de las autonomías, eliminación de subvenciones (a los más necesitados, claro, no a la banca, ni a las grandes industrias, o a fundaciones como la Franco)...
Da miedo que estas propuestas hayan calado y conseguido 400.000 adeptos en Andalucía, pero a mí me da más miedo, mucho más, la facilidad con que Pablo Casado y toda su cohorte, al frente de un partido con grandes posibilidades de gobierno, haya "comprado" tan fácilmente y haya hecho suyo con tanta rapidez, semejante discurso, que ya repite constantemente y sin complejos en todos los foros en que interviene. Es como... la "Conversión de San Pablo (Casado)". ¡Ha visto la luz de vox!
Y en cuanto a Rivera, por mal camino va haciendo de bufón de quien esté dispuesto a sentarlo a su "diestra", convertido en segundón útil y eterno "opositor", ya que pide elecciones constantemente por toda la geografía, a la espera de ganar alguna cuota de poder propio.
Siguiendo el símil inicial de "La Historia Interminable" sólo los votantes podemos vencer a "La Nada" que va a conseguir destruir la sociedad de bienestar que habíamos creado. La receta no puede ser otra que discernir, en el bosque de tantas declaraciones que se nos repiten, aquellas ciertas y que nos convenzan de verdad, así como propuestas desde la coherencia y la honradez. Sólo así, entre todos, podremos limpiar la paja del grano en próximas elecciones, e introducir en la urna aquella papeleta que creamos responde mejor a nuestros intereses y a los de la mayoría. Hay que tener cuidado, en manos de quiénes dejamos el futuro.
Marino Carazo Martín





















Pedro Reyes | Martes, 15 de Enero de 2019 a las 00:33:26 horas
Gran artículo que avanza lo que podría ser una triste realidad si no se hace nada...
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