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Kebedo
Jueves, 07 de Febrero de 2019
BARROCO

Los jetas de la democracia

Kebedo

[Img #25487]Nuestra democracia no es perfecta. Claro, mujer, le contesto a mi vecina Marisol ante la protesta que me manifiesta en el portal. Claro, repito, nada es perfecto. Ni nadie, como finalizaba la magnífica película de Billy Wilder “Con faldas y a lo loco”.

Hemos protestado una y mil veces, continúa Marisol, por el método de elección de nuestros representantes. La no existencia de las listas abiertas nos impide elegir a los representantes que a nosotros nos dé la gana y tener la oportunidad de equivocarnos nosotros mismos. Los partidos, todos, son muy proclives a colarnos a paracaidistas. Los paracaidistas, en política, son esos personajes que por alguna razón, seguramente oscura, deben obtener un escaño de cualquier forma. Y la forma es ponerlos delante de los candidatos de una provincia determinada, verbigracia Zamora, que probablemente llevarán un montón de tiempo trabajando para ello y se lo merezcan más, o no, de manera que el primer diputado electo será el paracaidista y luego, si hay suerte, ya le tocará al autóctono. Y no le duelen prendas presentarlos por una  provincia que el paracaidista  no han visitado en su vida y que, muy probablemente, no volverá a visitar jamás.  En las pequeñas provincias, verbigracia Zamora,  sabemos mucho de eso. Estos son unos de los jetas de la democracia.

Y se pone estupenda mi vecina cuando  me dice, a continuación, que también hemos criticado la injusticia de la dichosa Ley D´Hondt, la que se aplica a la hora de repartir escaños. Este sistema permite, debido a su enrevesado desarrollo, que una pequeña provincia consiga proporcionalmente más escaños que una grande con muchísimos menos votos.  El valor de los votos no es el mismo, mucho menor en grandes provincias que en las pequeñas. Pongo por ejemplo, los partidos regionalistas, debido al número de votos obtenido en su jurisdicción, pueden alcanzar más representantes en el congreso que algún partido de carácter nacional aunque éste tenga, en el conjunto de la nación, más votos en el talego. Un poco enrevesado, pero cierto. Estos  son, a ojos de mi vecina,  otros de los jetas de la democracia.

Es evidente que estos dos fallos de nuestro sistema electoral deben ser corregidos cuanto antes. Sorprendentemente, o no tanto, aún no lo han sido porque hasta ahora, lo que llamamos el bipartidismo, no ha ido a disgusto en la burra.

Pero la cosa no acaba aquí, amenaza, ahora viene lo peor, porque los anteriores, al fin y al cabo, juegan todos con las mismas reglas y puede ocurrir que el que hoy sale perjudicado mañana se beneficie de tan injusto sistema. Hay otros jetas, mucho peores, de mucho más calado y muchísimo más peligrosos, que son los que se aprovechan de la democracia para cargársela.

Ahí ya se pone seria Marisol y dispara con balas de cañón. Los independentistas y los extremistas, tanto de un lado como de otro, son los mayores tramposos que tenemos que aguantar en las democracias. Y la pregunta es ¿por qué tenemos que aguantar a tramposos?. Y la respuesta es, porque es una democracia y en ella todos tenemos derecho a participar.

Los  independentistas, y el ejemplo lo tenemos muy claro desde hace unos años, están aprovechándose de las garantías que da el sistema democrático para introducir variables, en éste sistema, que ni ellos mismo estarían dispuestos a permitir si la situación fuera al contrario.  Recordemos la discriminación negativa que se está haciendo en Cataluña con la lengua castellana,  que es constitucionalmente obligatoria, y se está reprimiendo, castigando más bien, a comerciantes que rotulan el nombre su negocio en castellano. O prefieren tener precariedad en el personal médico y no atender las necesidades sanitarias de los ciudadanos, si los profesionales de la medicina no hablan catalán. ¿Qué es más importante, curar en catalán o curar?. ¿Por qué tenemos que aguantar a esos políticos jetas que anteponen sus “intereses idílicos” a las necesidades más acuciantes?. Y con la educación, lo mismo. Colegios públicos -los privados pueden hacer lo que le dé la real gana- que han disminuido el número de clases en castellano hasta dejarlas en mera anécdota, cuando la Constitución obliga, repito,  a la enseñanza en el idioma de todos. Y con esto no quiero demonizar el catalán, ni el gallego, ni el vasco, ni ningún otro, quiero únicamente reivindicar el derecho, y la obligación, de tener una enseñanza pública en castellano en todo el territorio español. Lo curioso es que éstos jetas de la democracia no están dispuestos a hacer lo que ellos mismos exigen, por las malas, a los demás.

Esto, a lo que da lugar es a la aparición de otro tipo de jetas de la democracia, que en realidad, en el fondo, son los mismos, pero puestos del otro lado, los salvapatrias, los “nacionalnacionalistas”, los ultras, que, se mire por donde se mire, son igual que los anteriores. Los partidos ultras se aprovechan de las garantías de la democracia para quitárnoslas en cuanto les dejemos, eso sí, siempre por nuestro bien, naturalmente. ¡Quién va a velar, mejor que ellos, por nuestro futuro y nuestra educación en valores morales y patrios!. Además éstos llevan unos  importante bonus en su impronta, a saber; el género es, evidentemente, el masculino, los demás son secundarios y anecdóticos  y la religión única y verdadera, la católica, las demás son verbenas. Habrá que recordarles que España es un país laico y que cada cual tiene derecho a practicar la religión que le apetezca sin molestar al de al lado.

Y la conclusión de mi vecina, antes de irse a trabajar, es que todos estos jetas existen porque nosotros se lo permitimos, claro. ¿De qué iban a vivir los nacionalistas catalanes, que llevan más de un año dando la tabarra con un referéndum de pacotilla, con urnas tramposas de cartón y hablando de una república que no existe, si el señor Rajoy hubiese hecho los deberes y no se hubiese puesto de perfil, disimulando que no existía un problema en Cataluña?. O ¿de qué iban a seguir viviendo los nacionalistas catalanes si el señor Sánchez no les hubiese dado cancha para sacar los presupuestos con sus votos?. Señor Sánchez, si no salen los presupuestos, se prorrogan, y si no se prorrogan, se convocan elecciones, pero lo que no se puede hacer es negociar con chantajistas. Y digo negociar, no hablar. Los nacionalistas, catalanes, vascos, gallegos, los que sean, son chantajistas y, como tales, no tienen límite en sus peticiones. Nunca están conformes porque ese es carácter del chantajista, siempre quieren sacar más.

Se enciende de nuevo mi vecina porque me saca a colación que ahora, el Señor Sánchez, nos ha dejado perplejos con la introducción en escena, a petición de Chis Torra,  de un “relator”. Éste  personaje, que ni ellos mismos saben definir y que no hace ninguna falta para mediar en no sé qué negociaciones porque estamos en una democracia, imperfecta, pero democracia, es lo que en mi pueblo denominaríamos como “mamporrero”. ¡Marisol!, ¡Ese lenguaje!.

Así que, con ésta última novedad, nos despedimos recordando a los jetas de la democracia, ¡líbranos Señor!, aunque lo tengas muy difícil. ¡Qué país!.

Kebedo. 

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