Para vestir santos

Acabamos de despedir a visitantes, participantes e integrantes de las distintas hermandades y cofradías que han acudido al llamamiento del VII Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías que se ha celebrado éste fin de semana en Zamora. Y lo primero que me encuentro es a mi vecina Marisol despotricando y diciendo que “nos vamos a quedar para vestir santos”.

-¡Marisol, tú ya estás casada!-, le replico, y añado,  -y, salvo otro milagro, como el de la Virgen María, entera tampoco estás, tienes hijos, así que, ya me dirás-

Bueno, evidentemente, no iban por ahí los tiros. La exclamación venía a cuento de que, en Zamora, si no es para algo concerniente a “los santos”, es decir, a la Semana Santa, los próceres no se ponen de acuerdo ni para ir al baño. -Esto debería ocurrir cada tres meses-, me dice mi vecina, -tendríamos el turismo como los chorros del oro-.

-¡Alto!-, le contesto, -¡cuidado con lo que dices!, que nos ha salido un obispo respondón y le ha parecido muy de pecadores la exhibición de imágenes fuera de temporada y que sirvan para atraer turistas-.

Éste obispo no es la primera vez que “echa las patas por alto”, con perdón por la expresión, en cuestiones semanasanteras. Es evidente que la Semana Santa es, ante todo, un acto religioso, católico para más señas. Pero no puede negarse que las imágenes que se exhiben en Zamora, en la representación de la Pasión, son de un valor artístico inigualable. Desde cristos románicos a esculturas de lo más contemporáneas, tenemos un patrimonio imaginero absolutamente único e inigualable y no parece muy descabellada su puesta en el escenario de las calles con motivo de ésta celebración, máxime , señor obispo, cuando esa salida a la calle de los pasos era para celebrar un vía crucis, no para hacer una carrera de fórmula 1. Nuestra imaginería está muy bien en el museo pero no está de más sacarla si hay un motivo justificado que favorezca, además, el turismo en Zamora. Aunque eso de que el turismo se vea favorecido por la Semana Santa no parece hacerle demasiada gracia a nuestra máxima autoridad eclesiástica. ¡Sin comentarios!

Y se para de repente mi vecina y me pregunta, a propósito del museo -¿qué se sabe de la marcha del nuevo?-. Pregunta retórica, la de Marisol, porque está perfectamente al tanto de las novedades. Novedades que, hace solo unas semanas, nos recordó un representante de la JCyL, y en las que dijo que la aportación de la Junta de Castilla y León para el museo no cubriría la totalidad del coste del mismo. ¿Es que alguien no lo sabía?. La Junta de Castilla y León nunca se comprometió a hacerse cargo de todo el monto que, recordamos, empezó siendo cuantificado en 6 millones de euros y que ha ido creciendo a medida que pasaban los meses.

Como es lógico, dijo el “enviado especial” de la Junta, que en realidad vino a otra cosa, para la financiación tendrán que “rascarse el bolsillo” tanto las instituciones locales y provinciales, como las asociaciones empresariales, de comercio y hostelería , como las entidades financieras de carácter local y, naturalmente, la Junta Pro Semana Santa. ¿O iban a hacerse los locos?.  Otra cosa es que si nuestros políticos fueran capaces de conseguir que todo el coste del museo se cubriera con  los fondos de la Dirección General de Bellas Artes, como apuntó la delegada del gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, en la inauguración del  mencionado Congreso de Hermandades, sería una jugada maestra. ¡Bien!.

En cualquier caso, el nuevo museo, cuyo anteproyecto ya fue presentado y que consistía en 4600 m2 construidos aproximadamente, debe concebirse como un museo propiamente dicho, no como un almacén. Parece que esto ya ha quedado claro. Un sótano, varias plantas y un concepto, nuevo para Zamora, de lo que debe ser la presentación de algo, de lo que nos sentimos muy orgullosos, y que está entre lo mucho que tenemos que enseñar en ésta provincia.

Pero éste concepto de museo lleva consigo que la gestión tiene que estar en manos de profesionales. Habrá que constituir un consorcio, fundación  o algo similar, como queramos llamarlo, que  esté provisto de gente  experta en esos menesteres, Que gestione, en cuanto a lo económico se refiere y que asesore y resuelva, en cuanto al aspecto netamente artístico y museístico. Se necesita gente con conocimiento de arte, historia y, naturalmente, conocedora de nuestra semana santa, en una palabra, profesionales. Este consorcio, es evidente,  debería estar compuesto por la Junta Pro Semana Santa, instituciones locales y provinciales, probablemente Patrimonio, Bellas Artes, etc. No hay nada que inventar, habrá que tomar el modelo de otros museos nacionales y “sanseacabó”. Marisol es así de tajante, pero acertada.

Pero volviendo al tema con que empezó mi vecina, me dice que, según se ha informado en la prensa, no es oro todo lo que reluce, que no han salido las cosas del congreso tan bien como en un principio los responsables nos han querido hacer ver. Que ha acudido mucha menos gente de la esperada porque, parece ser, no se ha hecho una difusión en condiciones de un evento del que se supone, dominamos. Otra queja es que ha habido presentaciones que merecían estar en el Ramos Carrión y que se hicieron en la carpa. Tristeza en algunos de los ponentes porque se han sentido desangelados ante la falta de público y de atención. Y la guinda, como siempre, los enchufados. Ha habido bastante desatino a la hora del reparto de las entradas para el concierto que dieron Montserrat Martí Caballé y, nuestro vecino, Luis Santana. Como siempre el amiguismo impera en nuestra ciudad.

En cualquier caso, la ciudad ha estado más animada, se ha visto movimiento, los restaurantes, los bares, los hoteles han tenido algo más de ingresos y, por tanto, ganancias y ese, precisamente, es  el motivo de la desazón de mi vecina,  que si los responsables de las instituciones zamoranas, políticos, empresarios, administraciones, pusieran, para otras muchas cosas, el mismo empeño que ponen para las cuestiones semanasanteras, otro gallo nos cantaría.

De no hacerlo así, sólo nos vamos a quedar para vestir santos.