FERIANTES
Caballitos: sin mejoras en el solar
Un años más, cuando se anuncia la Semana Santa "los caballitos" llegan a la ciudad, y, un año más, todo sigue igual, porque no se adecentó el espacio en el que se instalan
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Llegó. Estamos en cuaresma. Como cada año, y llevando ya muchos en el mismo emplazamiento, en el solar de La Aldehuela, están montando los caballitos. En una ciudad donde la oferta de ocio es más bien escasa, aunque solo sea por dar un vuelta, publico no faltará. Quien acuda con niños, tendrá -no tardaran en pedírselo- que montarlos en alguna atracción. Cada viaje, que así llaman, sale por un pico. Sumado uno, con otro y con otro, resulta que, sin pretenderlo, cada familia se deja una pasta. La diversión cuesta dinero. Beneficiarios, los feriantes, aunque también tienen que invertir en adquirir la atracción o alquilarla en su caso, hacerse cargo de su mantenimiento, del consumo del generador, de los gastos del camión, de la caravana donde viven, de lo que hay que abonarle a los que echan una mano y de pagarle al Ayuntamiento.
Porque el Ayuntamiento, a cambio de permitirles instalar la feria de la que disfrutamos todos, cobra a cada instalación en función de los metros cuadrados que ocupa, pretendiendo tener cierta transparencia en este aspecto, al proceder a subastar públicamente las parcelas a utilizar, señalando cada terreno con una cuerda y unas marcas de pintura. La realidad es otra. Realmente los feriantes ya se lo han repartido previamente, de la siguiente manera, esto para ti esto para mí, si como hicimos el año pasado. Necesitan de la administración solo, para nada, para cobrarles un dinero.
Dinero que no revierte en la feria aunque sea una instalación temporal, que bien serviría para mejorar la situación de los caminos entre las atracciones y máxime cuando quedaría para años venideros, que, salvo otra alternativa, de la que no hay propuesta alguna, los caballitos seguirán en el mismo sitio. No es mucho exigir que se realice una limpieza de la zona, teniendo en cuenta que, durante todo un año, no se ha tocado para nada. Y que en los caminos de tierra se consolide el firme, a fin de que no se levanten las polvaredas, fruto de las pisadas masivas y que, en caso de lluvia, no haya que sortear los charcos. Y, ¡cómo no!, mejorar los accesos para seguridad de los peatones, de los que nos beneficiamos todos
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Llegó. Estamos en cuaresma. Como cada año, y llevando ya muchos en el mismo emplazamiento, en el solar de La Aldehuela, están montando los caballitos. En una ciudad donde la oferta de ocio es más bien escasa, aunque solo sea por dar un vuelta, publico no faltará. Quien acuda con niños, tendrá -no tardaran en pedírselo- que montarlos en alguna atracción. Cada viaje, que así llaman, sale por un pico. Sumado uno, con otro y con otro, resulta que, sin pretenderlo, cada familia se deja una pasta. La diversión cuesta dinero. Beneficiarios, los feriantes, aunque también tienen que invertir en adquirir la atracción o alquilarla en su caso, hacerse cargo de su mantenimiento, del consumo del generador, de los gastos del camión, de la caravana donde viven, de lo que hay que abonarle a los que echan una mano y de pagarle al Ayuntamiento.
Porque el Ayuntamiento, a cambio de permitirles instalar la feria de la que disfrutamos todos, cobra a cada instalación en función de los metros cuadrados que ocupa, pretendiendo tener cierta transparencia en este aspecto, al proceder a subastar públicamente las parcelas a utilizar, señalando cada terreno con una cuerda y unas marcas de pintura. La realidad es otra. Realmente los feriantes ya se lo han repartido previamente, de la siguiente manera, esto para ti esto para mí, si como hicimos el año pasado. Necesitan de la administración solo, para nada, para cobrarles un dinero.
Dinero que no revierte en la feria aunque sea una instalación temporal, que bien serviría para mejorar la situación de los caminos entre las atracciones y máxime cuando quedaría para años venideros, que, salvo otra alternativa, de la que no hay propuesta alguna, los caballitos seguirán en el mismo sitio. No es mucho exigir que se realice una limpieza de la zona, teniendo en cuenta que, durante todo un año, no se ha tocado para nada. Y que en los caminos de tierra se consolide el firme, a fin de que no se levanten las polvaredas, fruto de las pisadas masivas y que, en caso de lluvia, no haya que sortear los charcos. Y, ¡cómo no!, mejorar los accesos para seguridad de los peatones, de los que nos beneficiamos todos


























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