Denuncia de la desdichada situación de una persona que mora nuestras calles

Es la mujer que aparece en la foto, hoy fotografiada en el entorno de Vistalegre, por el cual suele caminar a menudo, si bien no es raro verla pasear por cualquier calle, a cualquier hora, sumida en perenne caminata mientras murmura para sí misma retazos de algún pasado quién sabe si real o tormento ficticio, pero en todo caso muestra fehaciente de inestabilidad.

Esta pobre mujer siempre viste la misma ropa, una cazadora azul y un chandal grisáceo, y si bien otrora albergaba yo la suposición de que, independientemente de que su aseo fuese mayor o menor (creo que utiliza los aseos de la Biblioteca Pública de Viriato para tal uso), sí que podría hallarse bajo la tutela de alguna persona, ahora sí que sí que barajo la idea de que no debe estar al cargo de nadie, pues sus vestimentas se hallan manifiestamente deterioradas, hasta el punto de tener rasgado el pantalón y la cazadora descolorida y desvencijada.

Eso por una parte, pero queda en evidencia también que se encuentra en un estado de malnutrición más que evidente, pues sus ropas, pequeñas de por sí dado su tallaje, le quedan hoy por hoy más holgadas si cabe que antaño, cubriendo lo que no parece ser ya sino puro pellejo sobre un esqueleto andante. Sus piernas son manifiestamente inanes e incito a cualquiera que se la cruce a que repare en ellas. ¿Brazos y torso? Más de lo mismo, y sus facciones van a la par. Si a eso sumamos el constante ejercicio físico que realiza, pues no cesa de caminar de punta a punta de la ciudad, solo cabe suponer que si se mantiene en pie es por el inescrutable poder que la mente puede ejercer en el ser humano, pues su constitución física, como afirmo y no exagero, roza la inanición.

Su situación como digo es paupérrima a nivel físico; a nivel psicológico es evidente que también necesita ayuda, algo que pudiera contrastar cualquiera mínimamente observador que se la haya cruzado y escuche sus murmuraciones, muy tristes y dolorosas algunas de ellas, evocadoras de desamores pasados y pesares por el estilo, si afinamos el oído.

Se hace necesaria la intervención de los servicios sociales de nuestra ciudad para este caso, pues da la sensación de que esta persona a nadie tiene y a nadie le importa. La ayuda psicológica no se la puede dar el ciudadano medio, esta no es una cuestión de que intervenga el pueblo llano, aquí lo que hace falta es ayuda especializada, personas formadas en el ámbito psicológico y sanitario los que intervengan. Debe ser un especialista el que la aborde, del mismo modo que debiera ser un especialista el que examine sus condiciones físicas y tome medidas al respecto.

Como ciudadanos, no podemos ser tan hipócritas de ser supersolidarios en la virtualidad de internet, con sus changes.org e historias chupiguays por el estilo, y a la vez actuar como los míticos tres monos sabios, es decir, sordos, mudos y ciegos ante la miseria en nuestra localidad. Y no se entienda esto como una diatriba moralizante por parte de un "ser de luz" de esos tan en boga, líbreme Dios a mí de dar lecciones a nadie, pues nadie menos capacitado que yo para dar ejemplos de moralidad ni a criminales siquiera, pero sí que alzo la voz para que esta persona deje de ser "invisible" y reciba la atención que requiere antes de que aparezca tirada sin vida en cualquier cuneta.

Pues una vez muertos, ya es tarde para tomar medidas en relación a las personas que componen este "Cuarto Mundo", más inclemente aún que el Tercer Mundo si cabe, pues se hallan "a morir por Dios" mientras que otros (y "otras") se joden el dinero (en no pocos casos "nuestro" dinero) a espuertas. Cojones tiene.