EL CONSENSO
Replegar velas
Pedro Calzada
A lo largo y ancho del mundo, surgen políticos y partidos populistas que se caracterizan por un fuerte carácter nacionalista. Dependiendo de la idiosincrasia y del momento histórico de cada país, esos movimientos tienen un cariz considerado más de derechas o más de izquierdas pero el factor común entre todos ellos es el absoluto rechazo a la globalización.
Trump, Bolsonaro, Salvini o Nigel Farage comparten una visión reaccionaria ante un mundo sin fronteras que tiende a la convergencia cultural y que, según su doctrina, pierde la identidad de las naciones. Lo anterior es una reacción a lo que George Ritzer denominó ya en 1995 la “Mcdonalización de la sociedad”.
Sin embargo, la globalización no es una opción política, sino el producto de la revolución tecnológica y digital que ha permitido cruzar el mundo en pocas horas, comprar a golpe de click productos procedentes de otro continente y navegar por Internet sin que existan fronteras de ningún tipo.
Aquellos que buscan replegar velas y seguir pensando en marcos nacionales no lograrán que retrocedamos un siglo pero si conseguirán insuflar un sentimiento nacionalista y chovinista que ha causado grandes males y que creíamos ya superado.
La humanidad ha superado los marcos del siglo XX y ahora, en el XXI, debe enfrentarse a retos globales que trascienden de los muros ficticios que queramos construir. Por ejemplo, ¿cuándo nos tomaremos en serio el cambio climático?
A lo largo y ancho del mundo, surgen políticos y partidos populistas que se caracterizan por un fuerte carácter nacionalista. Dependiendo de la idiosincrasia y del momento histórico de cada país, esos movimientos tienen un cariz considerado más de derechas o más de izquierdas pero el factor común entre todos ellos es el absoluto rechazo a la globalización.
Trump, Bolsonaro, Salvini o Nigel Farage comparten una visión reaccionaria ante un mundo sin fronteras que tiende a la convergencia cultural y que, según su doctrina, pierde la identidad de las naciones. Lo anterior es una reacción a lo que George Ritzer denominó ya en 1995 la “Mcdonalización de la sociedad”.
Sin embargo, la globalización no es una opción política, sino el producto de la revolución tecnológica y digital que ha permitido cruzar el mundo en pocas horas, comprar a golpe de click productos procedentes de otro continente y navegar por Internet sin que existan fronteras de ningún tipo.
Aquellos que buscan replegar velas y seguir pensando en marcos nacionales no lograrán que retrocedamos un siglo pero si conseguirán insuflar un sentimiento nacionalista y chovinista que ha causado grandes males y que creíamos ya superado.
La humanidad ha superado los marcos del siglo XX y ahora, en el XXI, debe enfrentarse a retos globales que trascienden de los muros ficticios que queramos construir. Por ejemplo, ¿cuándo nos tomaremos en serio el cambio climático?

















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