Domingo, 21 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila 3
Lunes, 01 de Abril de 2019
PADRE

Antonio de Ávila Comín: En el nombre del hijo

Eugenio-Jesús de Ávila

[Img #26541]Creía en Dios y en el Hombre. Amó con locura a su esposa, Rosi, mi madre;  y a su familia, incluso a mí, que no fui el mejor de su prole. Tenía fe en la amistad, en la bondad del género humano,  en su ciudad, en el Zamora Club de Fútbol, en el Athletic Club de Bilbao.  Estudiaba la tauromaquia. Discutía con quién no la entendía para enseñarle su esencia. Se llamó Antonio de Ávila Comín. Fue mi padre, lo es aún y lo será hasta que yo deje de ser lo que soy.

Lo he llorado. Mucho.  No tanto como se merecía. Lo lloraré hasta que se me evaparon los lacrimales. Él fue el mecenas de este periódico. Nunca me censuró. Sin él, yo, su primogénito, perseguido por malandrines de la política, nunca habría vuelto a escribir una sola palabra para que los zamoranos la leyesen, para descargar mi alma, para vivir, para ganar el pan con el sudor de mi pluma, de mi ordenador. Confiaba en mí. Yo la admiraba. Antes de irse, le susurré al oído que lo querría siempre y que me perdonase mis estupideces juveniles, mi vanidad de adolescente.

Cuando se tiene un padre tan grande como él, nunca entras en competencia, no pretendes superarlo, porque es inalcanzable. Asumes que él es maestro y guía. Y te avergüenzas de haber desafiado sus enseñanzas en tiempos de esa enfermedad, la juventud, que se cura con el tiempo.

Antonio de Ávila vino a la vida para hacer el bien. No conozco a nadie que lo odiara. Si supe de felones, de personas en las que creyó que lo traicionaron. Los perdonó. Fue un hombre que conoció la felicidad: se casó con la mujer que amó y se murió amándola después de casi 65 años de matrimonio, y fue correspondido. A amor, más amor. Ahí se halla Dios.

Nunca consideró el trabajo como un castigo, más bien con un premio, más si trabajaba para el pueblo. Como su padre,  nunca comprendió que un funcionario explotase al Estado, que tratase mal al administrado, que prefiriese el título de gandul al de diligente.

Aun en las circunstancias más tristes, supo sacar una sonrisa de la tristeza, ironía de la pena, una parodia de un escándalo.

Como creía en Dios y en el cielo, hoy estará con sus padres,  Manuel y Carmen; con sus hermanos, Manolo,  al que recordó en su último delirio; Pilar y Fernando. Se gastará bromas con su íntimo Félix del Hoyo, hablará de la cofradía de Jesús Nazareno y de cómo organizarla con su presidente, Macario Delgado, y asistirá  su espíritu  esta Semana Santa al Santo Entierro, y le dará las gracias a su presidente Graceliano Hernández, por su silencio, por su corona de flores. Discutirá de política, de la II República, con Franco y Manuel Azaña; con Adolfo Suárez de sus errores, de las autonomías que sobran, de la Ley Electoral, injusta; y después sacará alguna broma a relucir para que sonrían los serafines, arcángeles y ángeles. E intentará, hasta que yo me muera, convencerme de que Dios existe. Pero antes, cuando se encuentre con San Pedro, le echará una bronca por haber sido tan pusilánime.

1 de abril de 2019. Mi padre, Antonio de Ávila Comín, derrotó a la muerte, porque cuando se ama tanto, las parcas se avergüenzan. A partir de hoy, yo seré menos, mientras su memoria me iluminará hasta que me vaya con él a otra dimensión. Nada más.

Gracias a todos los que me mostraron durante estos días su inmenso cariño por su persona. Los buenos siempre aman a los buenos.

 

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  • Gonzalo

    Gonzalo | Martes, 02 de Abril de 2019 a las 20:06:51 horas

    Me uno a tu dolor... aún sabiendo que, ni siquiera, podré acercarme.
    Tú padre, desde allá, se sentirá orgulloso de tí...y se lo dirá a todos esos que has citado.
    Un abrazo

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  • Alfonso Mayo Blanco

    Alfonso Mayo Blanco | Lunes, 01 de Abril de 2019 a las 23:02:38 horas

    Hubo un tiempo en el que por mi valía personal, nadie daba ni tres cuartos, a salva excepción de D. José Antolín Martin Martin ( R.I.P.) y el ínclito D. Antonio de Avila Comín, a la sazón PADRE de mi mejor AMIGO Eugenio.
    Uno hizo de mentor en mi fugaz paso por el mundo de la política, que si bien hubo momentos tremendamente duros y desagradables, me dio la posibilidad y oportunidad de conocer al que fuera a posteriori uno de mis mejores amigos (Eugenio).
    Y, como todo en la vida está encadenado por el destino, vino a ser su padre D. Antonio de Avila Comín, que en conexión con el mundo del deporte, en el que pude contribuir como directivo en el Zamora F.C.
    A ambos, les debo agradecimiento eterno.
    A D. Antonio, un poquito más puesto que me ha dejado de herencia un FIEL Y BUEN AMIGO.
    No puedo por menos a parte de obligado cumplimiento como AMIGO que unirme y acompañarlo en su tremendo dolor.
    A D. Antonio, desearle que la tierra le sea leve y que esté ya a la vera del Señor.
    A mi amigo, no soy de pluma fácil para expresarle mis sentimientos, que mis palabras no sean huecas.
    Que soy consciente de sus creencias, la más arraigada, la herencia de su PADRE, la de creer en EL HOMBRE.
    Tan solo decirte que me tienes.
    Un fuerte y sincero abrazo.

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  • Amparo

    Amparo | Lunes, 01 de Abril de 2019 a las 22:56:31 horas

    Eugenio, sois una familia maravillosa, a la que es imposible no querer. Tu padre siempre tenía esa dulzura que echaremos de menos en nuestros cruces por el portal, pero sin duda repartió muy bien su amor entre todos y desde luego nos ha dejado en herencia personas maravillosas como tú... graciasssssssss. Ánimo

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