Sábado, 20 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila
Martes, 07 de Mayo de 2019
PERSPECTIVAS

Buenos y malos políticos y periodistas

Eugenio-Jesús de Ávila

[Img #27238]Ryszard Kapuscinski: “'Para ser buen periodista hay que ser buena persona”. Sin duda. Colijo del aserto del polaco que hay muchos periodistas mediocres. Parodió al periodista: “Para ser un buen político hay que ser buena persona”. Pero voy a matizar. Hay buenas personas en política, sin duda; pero pueden fracasar en la gestión de la res pública. Pero el político que es mala persona ejecutará acciones perjudiciales para el pueblo, traicionará a sus compañeros, mentirá, engañará, irá a lo suyo, a lucrarse en el cargo, al nepotismo, a la corrupción.

Confieso que no me fío de ningún político profesional, que es aquella persona que, desde muy joven, quiere hacer carrera en la res pública. Para lograr su objetivo, vivir de la política, empleará todo tipo de acciones, sancionadas por la sociedad: felonía, deslealtad, infamia. Se convierte en un ser amoral. Por alcanzar la cumbre de la montaña institucional, sería capaz de negar a su madre, engañar a su amigo íntimo, vender el alma.

Merced a esta profesión, he conocido a muchos políticos y demasiados periodistas. Mi experiencia, algo empírico, me enseñó que las buenas personas en política fueron traicionadas por sus compañeros, gente sin principios, sin valores, mala. Verbigracia: J. Antolín Martín. Su vida la marcaron la vileza, la indignidad, la canallada de personas en las que confió para convertir la Diputación en una institución libérrima de nepotismo, corrupciones, de maletines, de jetas. Le costó el puesto, tras una moción de censura dirigida desde la Junta de Castilla y León por Lucas, un personaje que todavía sigue en la res pública. Y, años después, irse de Zamora a otra ciudad hermana, para no cruzarse, día tras día, con los malandrines de la política.

Ha habido canallas a derecha e izquierda, arriba y abajo y al centro. No se trata de un fenómeno innato a la res pública, porque en el mundo del periodismo, casi un espejo de la política, se reproducen este tipo de profesionales de la coba, la traición, la mentira, la cobardía, el servilismo y la adulación. Gente que carece de escrúpulos, que se vende por cuatro perras, que cambia de chaqueta cual políticos por un publicidad institucional, o cuando presiente la caída del político que le inyecto dinero en forma de publicidad institucional  durante años y años, mandato tras mandato.

Directores mediocres, tanto como alcaldes y presidentes de diputaciones y autonomías, pasaron por mi vida profesional, definidos por su escaso bagaje cultural, nulo intelecto, pelotas de los editores, de los que pagan y censuran. Si la política se ha convertido en un lupanar, en una zahúrda, un muladar, una cochiquera, se debe a la complicidad de los medios de comunicación, comprados con publicidad pública, silentes ante la corrupción.

Francisco Guarido, que es un buen político y una buena persona, a una pregunta que le formulé sobre su bonhomía, respondió que toda la gente que se dedica a la política es buena. Perdóneme mi alcalde, pero no estoy, en absoluto, de acuerdo con su aserto. Verbigracia. Durante una década de mi vida fui perseguido, laboralmente, por la reencarnación del maligno en la política Y, ahora mismo, se me intenta hacer daño personal y profesional. Yo solo voto a las buenas personas. Y, si después fracasan en el ejercicio político, seguirá siendo buena gente. Pero, si colocamos al mal en la administración de la res pública, el pueblo, todos, usted y yo, este y aquel, lo pagaremos.

 

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