NACIÓN
Pactos imprescindibles
Si no por convicción, por necesidad y al servicio de los ciudadanos
Marino Carazo Martín
Parece asumido por todos, y se oye constantemente, que las mayorías de gobierno han acabado y que hay que buscar otras fuerzas políticas con quien pactar y ponerse de acuerdo. Como dice Ángel Gabilondo, "si no es por convicción, ha de ser por necesidad, pero los pactos son imprescindibles".
Pero son palabras que chocan con el hecho de los constantes vetos o "cordones sanitarios" que los partidos se aplican entre sí y todas las pegas que se ponen en, lo que piensan, beneficio propio. A todos les cuesta llevar a término esa necesidad irrefutable.
La gente, a nivel de calle, también manifiesta como inútil votar a una formación para que luego "pacten con quien les dé la gana". Una afirmación que, cuando se tiene oportunidad de desarrollarla en charla amistosa con el interlocutor, se traduce, casi siempre, en que ese tono despectivo manifestado hacia los pactos, desaparece si los pactos son de su agrado ideológico. Entonces, sus reticencias se transforman en completo apoyo y ven los pactos lógicos y positivos. Ésta es la naturaleza humana y así somos de parciales y egoístas.
Cada uno de nosotros ha votado en las elecciones a quien mejor nos ha parecido, normalmente guiados por nuestra forma de pensar y actuar, y esa confianza que hemos dado a ésta o aquella formación política, ha de extenderse también a su capacidad de entablar dialogo y llegar a acuerdos con el resto de partidos a fin de formar una mayoría, lo más estable posible, que pueda gobernar y solucionar los asuntos de la mayoría durante los siguientes cuatro años.
Ningún partido tiene asegurada la excelencia de su programa al 100%, pero, aunque así fuera, si no tienen la posibilidad de ponerlo en práctica, de poco les sirve. Siempre es mejor conseguir aplicarlo en un menor porcentaje, pactando con otros partidos, a que por un "quítame allá esa pajas" sean otros los que gobiernen con un ideario opuesto al que se pretendía implantar, yendo en perjuicio de los propios votantes.
Dicho esto, se ha de buscar pactar con los más iguales ideológicamente, por la sencilla razón de que los objetivos son más cercanos, pero sin descartar del todo otras posibilidades. No olvidemos que pactar significa, también, ceder parte de las posiciones propias en aras de un acuerdo global aceptable y que signifique mejoras para toda la sociedad.
Valls, el independiente de C´s por Barcelona, ha dicho, y dado una lección con ello, que "a veces, en política, hay que elegir lo menos malo". "Malo" para unos o "bueno" para otros, cualquier pacto ha de buscar un equilibrio razonable. Valls lleva su teoría a la práctica, y demuestra la sinceridad de sus palabras al ofrecer sus votos, sin contraprestaciones, a Colau para que pueda ser alcaldesa de Barcelona.
Esta es la idea que subrayo y si, semejante paradigma, se llevara a cabo en otros territorios importantes, o que no lo sean tanto, redundaría en mejorar las condiciones de vida y los servicios de los ciudadanos de dichos territorios y podría desbancar a quienes han gobernado, alguno de esos territorios, 30 años, ininterrumpidamente y con pésimos resultados, además de, en muchos casos, han usado el poder para el enriquecimiento personal de dirigentes y empresarios amigos, además de la financiación ilícita del propio partido.
Claro ejemplo sería, el factible acuerdo a tres bandas que podría significar la alcaldía de Barcelona para Podemos, la Comunidad de Madrid, para Gabilondo, la de Castilla y León para el PSOE, y la alcaldía de Madrid para Ciudadanos. Esto último, una valiosísima cesión, dada la buena gestión de Carmena y ser, para mí, la mejor candidata además de las más votada. Pero se ha de reconocer que, con pacto o sin él, Manuela tiene harto difícil repetir en el cargo. En todo caso, se ganaría globalmente y, como "mal menor", mejor tener a Begoña Villacís de alcaldesa que al Almeida del PP, si con ello se gana la posibilidad de gobiernos progresistas en los citados territorios, favoreciendo a sus ciudadanos. Unos territorios perdidos de antemano si no hay acuerdos.
Sin cesiones, no hay pactos y los pactos ofrecen soluciones. Habrá quien diga que se trata de un cambio de "cromos", o que "se buscan sillones", pero afirmo, y mantengo, que no es verdad, que se necesita, como el agua, un gobierno progresista ya en la Junta de CyL, 30 años después, y que la vida de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, merece el gobierno honesto y fértil de Gabilondo que desbanque a un PP que gobierna desde el "Tamayazo" y al que puede dar continuidad la pepera Ayuso (la que reivindica los atascos). De darse el acuerdo, gobernarían todos ellos en minoría, por lo tanto, bajo el control de sus socios de pacto a lo largo de la legislatura.
Todo esto vale también para, y ha de aplicarse el cuento respecto al gobierno del Estado, Pablo Iglesias, que ha de apoyar un gobierno del PSOE, sin condiciones, con o sin ministros en el gobierno. Más si cabe sin ellos, lo que le daría una mayor libertad de acción a la hora controlar su acción legislativa. Dada la importancia de la decisión, espero que no repita, el de Galapagar, el error de 2015 y vuelva a entregar, de facto, el gobierno a las derechas provocando una indeseable repetición de elecciones en la que, su formación, visto lo visto, podría, incluso, llegar a desaparecer.
Los Pactos son, hoy por hoy, imprescindibles, sea cual sea su variante y siempre son democráticos. Incluso, hasta se ha de admitir, sin conocer las circunstancias, la validez, aunque resulte raro, del que parece está elaborando Podemos para expulsar al PSOE de la alcaldía de Alcalá de Guadaira (publicación de eldiario.es) tras muchos años, y que incluye... a VOX en la necesaria suma de votos.
Marino Carazo Martín
Marino Carazo Martín
Parece asumido por todos, y se oye constantemente, que las mayorías de gobierno han acabado y que hay que buscar otras fuerzas políticas con quien pactar y ponerse de acuerdo. Como dice Ángel Gabilondo, "si no es por convicción, ha de ser por necesidad, pero los pactos son imprescindibles".
Pero son palabras que chocan con el hecho de los constantes vetos o "cordones sanitarios" que los partidos se aplican entre sí y todas las pegas que se ponen en, lo que piensan, beneficio propio. A todos les cuesta llevar a término esa necesidad irrefutable.
La gente, a nivel de calle, también manifiesta como inútil votar a una formación para que luego "pacten con quien les dé la gana". Una afirmación que, cuando se tiene oportunidad de desarrollarla en charla amistosa con el interlocutor, se traduce, casi siempre, en que ese tono despectivo manifestado hacia los pactos, desaparece si los pactos son de su agrado ideológico. Entonces, sus reticencias se transforman en completo apoyo y ven los pactos lógicos y positivos. Ésta es la naturaleza humana y así somos de parciales y egoístas.
Cada uno de nosotros ha votado en las elecciones a quien mejor nos ha parecido, normalmente guiados por nuestra forma de pensar y actuar, y esa confianza que hemos dado a ésta o aquella formación política, ha de extenderse también a su capacidad de entablar dialogo y llegar a acuerdos con el resto de partidos a fin de formar una mayoría, lo más estable posible, que pueda gobernar y solucionar los asuntos de la mayoría durante los siguientes cuatro años.
Ningún partido tiene asegurada la excelencia de su programa al 100%, pero, aunque así fuera, si no tienen la posibilidad de ponerlo en práctica, de poco les sirve. Siempre es mejor conseguir aplicarlo en un menor porcentaje, pactando con otros partidos, a que por un "quítame allá esa pajas" sean otros los que gobiernen con un ideario opuesto al que se pretendía implantar, yendo en perjuicio de los propios votantes.
Dicho esto, se ha de buscar pactar con los más iguales ideológicamente, por la sencilla razón de que los objetivos son más cercanos, pero sin descartar del todo otras posibilidades. No olvidemos que pactar significa, también, ceder parte de las posiciones propias en aras de un acuerdo global aceptable y que signifique mejoras para toda la sociedad.
Valls, el independiente de C´s por Barcelona, ha dicho, y dado una lección con ello, que "a veces, en política, hay que elegir lo menos malo". "Malo" para unos o "bueno" para otros, cualquier pacto ha de buscar un equilibrio razonable. Valls lleva su teoría a la práctica, y demuestra la sinceridad de sus palabras al ofrecer sus votos, sin contraprestaciones, a Colau para que pueda ser alcaldesa de Barcelona.
Esta es la idea que subrayo y si, semejante paradigma, se llevara a cabo en otros territorios importantes, o que no lo sean tanto, redundaría en mejorar las condiciones de vida y los servicios de los ciudadanos de dichos territorios y podría desbancar a quienes han gobernado, alguno de esos territorios, 30 años, ininterrumpidamente y con pésimos resultados, además de, en muchos casos, han usado el poder para el enriquecimiento personal de dirigentes y empresarios amigos, además de la financiación ilícita del propio partido.
Claro ejemplo sería, el factible acuerdo a tres bandas que podría significar la alcaldía de Barcelona para Podemos, la Comunidad de Madrid, para Gabilondo, la de Castilla y León para el PSOE, y la alcaldía de Madrid para Ciudadanos. Esto último, una valiosísima cesión, dada la buena gestión de Carmena y ser, para mí, la mejor candidata además de las más votada. Pero se ha de reconocer que, con pacto o sin él, Manuela tiene harto difícil repetir en el cargo. En todo caso, se ganaría globalmente y, como "mal menor", mejor tener a Begoña Villacís de alcaldesa que al Almeida del PP, si con ello se gana la posibilidad de gobiernos progresistas en los citados territorios, favoreciendo a sus ciudadanos. Unos territorios perdidos de antemano si no hay acuerdos.
Sin cesiones, no hay pactos y los pactos ofrecen soluciones. Habrá quien diga que se trata de un cambio de "cromos", o que "se buscan sillones", pero afirmo, y mantengo, que no es verdad, que se necesita, como el agua, un gobierno progresista ya en la Junta de CyL, 30 años después, y que la vida de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, merece el gobierno honesto y fértil de Gabilondo que desbanque a un PP que gobierna desde el "Tamayazo" y al que puede dar continuidad la pepera Ayuso (la que reivindica los atascos). De darse el acuerdo, gobernarían todos ellos en minoría, por lo tanto, bajo el control de sus socios de pacto a lo largo de la legislatura.
Todo esto vale también para, y ha de aplicarse el cuento respecto al gobierno del Estado, Pablo Iglesias, que ha de apoyar un gobierno del PSOE, sin condiciones, con o sin ministros en el gobierno. Más si cabe sin ellos, lo que le daría una mayor libertad de acción a la hora controlar su acción legislativa. Dada la importancia de la decisión, espero que no repita, el de Galapagar, el error de 2015 y vuelva a entregar, de facto, el gobierno a las derechas provocando una indeseable repetición de elecciones en la que, su formación, visto lo visto, podría, incluso, llegar a desaparecer.
Los Pactos son, hoy por hoy, imprescindibles, sea cual sea su variante y siempre son democráticos. Incluso, hasta se ha de admitir, sin conocer las circunstancias, la validez, aunque resulte raro, del que parece está elaborando Podemos para expulsar al PSOE de la alcaldía de Alcalá de Guadaira (publicación de eldiario.es) tras muchos años, y que incluye... a VOX en la necesaria suma de votos.
Marino Carazo Martín




















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