DEBATE E HISTORIA
Pedro Sánchez: entre Largo Caballero y Besteiro
Eugenio-Jesús de Ávila
Debate de investidura. Pedro Sánchez puede elegir entre ser Largo Caballero o Besteiro, o quizá Indalecio Prieto, si bien el PSOE de la transición y democracia no tiene nada qué ver con el de la II República y menos con el que se manifestó en plena Guerra Civil. Felipe González abjuró del marxismo. Zapatero y Sánchez, dos burguesazos de libro, como Pablo Iglesias, nunca entenderían a Marx. Sostengo que el genio de Tréveris, de vivir ahora, tampoco sería marxiano.
Largo nunca fue un intelectual, más bien un obrero con aspiraciones de revolucionario. Ahora ya no hay hijos del proletariado en política. Todo es pequeña burguesía. Veamos. Recordemos. Memoria histórica. Diario socialista “Claridad”. 16 de julio de 1936: “La lógica histórica aconseja soluciones más drásticas. Si el estado de alarma no puede someter a las derechas, venga, cuanto antes, la dictadura del Frente Popular. Dictadura por dictadura, la de izquierdas. ¿No quiere el Gobierno? Pues sustitúyale por un Gobierno dictatorial de izquierdas… ¿No quiere la paz civil? Pues sea la guerra civil a fondo. Todo menos el retorno de las derechas». Más de Largo, pues vamos a ello. EL Socialista, periódico oficial del PSOE. 25 de julio de 1933: “Habrá que expropiar a la burguesía por la violencia”. Y algo más que ilustra sobre el talante democrático del Lenin Español: “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución.”
No creo que Pedro Sánchez sea partidario de las palabras y los hechos de Largo Caballero. Acudo a Indalecio Prieto, la segunda voz del PSOE de la II República: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario (6 de octubre de 1934: más de 1.400 muertos en toda España). Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo…”.
Me temo que el socialista más cuerdo, cabal, razonable, culto fue Besteiro, el único que murió en una cárcel de Franco, el que no huyó como tantos de sus compañeros. Tras la Guerra Civil, en prisión, señaló a los responsables de la tragedia que asoló la patria: «Estamos derrotados por nuestras culpas, aunque hacer mías esas culpas no deje de ser retórica. Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración más grande que han conocido, quizás, los siglos».
Ahora, en este verano de 2019, cuando un pedazo de España camina hacia el abismo, Pedro Sánchez debería leer a sus antepasados políticos, no sentirse orgulloso de los 140 años de historia del PSOE y seguir la línea de Besteiro: “Estáis envenenando la conciencia de los trabajadores con una propaganda falsa, que solo puede llevar a un baño de sangre y luego a luchas entre las propias izquierdas.”
Y sobre el nacionalismo también hay reflexiones de otro socialista, el doctor Negrín, presidente del Gobierno: “No hay más que una nación: ¡España! No se puede consentir esta sorda y persistente campaña separatista, y tiene que ser cortada de raíz. Nadie se interesa tanto como yo por las peculiaridades de su tierra; amo entrañablemente todas las que se refieren a Canarias y no desprecio sino que exalto las que poseen otras regiones, pero por encima de todas esas peculiaridades, España”.
Si Pedro Sánchez llega a acuerdo de gobierno con Podemos, necesitará, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2020 del voto secesionista: los hijos y amigos de ETA, más los de Junqueras, Puigdemont y racistas del PNV. Cierto que se evitaría este nuevo chantaje con la abstención de PP y Ciudadanos. Pero me temo que España alberga la peor clase política de Europa y al pueblo más estabulado del viejo continente.
«¿Tendremos que resignarnos a que España caiga también en una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta?». Hago mía esta pregunta reflexiva de Azaña.
Amenaza tormenta atmosférica en Zamora mientras la nación se cubre de negros nubarrones. Ojalá Pedro Sánchez leyese a Besteiro y leyese el libro de Gabriel Mario de Coca: “Anti-Caballero: crítica marxista de la bolchevización del Partido Socialista: 1930-1936.
Pedro Sánchez deberá elegir entre pactar con bolcheviques aburguesados y independentistas o profundizar en esta democracia de carto piedra. El problema no estriba ahora entre izquierda o derecha, sino es que este sistema de libertades sea equitativo, nadie sea más que nadie y se respeten a las personas, sea cual fuere sus idelogìas.
Historia. Nunca memoria. Yo no había nacido cuando España se suicidó.
Fotografía: Julián Besteiro, un ejemplo de socialista y demócrata. No son incompatibles.
Debate de investidura. Pedro Sánchez puede elegir entre ser Largo Caballero o Besteiro, o quizá Indalecio Prieto, si bien el PSOE de la transición y democracia no tiene nada qué ver con el de la II República y menos con el que se manifestó en plena Guerra Civil. Felipe González abjuró del marxismo. Zapatero y Sánchez, dos burguesazos de libro, como Pablo Iglesias, nunca entenderían a Marx. Sostengo que el genio de Tréveris, de vivir ahora, tampoco sería marxiano.
Largo nunca fue un intelectual, más bien un obrero con aspiraciones de revolucionario. Ahora ya no hay hijos del proletariado en política. Todo es pequeña burguesía. Veamos. Recordemos. Memoria histórica. Diario socialista “Claridad”. 16 de julio de 1936: “La lógica histórica aconseja soluciones más drásticas. Si el estado de alarma no puede someter a las derechas, venga, cuanto antes, la dictadura del Frente Popular. Dictadura por dictadura, la de izquierdas. ¿No quiere el Gobierno? Pues sustitúyale por un Gobierno dictatorial de izquierdas… ¿No quiere la paz civil? Pues sea la guerra civil a fondo. Todo menos el retorno de las derechas». Más de Largo, pues vamos a ello. EL Socialista, periódico oficial del PSOE. 25 de julio de 1933: “Habrá que expropiar a la burguesía por la violencia”. Y algo más que ilustra sobre el talante democrático del Lenin Español: “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución.”
No creo que Pedro Sánchez sea partidario de las palabras y los hechos de Largo Caballero. Acudo a Indalecio Prieto, la segunda voz del PSOE de la II República: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario (6 de octubre de 1934: más de 1.400 muertos en toda España). Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo…”.
Me temo que el socialista más cuerdo, cabal, razonable, culto fue Besteiro, el único que murió en una cárcel de Franco, el que no huyó como tantos de sus compañeros. Tras la Guerra Civil, en prisión, señaló a los responsables de la tragedia que asoló la patria: «Estamos derrotados por nuestras culpas, aunque hacer mías esas culpas no deje de ser retórica. Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración más grande que han conocido, quizás, los siglos».
Ahora, en este verano de 2019, cuando un pedazo de España camina hacia el abismo, Pedro Sánchez debería leer a sus antepasados políticos, no sentirse orgulloso de los 140 años de historia del PSOE y seguir la línea de Besteiro: “Estáis envenenando la conciencia de los trabajadores con una propaganda falsa, que solo puede llevar a un baño de sangre y luego a luchas entre las propias izquierdas.”
Y sobre el nacionalismo también hay reflexiones de otro socialista, el doctor Negrín, presidente del Gobierno: “No hay más que una nación: ¡España! No se puede consentir esta sorda y persistente campaña separatista, y tiene que ser cortada de raíz. Nadie se interesa tanto como yo por las peculiaridades de su tierra; amo entrañablemente todas las que se refieren a Canarias y no desprecio sino que exalto las que poseen otras regiones, pero por encima de todas esas peculiaridades, España”.
Si Pedro Sánchez llega a acuerdo de gobierno con Podemos, necesitará, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2020 del voto secesionista: los hijos y amigos de ETA, más los de Junqueras, Puigdemont y racistas del PNV. Cierto que se evitaría este nuevo chantaje con la abstención de PP y Ciudadanos. Pero me temo que España alberga la peor clase política de Europa y al pueblo más estabulado del viejo continente.
«¿Tendremos que resignarnos a que España caiga también en una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta?». Hago mía esta pregunta reflexiva de Azaña.
Amenaza tormenta atmosférica en Zamora mientras la nación se cubre de negros nubarrones. Ojalá Pedro Sánchez leyese a Besteiro y leyese el libro de Gabriel Mario de Coca: “Anti-Caballero: crítica marxista de la bolchevización del Partido Socialista: 1930-1936.
Pedro Sánchez deberá elegir entre pactar con bolcheviques aburguesados y independentistas o profundizar en esta democracia de carto piedra. El problema no estriba ahora entre izquierda o derecha, sino es que este sistema de libertades sea equitativo, nadie sea más que nadie y se respeten a las personas, sea cual fuere sus idelogìas.
Historia. Nunca memoria. Yo no había nacido cuando España se suicidó.
Fotografía: Julián Besteiro, un ejemplo de socialista y demócrata. No son incompatibles.























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.34