Eugenio de Ávila
Miércoles, 24 de Julio de 2019
ME QUEDA LA PALABRA

Derechas e izquierdas

Eugenio-Jesús de Ávila

[Img #28509]Una persona de derechas respeta la propiedad privada, prefiere la libertad individual al colectivismo, le gusta la democracia burguesa, la familia tradicional, está en contra del aborto, suele creer en Dios, también en la libertad de empresa y en las tradiciones populares y se siente patriota, y, por último, entre sus créditos, teme mucho al Estado.

Ser de derechas, en España, está mal visto. Si eres poeta, escritor, periodista, cineasta o intelectual y te confiesas hombre o mujer conservadores, la gente de izquierdas los despreciará. Empírico. A no ser que seas nacionalista vasco o catalán, que están bien vistos. Los hijos de Arana, don Sabino, autor de frases como, verbigracia: “El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón”, o los de Pujol, autor de esta profunda reflexión: El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual”. Los herederos ideológicos de estos etnicistas, que no son de derechas, ni conservadores, sino discípulos de Hitler, mandan en España desde que se instauró la democracia, primero con el PSOE y después con el PP, y, en breve, con Pedro Sánchez.

Las izquierdas españolas, perdón por calificarlas así, nunca toleraron que las derechas, no hay tantas, porque el individuo se halla por encima del partido. Sucedió durante la II República, sistema en el que los conservadores sobraban. Cuando el centro derecha, los radicales de Lerroux, republicano burgués, y la CEDA de Gil Robles, ganó las elecciones en 1933, poco después Azaña, que era otro burgués, pidió a Alcalá- Zamora que las suspendiese y convocaso otras nuevas. El 6 de octubre de 1934, golpe de Estado del PSOE en toda España, que solo triunfa, parcialmente en Asturias, cobrándose unos 1.400 muertos. La derecha carecía de derecho a gobernar la República.

La izquierda de ahora, la de Zapatero, anteriormente, y la de Pedro Sánchez, en la actualidad, dejaría a la gente de derechas, conservadoras y liberales en una especie de reserva india, porque la considera inferior moral, intelectual y políticamente. La izquierda de ahora tampoco es la de antes, me refiero a la bolchevique o socialista. Ni en el fondo ni en la forma, solo en la propaganda, porque le interesa señalar a un enemigo para tener argumentos, cuando la hostilidad se desarrolla en sus contradicciones entre la teoría y la praxis, entre lo que habla y lo que hace. El Real Madrid necesita al Barça para ganar adeptos. Las izquierdas están muy satisfechas con tener a un PP como del de Rajoy y a un Vox patriota, al que potenciar para esquilmar a los de Casado.

Una persona de izquierdas debería ser, que no siempre es –el inmenso abismo entre el deseo y la realidad-, contraria a la libertad individual, partidaria de lo colectivo, del Estado, de que todo ser humano fuese funcionario; por supuesto, enemiga de la propiedad privada, incluso acabar con ella, si se pudiera o pudiese; terminar, liquidar, finiquitar  con los privilegios, el nepotismo, la desigualdad, las clases y, por supuesto, con toda herencia familiar. Nadie puede ser más que nadie. Solo el trabajo y el talento definen jerarquías, pero con respeto hacia el menos dotado intelectual y físicamente.

Ahora, el lector debería establecer una taxonomía para definir qué partidos españoles son de izquierdas, cuáles de derechas, y si existe una autoridad moral superior en virtud de la ideología por la que cada cual se defina.

Solo afirmo, empírico, que hay mucha gente de izquierdas que no sabe que es de derecha, ultraconservadora. Pregunta cándida: ¿Las izquierdas representan a los obreros y las derechas a los ricos? ¿Entonces hay más de 12 millones de millonarios en España? Que un trabajador vote a los partidos conservadores no resulta tan patético que un plutócrata elija a partidos de las izquierdas?

Y una frase de Ortega y Gasset para concluir este artículo, con la que, ha tiempo, concuerdo, prólogo de su obra “La rebelión de las masas” (1937): “Ser de la izquierda es, como ser la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral".

 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.110

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.