Eugenio de Ávila
Sábado, 07 de Septiembre de 2019
TERCERA DIVISIÓN

El Zamora resuelve el partido en tres minutos

Tardaron los rojiblancos en solventar el partido ante el Real Burgos, pero los cambios realizados por Movilla en la segunda mitad, con la entrada de Valentín y Zotes y la dirección de Ramos, en su sitio, dieron su fruto

Si David Movilla se hubiera dedicado a la pintura, se le calificaría dentro de las vanguardias. Pero es entrenador de fútbol. Eso sí, hace con los jugadores, como un pintor con los colores. Mezcla en su paleta rojo con azul, naranja con gris, amarillo con rosa. Traduzco. Cuando llegaba el ocaso de sol, el técnico vasco compuso un once inicial con un planteamiento en la medular muy diferente a todo lo visto hasta la fecha. Colocó de pivote a Juanan, a Ramos, escorado a la izquierda, y a Vallejo, con querencia por la diestra. Y dos delanteros en punta: Escudero y Rubiato. Y las cosas no salieron. El jugador charro no condujo bien al equipo y tanto Ramos como Vallejo no sumaban fútbol y estorbaban a sus laterales cuando querían subir las bandas.

Pese a ese desmadre, el cuadro rojiblanco gozó de oportunidades para irse al descanso con ventaja clara en el marcador, máxime con un Real Burgos que tardó en disparar, además muy mal, un cuarto de hora. Los castellanos se metieron en su campo para aguantar lo que se suponía un acoso intenso del Zamora. Hubo oportunidades, como digo, pero fútbol ninguno. Así, sin goles, se llegó al finiquito de la primera entrega del partido. No obstante, aprovechando que se atendía a un jugador blanco, Movilla llamó a los tres centrocampistas para indicarles lo que quería y, supongo, comentarles lo que no le estaba gustando. Ojo.

Y, para sorprender aún más a la parroquia, nada más comenzar la segunda mitad, dos cambios: Valentín y Zotes sustituían a Rubiato y Vallejo. Y ese detalle le salió bien a Movilla, además, algo que el público no percibió: El Zamora cambió su sistema de juego, con Ramos,  como director de orquesta, y Juanan para batallar, misión para la que el jugador salmantino se halla más dotado.

Y, en el espacio de tres minutos, 63 y 66, el cuadro rojiblanco sentenciaba el partido, merced a una excelente acción individual de Valentín, rapidísimo, muy hábil, que se fue por piernas del defensa y batió al portero burgalés en su salida, y después, con un falta magistral, libre directo, de Carlos Ramos, que volvió a ser el de siempre en su auténtico puesto.

Y, hasta el final del partido, voluntarismo castellano y mejor juego rojiblanco, con buenas acciones individuales y fallos garrafales ante el meta visitante.

No fue, en definitiva, un partido para guardar en la memoria, pero sí para conocer más a David Movilla, que siempre sorprende con sus decisiones y que suelen salirle bien. Eso sucedió en la víspera de la Virgen de la Concha, Patrona de la ciudad. Amén.

 

Fotografías:  Esteban Pedrosa

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