COFRADÍA JESÚS NAZARENO Y ÁNIMAS DE LA CAMPANILLA
En recuerdo de los hermanos difuntos
Estreno en la celebración de los nuevos párrocos de Toro
La Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla de Toro celebró el pasado domingo, 3 de noviembre, su tradicional Fiesta del Cementerio o de Difuntos. Según establece el ritual organizado por la Cofradía, la comitiva se reunió a las 10.00 horas en la sede de la hermandad, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, y desde allí comenzó su procesión hasta el cementerio de la localidad, donde se ofició una misa por los difuntos de la hermandad.
El desfile procesional hasta el camposanto, como es habitual, estuvo presidido por el Capellán y los Abades de la Cofradía, a quienes se unieron otras autoridades. Durante su recorrido por las calles de Toro, tanto en el camino de ida al cementerio como en el camino de regreso, la comitiva realizó las diez paradas señaladas para rezar un responso. En el trayecto de ida, estas paradas se llevaron a cabo en el cruce de la calle El Sol con la calle Rejadorada, el Ayuntamiento, la iglesia de Santo Tomás Cantuarense, el Cementerio Viejo (inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil), el primer badén del Camino del Cementerio y la entrada al camposanto, mientras que en el trayecto de vuelta, las paradas se realizaron en el cruce de la calle San Antón con el Paseo del Canto, el cruce de la calle Arbas con la calle Tablarredonda, la plaza de Santa Marina (bajo el Arco del Reloj) y el cabildo de la iglesia de Santa Catalina, lugar en el que se despidió el acto de forma oficial.
La estancia en el cementerio tiene como finalidad, además de depositar una corona de flores en la capilla por los hermanos difuntos, la asistencia a una misa, que oficia el Capellán, en el centro del camposanto, junto a un catafalco que la Cofradía coloca allí para esta ceremonia. Y es que, como señaló el presidente de la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, Crescencio Álvarez, este oficio religioso "tiene sus orígenes en el fin principal de la hermandad toresana, el de rogar por las almas de los hermanos difuntos", y siempre se celebra el domingo siguiente al Día de las Ánimas, dos de noviembre, o ese mismo día si coincide en domingo.
Tras la celebración de la Fiesta de Difuntos, Álvarez destacó la "altísima" participación en el acto, y reconoció que "he terminado contento", especialmente porque se trata de una procesión popular "con mucho respeto por parte de los hermanos". Además, añadió que "lo que más me ha gustado es que había muchas hermanas, mujeres cofrades, acompañando la procesión", frente al primer año en el que entraron las mujeres en la hermandad, momento en el que "sólo asistió una mujer perteneciente a la Cofradía". En este sentido, Álvarez aseguró que "se agradece que se impliquen", y matizó que considera "muy positivo que también las hermanas acudan a todos los actos".
Por otra parte, también resaltó, como novedad, la presencia en la Fiesta del Cementerio de los nuevos párrocos de Toro, ya que José Alberto Sutil realizó el primer recorrido y ofició la misa, aunque en el segundo recorrido le sustituyó el diácono, dados los numerosos compromisos que los párrocos tienen que atender. Y como curiosidad, Álvarez señaló que el párroco "comentó que se había quedado sorprendido por la cantidad de gente que participó".
Fotos: Samuel HC
La Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla de Toro celebró el pasado domingo, 3 de noviembre, su tradicional Fiesta del Cementerio o de Difuntos. Según establece el ritual organizado por la Cofradía, la comitiva se reunió a las 10.00 horas en la sede de la hermandad, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, y desde allí comenzó su procesión hasta el cementerio de la localidad, donde se ofició una misa por los difuntos de la hermandad.
El desfile procesional hasta el camposanto, como es habitual, estuvo presidido por el Capellán y los Abades de la Cofradía, a quienes se unieron otras autoridades. Durante su recorrido por las calles de Toro, tanto en el camino de ida al cementerio como en el camino de regreso, la comitiva realizó las diez paradas señaladas para rezar un responso. En el trayecto de ida, estas paradas se llevaron a cabo en el cruce de la calle El Sol con la calle Rejadorada, el Ayuntamiento, la iglesia de Santo Tomás Cantuarense, el Cementerio Viejo (inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil), el primer badén del Camino del Cementerio y la entrada al camposanto, mientras que en el trayecto de vuelta, las paradas se realizaron en el cruce de la calle San Antón con el Paseo del Canto, el cruce de la calle Arbas con la calle Tablarredonda, la plaza de Santa Marina (bajo el Arco del Reloj) y el cabildo de la iglesia de Santa Catalina, lugar en el que se despidió el acto de forma oficial.
La estancia en el cementerio tiene como finalidad, además de depositar una corona de flores en la capilla por los hermanos difuntos, la asistencia a una misa, que oficia el Capellán, en el centro del camposanto, junto a un catafalco que la Cofradía coloca allí para esta ceremonia. Y es que, como señaló el presidente de la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, Crescencio Álvarez, este oficio religioso "tiene sus orígenes en el fin principal de la hermandad toresana, el de rogar por las almas de los hermanos difuntos", y siempre se celebra el domingo siguiente al Día de las Ánimas, dos de noviembre, o ese mismo día si coincide en domingo.
Tras la celebración de la Fiesta de Difuntos, Álvarez destacó la "altísima" participación en el acto, y reconoció que "he terminado contento", especialmente porque se trata de una procesión popular "con mucho respeto por parte de los hermanos". Además, añadió que "lo que más me ha gustado es que había muchas hermanas, mujeres cofrades, acompañando la procesión", frente al primer año en el que entraron las mujeres en la hermandad, momento en el que "sólo asistió una mujer perteneciente a la Cofradía". En este sentido, Álvarez aseguró que "se agradece que se impliquen", y matizó que considera "muy positivo que también las hermanas acudan a todos los actos".
Por otra parte, también resaltó, como novedad, la presencia en la Fiesta del Cementerio de los nuevos párrocos de Toro, ya que José Alberto Sutil realizó el primer recorrido y ofició la misa, aunque en el segundo recorrido le sustituyó el diácono, dados los numerosos compromisos que los párrocos tienen que atender. Y como curiosidad, Álvarez señaló que el párroco "comentó que se había quedado sorprendido por la cantidad de gente que participó".
Fotos: Samuel HC






















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.122