CIERRE
Tristeza por la despedida del restaurante Biere
La hostelería zamorana pierde uno de sus restaurantes esenciales
La profesionalidad y la calidad eran las señas de identidad de este templo del buen yantar, situado en el centro de Zamora, en la calle Benavente. ¿Y ahora a quién le vamos a explicar que no es Bier, sino Biere?
El restaurante Biere cerró ayer su trapa, dejando más vacía la calle Benavente, que ahora ya no tendrá su terraza ni el buen ambiente que generaba este local familiar, moderno y tradicional, con gran calidad en sus platos y enorme profesionalidad de sus propietarios, "los Rodríguez", y trabajadores.
No conozco a nadie que no tenga un recuerdo o un momento especial en su salón.
A veces los finales son un nuevo principio... ¡Suerte, familia!
El restaurante Biere cerró ayer su trapa, dejando más vacía la calle Benavente, que ahora ya no tendrá su terraza ni el buen ambiente que generaba este local familiar, moderno y tradicional, con gran calidad en sus platos y enorme profesionalidad de sus propietarios, "los Rodríguez", y trabajadores.
No conozco a nadie que no tenga un recuerdo o un momento especial en su salón.
A veces los finales son un nuevo principio... ¡Suerte, familia!

















Isabel | Sábado, 23 de Noviembre de 2019 a las 22:19:13 horas
Sí, yo también cené y comí muchas veces en La Posada y el Biere. Y certifico el comentario anterior, pero creo que se queda corto y no toca como se merece el nivel gastronómico de ambos restaurantes. Me permito hacerlo porque Pepe y Marga se lo merecen, así como toda la gran familia que formaban estos centros del placer culinario.
No voy a mentir. Tan acostumbrada como estaba al altísimo nivel de La Posada, al reconvertirse en el Biere, me temí lo peor. Pero estaba equivocada. El cocinero zamorano se reinventó y creó un restaurante popular, con una carta amplísima y unos menús con precios sumamente asequibles pero de la mayor calidad, de ahí que casi siempre nos lo encontráramos repleto de público, consciente de que recibía mucho más de lo que daba.
Pienso que la guía Michelín cometió una grave injusticia no premiando con una estrella a La Posada, pero el mayor premio de Pepe fue el apoyo constante del público fiel que le acompañó en estas dos grandes aventuras gastronómicas.
Para cerrar. 4 platos inolvidables: las geniales sopas de ajo, el insuperable revuelto, el inmejorable bacalao a la tranca y su deliciosa versión del arroz a la zamora. En los cuatro resplandecía la imaginación y creatividad de un grande de los fogones.
Magníficos Pepe y Marga, uno como cocinero y ella como excepcional y delicada directora de la sala.
Os deseo lo mejor a los dos. Y gracias por tanto como nos disteis estos años. Estáis unidos a nuestros mejores recuerdos.
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