La izquierda que fue y ya no es

La izquierda que conoció a dictadura firmó el pacto de la Transición, que traducido significó el perdón entre hermanos. Dolores Ibárruri, Rafael Alberti, Santiago Carrillo, José Prat, Felipe González, Manuel Fraga, Adolfo Suarez, rojos y azules, eligieron la paz, el perdón, la piedad.

España se acuerda de la izquierda que ya no es y padece la izquierda, que no es, la de Pedro Sánchez, cuando se a anuncia la quiebra política, precedida de una bancarrota moral, de una sociedad quebrantada, amoral, sin valores, pusilánime y zombi. El sanchismo pactará con los neocomunistas, nietos de los que fagocitaron a Largo Caballero y a las Juventudes Socialistas, y venderá su alma a ERC, el partido parásito, la formación sobre la que advirtieron Negrín y Azaña, y otros socialistas ejemplares.

Paradoja: la izquierda que nació en democracia o que era niña cuando murió Franco, los Zapatero, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias,  ha abierto, de nuevo, la herida, el olor a sangre, las salvajadas, los miles de asesinados en Paracuellos, Guernica, el bombardeo de Cabra, realizado por la aviación republicana, el primero de la Guerra Civil; el asesinato de García Lorca, el de Maeztu, el de Muñoz Seca, de hombres y mujeres inocentes, de hombres y mujeres canallas, asesinos, monstruos;  el profanar tumbas de monjas y monjes, fotografiándose con las momias; los 8.000 sacerdotes y monjas asesinados;  las guerras dentro de las guerras en Barcelona, comunistas contra anarquistas; en Madrid, marzo de 1939, Besteiro y el coronel Casado contra Negrín y los comunistas; las checas, los paseos, los crímenes en la zona nacional, aquí en Zamora, por doquier…Y más y más. Historia. No es mi memoria.

Y hay más: muchos socialistas de hoy son hijos de los franquistas de ayer. Y gente conservadora o liberal de hoy procede de familias republicanas de antaño. También hay terroristas, los de ETA y otros grupos marxistas-estalinistas, que viven en esta democracia, a los que se ha perdonado. Y más de 300 asesinados por los etarras cuyas familias desconocen quiénes los mataron.

Zapatero, un ignorante que tuvo un abuelo que no fue republicano, inició el viaje hacia la venganza en un tren que descarrilará antes de llegar a la estación de la historia. Después del pusilánime Rajoy y la pedante Soraya, un nuevo maquinista conduce el convoy hacia un nuevo enfrentamiento entre españoles. Nunca hubo dos Españas, muchas, demasiadas. Los que no somos de ninguna de aquellas dos , nos causan náuseas el odio, fingido, como malos actores de teatros, de políticos de tres al cuarto que no conocieron ni la dictadura ni las salvajadas de la Guerra Civil, protagonizada por dos bandos en los que no existía un solo demócrata, quizá Besteiro. ¿O lo fueron Santiago Carrillo, la Pasionaria, José Díaz, a las órdenes del “demócrata” Stalín, uno de los mayores asesinos de la historia de la Humanidad; o Largo Caballero o Indalecio Prieto, autores del golpe de Estado de 1934; a los falangistas, o los miembros de la CNT-FAI? Nadie creía en la democracia. Entonces no se llevaba. Solo dos naciones europeas conocían las libertades: Reino Unido y Francia.

España es ya una democracia  sin demócratas, políticos de momias, de perpetuo odio, de hipocresía, de burgueses socialistas y de franquistas arrepentidos, de ex curas de izquierdas y fascistas reconvertidos en ultraizquierdistas, de terroristas en las instituciones, de nietos de chequistas y bisnietos de monstruos asesinos. Náuseas. El hombre es una pasión inútil.

Ahora, el sanchismo, una excrecencia del PSOE decadente, del socialismo burgués, pactará con una formación fascista (socialismo nacionalista, socialismo secesionista, nacionalsocialismo), porque sabe que Pedro Sánchez se convertirá en el peor presidente de la nación, de España, la patria a la que tanto odian, desde sus orígenes.

¡Qué estado de descomposición habrá llegado nuestra democracia que Felipe VI, un monarca sin poder alguno, se erige como el salvador del sistema, su único valedor, su singular defensor!

Eugenio-Jesús de Ávila