OPINIÓN
La esencia de las cosas y de las personas
No me gusta la superficialidad. Una cosa es ser frívola en el vestir y caminar y otra muy diferente es estar vacío por dentro. Se puede ser la persona más inteligente del mundo y gustarte de disfrutar de un buen vino, unos zapatos caros y un divino vestido de marca. Una cosa no empece la otra.
La esencia de alguien traspasa toda esa coraza que nos ponemos para agradar a los demás o a nosotros mismos cuando nos miramos al espejo. Es algo que llevamos dentro y nos diferencia de los demás, aunque vayamos vestidos con harapos. Es algo que nos levanta del suelo y nos hace levitar por encima de los que piensan que la imagen que exportas al exterior es lo más importante. Mentira. No lo es. Lo que importa es la persona, aunque esté desnuda frente al mundo. Esa persona y lo que tenga que decirnos.
Nunca juzgues a nadie por su apariencia, porque te perderás lo importante dejando por el camino lo más interesante y con más vida propia que hayas conocido jamás. No habrá palabrería, ni falsos halagos, ni risas huecas y vacías para acallar a los que creen que son poderosos, que esa es otra, no tendrás que fingir…habrá verdad. Verdad de la buena, de la que no oculta un mal momento o un momento sublime de locura del que casi se avergüenza el que te lo cuenta. Pero en ese momento ves que sus ojos se iluminan como bombillas incandescentes que han encontrado su lugar en el mundo para ser enroscadas y lucir.
Si buscas la verdadera esencia de algo o de alguien, no dejes que te la cuenten, búscala, indaga, explora, contacta, toca, coño, toca. No te va a comer y puede que lo más probable es que te haga ser mejor persona de ahora en adelante. Al menos completará tu pobre visión del mundo reducido y cómodo en el que habitas por miedo a salirte de lo establecido. No seas cobarde y arriésgate a conocer mundo más allá de tu encorsetada y cómoda existencia. Busca la esencia última de las cosas y de las personas y podrás decir, con gusto, que viviste y conociste, que experimentaste todo lo que se te pudo ofrecer. Eso es la vida. Eso es vivir. Lo demás es sobrevivir.
No me gusta la superficialidad. Una cosa es ser frívola en el vestir y caminar y otra muy diferente es estar vacío por dentro. Se puede ser la persona más inteligente del mundo y gustarte de disfrutar de un buen vino, unos zapatos caros y un divino vestido de marca. Una cosa no empece la otra.
La esencia de alguien traspasa toda esa coraza que nos ponemos para agradar a los demás o a nosotros mismos cuando nos miramos al espejo. Es algo que llevamos dentro y nos diferencia de los demás, aunque vayamos vestidos con harapos. Es algo que nos levanta del suelo y nos hace levitar por encima de los que piensan que la imagen que exportas al exterior es lo más importante. Mentira. No lo es. Lo que importa es la persona, aunque esté desnuda frente al mundo. Esa persona y lo que tenga que decirnos.
Nunca juzgues a nadie por su apariencia, porque te perderás lo importante dejando por el camino lo más interesante y con más vida propia que hayas conocido jamás. No habrá palabrería, ni falsos halagos, ni risas huecas y vacías para acallar a los que creen que son poderosos, que esa es otra, no tendrás que fingir…habrá verdad. Verdad de la buena, de la que no oculta un mal momento o un momento sublime de locura del que casi se avergüenza el que te lo cuenta. Pero en ese momento ves que sus ojos se iluminan como bombillas incandescentes que han encontrado su lugar en el mundo para ser enroscadas y lucir.
Si buscas la verdadera esencia de algo o de alguien, no dejes que te la cuenten, búscala, indaga, explora, contacta, toca, coño, toca. No te va a comer y puede que lo más probable es que te haga ser mejor persona de ahora en adelante. Al menos completará tu pobre visión del mundo reducido y cómodo en el que habitas por miedo a salirte de lo establecido. No seas cobarde y arriésgate a conocer mundo más allá de tu encorsetada y cómoda existencia. Busca la esencia última de las cosas y de las personas y podrás decir, con gusto, que viviste y conociste, que experimentaste todo lo que se te pudo ofrecer. Eso es la vida. Eso es vivir. Lo demás es sobrevivir.
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