Eugenio de Ávila
Martes, 11 de Febrero de 2020
REPÚBLICO

España: nación de la mentira sacra

[Img #35083]Mienten los políticos. Mintió Sánchez, antes y después de las últimas elecciones legislativas; mintió cuando lo de su tesis doctoral; mintió Ábalos; mintieron los dirigentes del PP de Valencia, Madrid; mintió Aznar con Irak; antes González y sus corruptos socialistas;  se miente por la izquierda, se miente por la diestra; por arriba y por abajo; mienten los secesionistas catalanes; mienten los ciudadanos, mienten los periodistas o, lo que es todavía más grave, guardan la verdad, para después chantajear a unos y otros y obtener beneficios económicos…España ha sacralizado la mentira, un don divino.

Cuando en una nación se engaña de arriba abajo, estableciéndose una jerarquía del embuste, significa que esa sociedad se halla en quiebra moral y que la mentira se metaboliza mejor que la indigesta verdad. Por lo tanto, no hay político que se precie que hable con sinceridad, porque el pueblo creará que le está mintiendo, porque lo que cuenta no puede ser, y, además, es imposible. La mentira engaña al que la pronuncia. Los secesionistas catalanes también se engañan, creyéndose que no son españoles.

Los partidos políticos no cumplen sus programas electorales, el ciudadano intenta engañar a la Hacienda Pública, que lo sabe todo, que vigila cual el ojo de Dios; las instituciones compran, mediante subvenciones, una mentira pública, el voto, convirtiéndolo en cautivo; miente el alumno que copia; miente el marido que pone los cuernos a su esposa, la mujer que adorna la frente de su cónyuge; mienten los hijos a los padres, los nietos a los abuelos; el cura al feligrés, el periodista al lector; el escritor a sí mismo, el amo a la mascota; miente el creyente, que peca en secreto, como si Dios no lo viera; miente al ateo a Dios cuando reclama la extremaunción en el instante final; miente el artista, miente el poeta que se engaña a sí mismo; miente el marxista que vive como un burgués; el cristiano que confiesa y comulga y se acuesta con la mujer del prójimo, maltrata al trabajador, humilla al que forma parte de otra escala social…

La vida no es un sueño; la vida es una mentirosa. La muerte la única gran verdad. Hasta que llegue el óbito, nos intentamos engañar creyendo que las parcas nunca nos vendrán a buscar. Mientras, intentemos engañar a los que nos mienten creyendo que nos creemos que nos dicen la verdad.

Lincoln advirtió que “podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”. Nuestros políticos creen que los españoles somos tontos, y no se equivocan; de ahí que piensan que sus mentiras se considerarán verdades eternas.

Prefiero decir lo que pienso, mi verdad, aunque me recoja la derrota, que convertirme en el mejor periodista de Zamora, mintiendo. Nada más.

Eugenio-Jesús de Ávila

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