CON LOS CINCO SENTIDOS
Los sueños de los libros
Nelida del Estal Sastre
Soñar con ser nadie, o ser muchos a través de la noche de los tiempos. Leer lo que otros escribieron y sentir que lo que relatan y se muestra entre sus líneas puede ser tan real como la vida misma o tan loco como imposible o inimaginable... Hay libros buenos, regulares y malos. Hay escritores buenos, regulares y malos. Hasta existieron y existen malas personas que han escrito libros y buenas que no escribieron palabra ninguna.
Hay escritores nefastos que publican para masas y escritores sublimes que nunca verán su rostro en la contraportada de ninguno, ni dejarán sus galeradas en ninguna editorial que se interese por sus vivencias o por lo que surja de su impagable materia gris, trasladado a un papel o tecleado para la pantalla de un ordenador cualquiera. Hay pensadores silenciosos, tantos como mediocres que gritan a los cuatro vientos. No hay criterios objetivos que premien a los buenos por su constancia demostrable y castiguen a los malos por su torpeza y su chulería ególatra y vomitiva.
En un mundo de papel de fumar y volátil como el éter, todo cuesta dinero y todo se paga con dinero. Si posees el suficiente, llegas casi a cualquier parte en el estadio de juego de la vida, estarás en el campo, tocando balón. Si no tienes nada o lo que tienes no se aprecia en su justa medida, estarás condenado a balbucear entre la masa sin conseguir absolutamente nada, solo jalear a los que tienen algo por si acaso dejan caer unas migajas de su superioridad ficticia e impostada sobre tu ser anónimo. Aún así, quiero creer que la valía y el talento se habrán de premiar algún día, como se habrá de torcer el gesto antes quienes no aporten una mierda. Seguiré soñando que la vida es un mal libro.
Soñar con ser nadie, o ser muchos a través de la noche de los tiempos. Leer lo que otros escribieron y sentir que lo que relatan y se muestra entre sus líneas puede ser tan real como la vida misma o tan loco como imposible o inimaginable... Hay libros buenos, regulares y malos. Hay escritores buenos, regulares y malos. Hasta existieron y existen malas personas que han escrito libros y buenas que no escribieron palabra ninguna.
Hay escritores nefastos que publican para masas y escritores sublimes que nunca verán su rostro en la contraportada de ninguno, ni dejarán sus galeradas en ninguna editorial que se interese por sus vivencias o por lo que surja de su impagable materia gris, trasladado a un papel o tecleado para la pantalla de un ordenador cualquiera. Hay pensadores silenciosos, tantos como mediocres que gritan a los cuatro vientos. No hay criterios objetivos que premien a los buenos por su constancia demostrable y castiguen a los malos por su torpeza y su chulería ególatra y vomitiva.
En un mundo de papel de fumar y volátil como el éter, todo cuesta dinero y todo se paga con dinero. Si posees el suficiente, llegas casi a cualquier parte en el estadio de juego de la vida, estarás en el campo, tocando balón. Si no tienes nada o lo que tienes no se aprecia en su justa medida, estarás condenado a balbucear entre la masa sin conseguir absolutamente nada, solo jalear a los que tienen algo por si acaso dejan caer unas migajas de su superioridad ficticia e impostada sobre tu ser anónimo. Aún así, quiero creer que la valía y el talento se habrán de premiar algún día, como se habrá de torcer el gesto antes quienes no aporten una mierda. Seguiré soñando que la vida es un mal libro.
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