NOCTURNOS
El amor o la negación del tiempo
Si después de agotar esta vida que a nadie pedí vivir, volvieran a darme otra, te amaría de nuevo, te querría por completo, nunca dosificando mi ternura, mis mimos, mis caricias. Porque ese yo y… mis circunstancias orteguianas, sociedad de cotillas, envidiosa y pusilánime, no pudo amarte hasta diluirse en tu espíritu.
Y como el personaje masculino de la película “El príncipe de las mareas”, dirigida por la gran Barbra Streisand, hago míos sus deseos: “Ojalá repartieran dos vidas a cada hombre y a cada mujer”.
Y, aunque hubiéramos compartido la misma alma en nuestros dos cuerpos, desearía reencarnarme, fuera varón, otra vez, o fémina, para saber cómo se quiere desde el sexo débil, para volver amarte.
No comprendo una vida eterna si no estás tú. Mi eternidad fue amarte, porque, cuando alcanzaba el éxtasis dentro de tu gineceo, el tiempo se detenía. Todo era presente. No existíamos más que tú y yo, no había memoria, ni presupuesto. Eso es el amor: la negación del tiempo, la fusión con el Universo.
Eugenio-Jesús de Ávila
Si después de agotar esta vida que a nadie pedí vivir, volvieran a darme otra, te amaría de nuevo, te querría por completo, nunca dosificando mi ternura, mis mimos, mis caricias. Porque ese yo y… mis circunstancias orteguianas, sociedad de cotillas, envidiosa y pusilánime, no pudo amarte hasta diluirse en tu espíritu.
Y como el personaje masculino de la película “El príncipe de las mareas”, dirigida por la gran Barbra Streisand, hago míos sus deseos: “Ojalá repartieran dos vidas a cada hombre y a cada mujer”.
Y, aunque hubiéramos compartido la misma alma en nuestros dos cuerpos, desearía reencarnarme, fuera varón, otra vez, o fémina, para saber cómo se quiere desde el sexo débil, para volver amarte.
No comprendo una vida eterna si no estás tú. Mi eternidad fue amarte, porque, cuando alcanzaba el éxtasis dentro de tu gineceo, el tiempo se detenía. Todo era presente. No existíamos más que tú y yo, no había memoria, ni presupuesto. Eso es el amor: la negación del tiempo, la fusión con el Universo.
Eugenio-Jesús de Ávila
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