Ahora

Ahora que nadie me escucha, que las luces titilan por todas partes y las canciones no cesan, ni las risas, ni los abrazos...Ahora, ahora en este preciso momento y no en otro necesito que me arregles, que me cosas por dentro y me mimes, que te detengas junto a mí para ver la luna de este invierno recién parido, porque para mí es nuevo, casi a estreno, una vez más.

He nacido tantas veces que soy una eterna adolescente enamorada del amor, como si nunca lo hubiese experimentado porque nunca he llegado a tiempo. Me perdí por el camino. Quiero que salgas del letargo por sentirme fría y lejana, casi muda, y me ames por si me desvanezco de nuevo y me diluyo entre las sombras de la noche, como si nunca hubiese existido.

Ahora, que lloro casi por nada, que te tengo a flor de piel aunque no alcances a verlo, ahora, necesito que me cures con tus besos. Te espero, porque no haré otra cosa que negociar con el reloj para que me extienda un cheque sin fondos para así perder el miedo a no volver a ver tus ojos, ni tu pelo, ni tu cara que casi olvido en un recodo del camino. Prometo seguir sin desfallecer, para que veas cómo puedo volver a florecer ante ti, para que vuelvas, una vez más, a sentir que soy una fogata al lado de una playa en una noche de verano, ardiente, chispeante y eternamente desnuda ante las estrellas. No me olvides porque yo no lo haré y si alguna vez me falla la memoria y no recuerdo ni la robustez de tu rostro, ni tus manos fuertes que son capaces de agarrar mundos enteros, dime a viva voz que eres tú, que me llevas dentro y que me vas a sanar para que no caiga en las garras del lobo en un bosque que no conozco.

Dime que me perseguirás hasta encontrarme y, si me hallas marchita, regarás con tu vida hasta mi último aliento, para revivirme. Si así lo haces, no temeré nada, nunca más. Quiéreme, arréglame, cúrame y jamás me daré por vencida.

Nélida L. del Estal Sastre