Sábado, 13 de Septiembre de 2025

Redacción
Miércoles, 08 de Abril de 2020
OPINIÓN

Peter vs Pedro

Óscar de Prada López

[Img #37376]En los años 60, un profesor canadiense llamado Laurence J. Peter formuló una premisa por la que cuestionaba la idoneidad de elegir a los mejores trabajadores para ejercer cargos superiores. El principio que acuñó Peter establece que, en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. Como la espuma del refresco recién servido, que asciende hasta un punto pero no va más allá. Así, buscaba demostrar que un buen trabajador no es necesariamente un buen jefe.

 

Llegado tal momento, cuanto más incompetente sea el personaje más competente se verá a sí mismo. Endiosado hasta el hartazgo, ebrio en su autocomplacencia, ignorante de su propia incapacidad hasta el punto de ser temerario, falto de una verdadera crítica por poseer una piel demasiado fina. Es de temer que ahí recurra a esa frase de Sartre para justificar la desdicha de su fracaso: “El infierno son los demás”. Así, lo acabará achacando todo a la incomprensión ajena y al desprecio colectivo. Más o menos como un mal gobernante, consciente de su nulidad como gerente y deseoso de cargarle el muerto -o los muertos- a otro. No por ser un pez gordo en un estanque pequeño se adaptará uno bien a espacios abiertos y a nuevos retos.

 

El profesor Peter encontraría en Pedro Sánchez un interesante sujeto de estudio. Una cosa es llegar a la cumbre, habiéndote batido el cobre en buena lid con la montaña; otra muy distinta, ser encumbrado sin pasar por penosos puertos o complicaciones en su ascenso. La LME (Ley del Mínimo Esfuerzo) aplicada a la consecución del poder no garantiza un gobernante responsable y capaz. Dentro de la coalición progre, más de uno y una ha demostrado ser no apto –es decir, inepto– para su puesto. Calificar no tiene nada que ver con insultar. Si así lo fuera, todos los suspensos y notas negativas del mundo vendrían a ser una lacra para la autoestima de la Humanidad. Pero son, al contrario, una buena barrera de prevención y educación.

 

Pronto cumpliremos un mes de confinamiento y cada vez exaspera más comprobar cómo nuestros políticos, tan traviesos como aviesos, siguen dando de qué hablar. Rara vez para bien, todo sea dicho. Que en Escocia o Nueva Zelanda dimitan altos cargos por saltarse una cuarentena global suena lógico. Como las comparaciones son odiosas, mejor háganlas ustedes mismos con respecto a la nueva casta dirigente. Los niveles de torpeza e inexperiencia en equis sujetos alcanzan cotas difíciles de imaginar, incluso para el catedrático Peter. No así para los seguidores de esos personajes. Más dura será la caída desde esos picos.

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