DIARIO DE UN CONFINADO
El silencio impuesto
8 de abril. Miércoles Santo. Día tristón, como si fuera del otoño profundo. No hace frío. Las calles vacías. Mujeres y hombres acuden a la compra y varones y hembras sacan a sus canes a la búsqueda de cualquier árbol. Hoy, día de Silencio y Capas Pardas. No pasa nada. Vendrán otras semanas santas. Pero la economía de la ciudad sufrirá después también una pandemia económica de incalculables consecuencias.
El Ayuntamiento de Zamora, institución clave en nuestra ciudad, reflexiona sobre ese futuro que aguarda cuando se derrote este invento chino. Guarido, que es más sensible que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, notificaba ayer que pondrá a disposición de los autónomos un millón de euros, que abarca a todo el comercio al menor. La Diputación, liderada por Francisco J. Requejo, también trabaja en esa misma dirección. La política local y provincial ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Regidor y presidente de la Diputación, personas con ideologías diferentes, se han puesto a reflexionar sobre el porvenir, sobre cómo asir la quiebra económica que se anuncia, más si el Gobierno central aplica medidas anacrónicas, sectarias, leninistas.
Hoy, 8 de abril, se cumple un mes desde que más de cien mil mujeres se manifestasen en las calles de Madrid a favor del feminismo; que Vox diese un mitin en Vista Alegre, otra concentración inexplicable; que se celebrasen espectáculos deportivos y culturales, donde miles de personas se concentraron. Y el Gobierno lo sabía. Tenía información, porque el poder siempre, como Dios, va por delante de la ciudadanía. Pero no quiso suspender, sobre todo, la cita feminista, movimiento social y sexual tutelado por las diferentes izquierdas. Es más, la alentó. La propia vicepresidenta, con gorra calada, respondió a otra mujer, que se precipitaba sobre su rostro, que: “¡No se besa, qué no se besa, que hay un virus!” Existe un vídeo sobre este rechazo y la advertencia de la política andaluza. A su vera, caminaba la mujer del presidente. Ambas se contagiaron. También la señora de nuestro Lenin de bolsillo, Pablo Iglesias, cayó enferma. Y desconozco cuantas otras féminas y machos, asistentes a esa manifestación, han padecido el coronavirus. Además, “miembras” del ejecutivo portaban guantes. ¿Qué sabían? Más que el pueblo llano, fijo.
En Vista Alegre, lo que fuera una plaza de toros, Vox también concentraba a sus fuerzas para demostrar su potencial político. Quizá los líderes derechistas desconocían la que se avecinaba. Seguro que su ignorancia sobre el COVID19 resultaba superior a la del Gobierno. Abascal y Ortega Smith sufrieron la enfermedad. No sé cuántos de los miles de españolazos, asistentes al mitin, se contagiaron, pero me temo que hay mucho enfermo anónimo entre los votantes de Vox.
El New York Times, periódico progresista norteamericano, ejemplo para la prensa mundial junto al Whasington Post, denuncia la situación caótica de nuestro país, al afirmar que la pandemia “se aceleró a medida que las advertencias no fueron escuchadas” por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Felipe González, comedido, ha elogiado hoy, esta misma mañana, en Onda Cero, al alcalde de Madrid, Almeida, frente a la “inexperiencia” del Gobierno de Sánchez e Iglesias. Y, al respeto, añadió que José Luis Martínez-Almeida “me ha sorprendido gratamente por su actitud y capacidad de estar al frente”. En la entrevista, el primer presidente socialista de la democracia manifestó también que “no hay ninguna explicación para que la vida parlamentaria no se ponga en marcha”.
Me acusan de ser injusto con este Gobierno. Me temo que soy exquisito con los políticos que no nos contaron la verdad, que es una forma más sutill de mentir. Me acusan de ser injusto con un Gobierno que aplicará medidas económicas que condenarán al cierre al pequeño comercio, no solo al zamorano, si al de toda España. Me acusan de ser injusto con un Gobierno en el que su facción comunista, ideología de la que se jacta el propio Pablo Iglesias, ha denunciado ante la Fiscalía a los que critican al ejecutivo en las redes sociales. Pretende el líder podemita que, como sucedería hoy, Miércoles Santo, en Zamora, a la postura del sol, todos los españoles guardemos silencio, comulguemos con sus doctrinas totalitarias y nos convirtamos en una República bananera.
Este burgués, votado por la clase media alta española, pretende llevar a una nación democrática a una crisis económica y social descomunal, porque sabe, y así lo manifestó en su día, que el comunismo nunca alcanzará el poder por medios democráticos, sino en situaciones excepcionales. En efecto, cuanto todo vaya aún peor, repartirá ayudas y subvenciones entre el pueblo hambriento, sin trabajo, fórmula ideal para su dominio totalitario. Habrá convertido a nuestra sociedad en masa, para modelarla a su gusto, cual plastilina. Pedro Sánchez, mientras tanto, calla y consiente. Europa nunca prestará auxilio a un Gobierno manejado por un neomarxista, más tras una crisis propiciada por un Estado comunista que gobierna su economía con criterios capitalistas.
Esta noche, al filo de la madrugada, El Cristo del Amparo, después de escuchar el lamento del Duero, saldría por la vieja Zamora, acompañado de unos cientos de hermanos, ataviados cual pastores de Aliste, para tejer fe con estética, religión con tradición. Si algún día España se convirtiese en un Estado totalitario, solo nos quedaría el murmullo del río Duradero para sentir la libertad. Si alguien lo duda que acuda al Foro de Sao Paulo, año 1990, con Lula Da Silva y Fidel Castro como principales protagonistas y lean los objetivos marcados por el comunismo internacional para los años 2019, 2020, 2021 y 2022. Un calco de lo que está sucediendo en España.
Eugenio-Jesús de Ávila
8 de abril. Miércoles Santo. Día tristón, como si fuera del otoño profundo. No hace frío. Las calles vacías. Mujeres y hombres acuden a la compra y varones y hembras sacan a sus canes a la búsqueda de cualquier árbol. Hoy, día de Silencio y Capas Pardas. No pasa nada. Vendrán otras semanas santas. Pero la economía de la ciudad sufrirá después también una pandemia económica de incalculables consecuencias.
El Ayuntamiento de Zamora, institución clave en nuestra ciudad, reflexiona sobre ese futuro que aguarda cuando se derrote este invento chino. Guarido, que es más sensible que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, notificaba ayer que pondrá a disposición de los autónomos un millón de euros, que abarca a todo el comercio al menor. La Diputación, liderada por Francisco J. Requejo, también trabaja en esa misma dirección. La política local y provincial ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Regidor y presidente de la Diputación, personas con ideologías diferentes, se han puesto a reflexionar sobre el porvenir, sobre cómo asir la quiebra económica que se anuncia, más si el Gobierno central aplica medidas anacrónicas, sectarias, leninistas.
Hoy, 8 de abril, se cumple un mes desde que más de cien mil mujeres se manifestasen en las calles de Madrid a favor del feminismo; que Vox diese un mitin en Vista Alegre, otra concentración inexplicable; que se celebrasen espectáculos deportivos y culturales, donde miles de personas se concentraron. Y el Gobierno lo sabía. Tenía información, porque el poder siempre, como Dios, va por delante de la ciudadanía. Pero no quiso suspender, sobre todo, la cita feminista, movimiento social y sexual tutelado por las diferentes izquierdas. Es más, la alentó. La propia vicepresidenta, con gorra calada, respondió a otra mujer, que se precipitaba sobre su rostro, que: “¡No se besa, qué no se besa, que hay un virus!” Existe un vídeo sobre este rechazo y la advertencia de la política andaluza. A su vera, caminaba la mujer del presidente. Ambas se contagiaron. También la señora de nuestro Lenin de bolsillo, Pablo Iglesias, cayó enferma. Y desconozco cuantas otras féminas y machos, asistentes a esa manifestación, han padecido el coronavirus. Además, “miembras” del ejecutivo portaban guantes. ¿Qué sabían? Más que el pueblo llano, fijo.
En Vista Alegre, lo que fuera una plaza de toros, Vox también concentraba a sus fuerzas para demostrar su potencial político. Quizá los líderes derechistas desconocían la que se avecinaba. Seguro que su ignorancia sobre el COVID19 resultaba superior a la del Gobierno. Abascal y Ortega Smith sufrieron la enfermedad. No sé cuántos de los miles de españolazos, asistentes al mitin, se contagiaron, pero me temo que hay mucho enfermo anónimo entre los votantes de Vox.
El New York Times, periódico progresista norteamericano, ejemplo para la prensa mundial junto al Whasington Post, denuncia la situación caótica de nuestro país, al afirmar que la pandemia “se aceleró a medida que las advertencias no fueron escuchadas” por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Felipe González, comedido, ha elogiado hoy, esta misma mañana, en Onda Cero, al alcalde de Madrid, Almeida, frente a la “inexperiencia” del Gobierno de Sánchez e Iglesias. Y, al respeto, añadió que José Luis Martínez-Almeida “me ha sorprendido gratamente por su actitud y capacidad de estar al frente”. En la entrevista, el primer presidente socialista de la democracia manifestó también que “no hay ninguna explicación para que la vida parlamentaria no se ponga en marcha”.
Me acusan de ser injusto con este Gobierno. Me temo que soy exquisito con los políticos que no nos contaron la verdad, que es una forma más sutill de mentir. Me acusan de ser injusto con un Gobierno que aplicará medidas económicas que condenarán al cierre al pequeño comercio, no solo al zamorano, si al de toda España. Me acusan de ser injusto con un Gobierno en el que su facción comunista, ideología de la que se jacta el propio Pablo Iglesias, ha denunciado ante la Fiscalía a los que critican al ejecutivo en las redes sociales. Pretende el líder podemita que, como sucedería hoy, Miércoles Santo, en Zamora, a la postura del sol, todos los españoles guardemos silencio, comulguemos con sus doctrinas totalitarias y nos convirtamos en una República bananera.
Este burgués, votado por la clase media alta española, pretende llevar a una nación democrática a una crisis económica y social descomunal, porque sabe, y así lo manifestó en su día, que el comunismo nunca alcanzará el poder por medios democráticos, sino en situaciones excepcionales. En efecto, cuanto todo vaya aún peor, repartirá ayudas y subvenciones entre el pueblo hambriento, sin trabajo, fórmula ideal para su dominio totalitario. Habrá convertido a nuestra sociedad en masa, para modelarla a su gusto, cual plastilina. Pedro Sánchez, mientras tanto, calla y consiente. Europa nunca prestará auxilio a un Gobierno manejado por un neomarxista, más tras una crisis propiciada por un Estado comunista que gobierna su economía con criterios capitalistas.
Esta noche, al filo de la madrugada, El Cristo del Amparo, después de escuchar el lamento del Duero, saldría por la vieja Zamora, acompañado de unos cientos de hermanos, ataviados cual pastores de Aliste, para tejer fe con estética, religión con tradición. Si algún día España se convirtiese en un Estado totalitario, solo nos quedaría el murmullo del río Duradero para sentir la libertad. Si alguien lo duda que acuda al Foro de Sao Paulo, año 1990, con Lula Da Silva y Fidel Castro como principales protagonistas y lean los objetivos marcados por el comunismo internacional para los años 2019, 2020, 2021 y 2022. Un calco de lo que está sucediendo en España.
Eugenio-Jesús de Ávila
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