SEMANA SANTA
La esquina de la calle del Oro
Cuando la Cofradía de La Esperanza efectuó el cambio de itinerario acordando ir por la Plaza de Las Milicias, Calle de la Plata y Cuesta de Balborraz, en traspasando el puente de piedra, después de la salida de Las Dueñas de Cabañales, tal hecho fue objeto de los comentarios en la Tertulia del Cofrade (de la ciudad de Zamora)
Lo comentarios, ante tal novedad procesional que se nos referenciaba por los medios de comunicación, fueron muy diferentes, dando entrada a variadas opiniones, como sucede habitualmente, con nuestras fraternales charlas “de sobremesa” de todos los martes lectivos, en “nuestra sede dialogante” del Bar Chillón.
La distinción principal, y obvia de percatarse, era la diferencia ostensible entre la pendiente de Alfonso XII y la de la C. Balborraz, dado que su inclinación, que puede ser mucho más liviana para bajar -.- donde el esfuerzo seria de retención del paso-.-, sería por el contrario, en el nuevo caso de la subida, más problemática -.- ya que el esfuerzo seria de empuje -.-.
Cada cual aporto su libre opinión, como en la Tertulia del Cofrade de la Ciudad de Zamora se hace siempre, y en ello también, desde nuestra singularidad, en este nuestro siempre foro abierto, pusimos un grano más en la ocasión que nos concitaba, que era la del momento de actualidad-.- en aquel entonces-.-, dando una opinión más, una de tantas, entre los hermanos.
Dije que, y rubricando que los formulaba por experiencia, cuando subía con la bici la Cuesta de Balborraz, y dada las peculiaridades de la misma, de: (1º) fuerte pendiente, (2º) vano central de la calzada acotado de empedrado, (3º) escalones laterales, (4º) trazado seguido, lo hacía, en seguimiento sintónico de mis aprendizajes juveniles, al doble ritmo sincronizado.
Tal proceso señale, el de la subida de la Cuesta de Balborraz, es una prueba de esfuerzo de categoría alta, no es algo baladí, menos aún “el aquí te pillo”, y requiere en su desarrollo, por ende, en la mentalización previa a efectuar el mismo, una planificación mínima que conlleve el establecimiento de un plan a seguir por quien o quienes lo van a llevar a efecto.
Las argumentaciones siguieron en torno a que, y de forma evidente, no era lo mismo una sola persona, fuera bien en bici o bien corriendo, que un bloque compacto estructurado de cargadores, los que lleva un paso de nuestra Semana Santa, como el de Nª Sª la Virgen de la Esperanza, portando un peso, en la situación completa de la Cuesta de Balborraz.
¿Entonces que pasara?, fue como una reflexión general, a lo cual expuse que, en ese asunto (como en otros de la vida), la experiencia del Jefe de Paso en este trance es muy importante, diríase que clave, con sus conocimientos previos sobre “la carga de un paso”, en adecuar la cadencia de la subida a su especifico grupo de cargadores, a los que conoce, y la confianza de estos a su dirección, está la receta mágica.
¿Y con eso solo basta? me inquirieron. Bueno, añadí, hace falta detrás del paso, una buena banda que, como decimos en San Lázaro, “eche los bofes” tocando durante toda la subida, porque no será una subida a tramos, si la Cofradía de la Esperanza ha tomado esa decisión, que la ha tomado, es que piensan impactar, para quedarnos a todos con la boca abierta.
¡Pues hay muchos sitios para verla!, argumentaron los hermanos, haciendo cábalas sobre las distintas ubicaciones. Ya en eso no di opinión, porque al ser la primera vez de tal variante del recorrido, de principio, todos los sitios parecen buenos para tratar de observar el discurrir procesional y las posibles incidencias de la misma.
No obstante a lo indicado, ya tenía “in mente”, una vez que se supo lo del nuevo itinerario, puesta la atención en un lugar concreto de la Cuesta de Balborraz, para ver el desfile de la procesión de la Virgen de la Esperanza, que me permitiría hacer un seguimiento de pasada completa -.- de gran angular -.-, y en amplia magnitud, de todo el desfile procesional.
Allí frente a la casa de D. Ramón {el ciudadano Álvarez Moretón (D. Ramón)-.-que fue catedrático de dibujo en mí Instituto ( el Claudio Moyano )-.-}, me pareció que sería un excelente lugar para contemplar el desarrollo completo de la subida procesional en ciernes, que posibilitaría seguirla desde el comienzo de la cuesta hasta el final dela misma.
La esquina de la Calle del Oro era para mí el lugar idóneo elegido para ver la novedad de la subida de toda la Cofradía de La Virgen de La Esperanza, y con tal opción me dirigí hacia el lugar aquella mañana de aquel primer jueves iniciático, cuando llegue a él, me encontré con “la sorpresa” de que allí no había nadie, ya que la gene había elegido otros lugares posicionales.
Al año siguiente, ya ese lugar se empezó a concurrir más, dígase: ¡mucho más! Otros compañeros de la Tertulia del Cofrade, después de escuchar mis loas al mismo, se han incorporaron a ese ambiente, dándole un sabor cuasi familiar, donde la compañía, en las esperas y con los rigores climáticos, se agradece, muy de veras, un montón.
Cuando, después de la primera subida por Balborraz de la Cofradía de Nª Sª La Virgen de La Esperanza, me encontré con el Jefe de Paso, cuya familia es para nuestra casa fraternal, le dí entusiásticamente mí más expresa felicitación por la conducción del mismo en tal acontecer, deseándole larga ventura para repetirlo más veces.
Este año 2020, no he estado en la esquina de la Calle del Oro para ver la subida de “La Virgen de La Esperanza” por toda la Cuesta de Balborraz, como al igual, según me cuentan, tampoco han estado los otros amigables posicionantes de fila de tal lugar, pero puede que, y dado el caso que en la España Nación tenemos ahora entre manos, hayamos estado todos allí y, ¡seguro!, más unidos que nunca.
Francisco Iglesias Carreño*
Miembro de la Tertulia del Cofrade de la Ciudad de Zamora
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Cuando la Cofradía de La Esperanza efectuó el cambio de itinerario acordando ir por la Plaza de Las Milicias, Calle de la Plata y Cuesta de Balborraz, en traspasando el puente de piedra, después de la salida de Las Dueñas de Cabañales, tal hecho fue objeto de los comentarios en la Tertulia del Cofrade (de la ciudad de Zamora)
Lo comentarios, ante tal novedad procesional que se nos referenciaba por los medios de comunicación, fueron muy diferentes, dando entrada a variadas opiniones, como sucede habitualmente, con nuestras fraternales charlas “de sobremesa” de todos los martes lectivos, en “nuestra sede dialogante” del Bar Chillón.
La distinción principal, y obvia de percatarse, era la diferencia ostensible entre la pendiente de Alfonso XII y la de la C. Balborraz, dado que su inclinación, que puede ser mucho más liviana para bajar -.- donde el esfuerzo seria de retención del paso-.-, sería por el contrario, en el nuevo caso de la subida, más problemática -.- ya que el esfuerzo seria de empuje -.-.
Cada cual aporto su libre opinión, como en la Tertulia del Cofrade de la Ciudad de Zamora se hace siempre, y en ello también, desde nuestra singularidad, en este nuestro siempre foro abierto, pusimos un grano más en la ocasión que nos concitaba, que era la del momento de actualidad-.- en aquel entonces-.-, dando una opinión más, una de tantas, entre los hermanos.
Dije que, y rubricando que los formulaba por experiencia, cuando subía con la bici la Cuesta de Balborraz, y dada las peculiaridades de la misma, de: (1º) fuerte pendiente, (2º) vano central de la calzada acotado de empedrado, (3º) escalones laterales, (4º) trazado seguido, lo hacía, en seguimiento sintónico de mis aprendizajes juveniles, al doble ritmo sincronizado.
Tal proceso señale, el de la subida de la Cuesta de Balborraz, es una prueba de esfuerzo de categoría alta, no es algo baladí, menos aún “el aquí te pillo”, y requiere en su desarrollo, por ende, en la mentalización previa a efectuar el mismo, una planificación mínima que conlleve el establecimiento de un plan a seguir por quien o quienes lo van a llevar a efecto.
Las argumentaciones siguieron en torno a que, y de forma evidente, no era lo mismo una sola persona, fuera bien en bici o bien corriendo, que un bloque compacto estructurado de cargadores, los que lleva un paso de nuestra Semana Santa, como el de Nª Sª la Virgen de la Esperanza, portando un peso, en la situación completa de la Cuesta de Balborraz.
¿Entonces que pasara?, fue como una reflexión general, a lo cual expuse que, en ese asunto (como en otros de la vida), la experiencia del Jefe de Paso en este trance es muy importante, diríase que clave, con sus conocimientos previos sobre “la carga de un paso”, en adecuar la cadencia de la subida a su especifico grupo de cargadores, a los que conoce, y la confianza de estos a su dirección, está la receta mágica.
¿Y con eso solo basta? me inquirieron. Bueno, añadí, hace falta detrás del paso, una buena banda que, como decimos en San Lázaro, “eche los bofes” tocando durante toda la subida, porque no será una subida a tramos, si la Cofradía de la Esperanza ha tomado esa decisión, que la ha tomado, es que piensan impactar, para quedarnos a todos con la boca abierta.
¡Pues hay muchos sitios para verla!, argumentaron los hermanos, haciendo cábalas sobre las distintas ubicaciones. Ya en eso no di opinión, porque al ser la primera vez de tal variante del recorrido, de principio, todos los sitios parecen buenos para tratar de observar el discurrir procesional y las posibles incidencias de la misma.
No obstante a lo indicado, ya tenía “in mente”, una vez que se supo lo del nuevo itinerario, puesta la atención en un lugar concreto de la Cuesta de Balborraz, para ver el desfile de la procesión de la Virgen de la Esperanza, que me permitiría hacer un seguimiento de pasada completa -.- de gran angular -.-, y en amplia magnitud, de todo el desfile procesional.
Allí frente a la casa de D. Ramón {el ciudadano Álvarez Moretón (D. Ramón)-.-que fue catedrático de dibujo en mí Instituto ( el Claudio Moyano )-.-}, me pareció que sería un excelente lugar para contemplar el desarrollo completo de la subida procesional en ciernes, que posibilitaría seguirla desde el comienzo de la cuesta hasta el final dela misma.
La esquina de la Calle del Oro era para mí el lugar idóneo elegido para ver la novedad de la subida de toda la Cofradía de La Virgen de La Esperanza, y con tal opción me dirigí hacia el lugar aquella mañana de aquel primer jueves iniciático, cuando llegue a él, me encontré con “la sorpresa” de que allí no había nadie, ya que la gene había elegido otros lugares posicionales.
Al año siguiente, ya ese lugar se empezó a concurrir más, dígase: ¡mucho más! Otros compañeros de la Tertulia del Cofrade, después de escuchar mis loas al mismo, se han incorporaron a ese ambiente, dándole un sabor cuasi familiar, donde la compañía, en las esperas y con los rigores climáticos, se agradece, muy de veras, un montón.
Cuando, después de la primera subida por Balborraz de la Cofradía de Nª Sª La Virgen de La Esperanza, me encontré con el Jefe de Paso, cuya familia es para nuestra casa fraternal, le dí entusiásticamente mí más expresa felicitación por la conducción del mismo en tal acontecer, deseándole larga ventura para repetirlo más veces.
Este año 2020, no he estado en la esquina de la Calle del Oro para ver la subida de “La Virgen de La Esperanza” por toda la Cuesta de Balborraz, como al igual, según me cuentan, tampoco han estado los otros amigables posicionantes de fila de tal lugar, pero puede que, y dado el caso que en la España Nación tenemos ahora entre manos, hayamos estado todos allí y, ¡seguro!, más unidos que nunca.
Francisco Iglesias Carreño*
Miembro de la Tertulia del Cofrade de la Ciudad de Zamora
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