Teorías sobre el origen del COVID-19

Espero que pese a la ampliación temporal del confinamiento no nos dé por compadecernos de nosotros mismos, paseando por los pasillos del victimismo.  No tiene sentido emplear nuestro tiempo de asueto en lamernos las heridas. Durante varios días, he tratado de entender cuál es el origen del COVID 19 y créanme que me siento desfondada sin ni siquiera entrever la meta.

Existen diversas teorías, unas interesantes, otras entretenidas, que parecen evolucionar a medida que se expande la clausura domiciliaria. Desde el origen del contagio a través de los animales salvajes vivos, a la curiosa interpretación que hace Albert Gozlan, maestro de Kabbalah, pasando por la interpretación realizada por David Icke, escritor inglés muy vinculado a las teorías de conspiración global, que apunta a la implantación masiva de la tecnología 5G en todo el mundo.

Ello implicaría, de aquí al dos mil treinta, el control absoluto de los estados sobre cada ciudadano. Desistida mi búsqueda infructuosa sobre la causa, he pasado a centrarme en aquello que más ha llamado mi atención: las personas. En el caso zamorano, tenemos a Manuel Martínez, gerente de Duero Sistemas, que junto al taller de Costura Mercedes y a Relieves Valderaduey, con Luis a su cabeza, impulsados por José Luis Merchán, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, han adaptado sus empresas en tiempo record para producir al menos ochenta mil pantallas protectoras. Todas ellas a bajo coste y escaso peso. Vaya por delante mi gratitud, para ellos y sus respectivos equipos de trabajo.

En el ámbito nacional, contamos con cinco amigos, autodenominados mindundis que han hecho posible que España cuente con cuatro superrrobots para el análisis de pruebas masivas de test de Covid 19. Lo han hecho en tiempo record: tres semanas. Por todos es sabido que los test masivos se configuran, ahora mismo, como uno de los elementos estratégicos en el llamado proceso de desescalamiento. Lo común a ambos proyectos y a las personas que los lideran, es que todos suman y que  la profesionalidad de cada uno se ve multiplicada por la de los demás. Quizá no se podrían haber realizado estas pantallas protectoras si no hubieran confluido las ideas y profesionalidad de todos ellos.

Esto, me recuerda a la concepción religiosa de la profesión, fruto de la ética protestante, que concibe al trabajo como un llamado de carácter divino, que no puede ser desatendido invitando a sus practicantes a trabajar más y a tener éxito para demostrar que son uno de los elegidos. Quizá lo que ahora toque sea trabajar aunando ideas y esfuerzos y no movilizar.

Es desde la cooperación y la capacidad resuelta de adaptación, desde donde podremos contribuir a salir de la ciénaga social que nos espera. Creo que con similar idea de cooperación, el primer ministro italiano, Guiseppe Conte, acaba de nombrar un equipo de diecisiete expertos para diseñar la reconstrucción del país entre los que se encuentran economistas, sociólogos, un psicólogo, un psiquiatra, un físico experto en innovación, un especialista en empleo, un abogado, un comercial y un experto en discapacidad. Binomios clásicos tales como que el estado crea empleo y el sector privado lo destruye o que los empresarios explotan y el estado protege, comienzan a estar desfasados en una sociedad global que apuesta por la innovación, la colaboración público-privada, los equipos multidisciplinares y por la escucha activa de aquellos que sí saben. Escuchar, pensar y actuar en positivo.

Lorena Hernández del Río