Martes, 23 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila
Jueves, 21 de Mayo de 2020
REPÚBLICO

Quo vadis, España?

[Img #39464]Sospecho que Marx, si hubiera nacido en Europa, en el último tercio del siglo XX, tampoco sería marxista. Jesús de Nazaret tampoco  cristiano de los de ahora, quizá predicaría en las selvas del Amazonas, en el centro de África, en La India, pero no realizaría su labor en el Vaticano.

Ser marxista en este 2020 forma parte de una mezcla de anacronismo ideológico y fe religiosa. Acepto que sus defensores, como ocurrió con los bolcheviques, sean gente burguesa, personas que han vivido y viven muy bien. Este judío converso alemán se equivocó con su socialismo científico, que nunca tuvo nada de científico, porque no cumple el criterio de demarcación de Popper, más conocido por falsabilidad. No dio una. Pero el golpe de Estado de Lenin, que se saltó, por cierto, la ortodoxia marxista como buen sociópata, contra la República Rusa colocó a Marx como el nuevo profeta de la sociedad perfecta. Y no fue más que un economista de segunda equivocado;  en definición de Samuelson “un post-ricardiano menor”

El filósofo de Tréveris llegó a la conclusión que más convenía a su ideología y, solo después, se pasó 20 buscando una justificación. Como la directora mediocre de cualquier periódico a la que la realidad nunca le robará un titular premeditado. Así lo observó el tocayo de Karl, Popper, un hombre sabio: “Cuando el marxismo es incapaz de predecir la realidad, el problema siempre lo tiene la realidad”.

En efecto, la rama bolchevique de este Gobierno, excrecencia de lo que fue el PSOE de la Transición, que tampoco tuvo nada qué ver, salvo las siglas, con el revolucionario marxista de Largo Caballero, varias veces golpista, en 1917 y 1934, y también pactista, con la dictadura de Primo de Ribera, ha encontrado el momento idóneo para apoderarse de esta democracia y convertirla en una especie de dictadura izquierdista.

Este ejecutivo está jugando con la clase media, divertimento peligrosísimo, como nos demostró la historia. Si, con sus medidas antieconómicas, la depaupera y proletariza, nunca la podrá detener. Quiere que los españoles nos convirtamos en números, en miembros de un hormiguero estado, propio de fascistas y comunistas.

Cómo fiarse, por lo demás,  de un tipo como Pablo Iglesias que dijo de Anguita, hace unos años, que “mucha gente lo quiere resucitar, como el cadáver del Cid, a caballo. No tienen edad. En estas cosas estoy cansado. Muchas gracias por los servicios prestados. Habiendo gente de veinte y tantos, de treinta y tantos, cuarenta y tantos años, hay gente mayor que tiene que tomar ejemplo de Joseph Ratzinguer, y coger un helicóptero e irse a Castelgandolfo, a la mierda o adónde quieran”. Este señor es el vicepresidente 2º del Gobierno. Sin palabras.

Leon Trotsky, en “¿Adónde va la URSS?, afirmó que “en un país donde el Estado es el único patrón (…) el antiguo principio de quien no trabaja no come ha sido reemplazado  por este otro: quien no obedezca, no comerá”. Quo vadis, España?

Eugenio-Jesús de Ávila

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