La derecha no tiene derecho a manifestarse

Me ha sorprendido la manifestación automovilística de Vox por las calles de la ciudad. Pero  no me sorprendió la reacción de la gente que se considera de izquierdas ante el éxito, objetivo, de la convocatoria, que ha dedicado todo tipo de insultos en nuestro Facebook a los organizadores como a este periódico. Al parecer, no consideran un éxito que una formación de derechas saque a la calles tantos coches y recoja tantos aplausos desde los balcones y ventanas. ¿Cuándo el PP, por poner un ejemplo, realizó manifestaciones contra los gobiernos de Felipe González y Zapatero, y hubo motivos para ello, en nuestra ciudad?  Siempre fueron tímidas. Porque los conservadores españoles, después de la celebérrima frase de Fraga de que “la calle es mía”, se la cedieron a las izquierdas, que consideran que solo pueden manifestarse los hinchas del PSOE y Unidas Podemos cuando no ocupan el poder.

Se agradece que no se quemaran contenedores de basura, ni se proyectase el mal estar contra el Gobierno con otras acciones de violencia sobre el patrimonio urbano municipal. Tampoco se quemaron banderas como la Ikurriña, ese invento ridículo de Sabino Arana, ni la Senyera, que exhibe los colores del Vaticano, ni ninguna roja con hoz y martillo, representativa de las mayores hambrunas padecidas por el género humano en la pasada centuria ni de más de cien millones de muertos, una vez abiertos los archivos de la URSS, y de las purgas de Stalin. En Alemania, nación que conoce, mejor que ningún otro pueblo, qué fue el nacionalsocialismo y el comunismo, partidos con esas ideologías están prohibidos en el juego democrático.

Que la gente que vota a la derecha deba permanecer sumisa, dócil, humillada ante las acciones de un poder político de más allá de la izquierda socialdemócrata, provoca en las huestes de la izquierda totalitaria náuseas, vómitos, sarpullidos cutáneos, como si la democracia debiera ser siempre gobernada por partidos socialistas y marxistas.

Siempre he dicho que el problema de España es su carencia de demócratas. Sin huevos resulta imposible hacer tortillas francesas o de patata. Sin personas que respeten las ideas del contrario, la libertad es una quimera.

Insisto en que la manifestación de Vox por las avenidas de Zamora constituye todo un éxito en una ciudad que pasa de todo, sobre todo la derecha; una tierra que ha sido humillada, principalmente por el PSOE, quién se llevó Regimiento Toledo, Prisión Provincial, acabó con la Universidad Laboral, cerró líneas férreas y ejecutó una reconversión agroganadera brutal, causa de la pandemia económica que se vive en esta provincia y su capital.  La derecha, lo que es el PP, fue cómplice del socialismo patrio.

Los zamoranos, cuando el PSOE nos humilló, merced a un alcalde inolvidable, J. Antolin Martín, asalto el cuartel Viriato. Ahí estuvo toda la ciudad, menos la izquierda socialista. Hoy, otros zamoranos, los que no comulgan con las acciones de gobierno socialcomunista, criticadas  no solo por los medios de comunicación liberales o conservadores, sino también por El País, la Biblia de la izquierda española, decidieron salir a la calle.

Al parecer, para estos demócratas de la izquierda, de la socialista y de la marxista-leninista, la derecha no tiene derecho de manifestarse, de pisar la calle, de utilizar la bandera nacional, esa que da tanto asco causa Pablo Iglesias, y de exigir la dimisión del ejecutivo que preside Pedro Sánchez, doctor en la mentira, con tesis extraordinarias sobre que jamás pactaría con Unidas Podemos, porque le quitaría el sueño, y con Bildu, formación presidida por Otegui, dirigente de la banda asesina ETA. Asombra que haya tanta gente de izquierdas que desconoce que, en su esencia, son muy de derechas. Ahora mismo, solo defienden las políticas económicas de Pablo Iglesias la Falange Española de las JONS.

No obstante, sostengo que estas manifestaciones son contraproducentes para los intereses de la democrcia española. Me parece una estrategia errónea. Porque esa izquierda, que prefiere la dictadura del proletariado a la democracia, las utilizará como argumento, como cortina de humo para ocultar su incapacidad para gestionar una pandemia vírica y económica.  

"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír".Orwell.

Eugenio-Jesús de Ávila