CON LOS CINCO SENTIDOS
Soy así con todas las consecuencias
Hoy tengo el cuerpo de jota, que se dice cuando tienes ganas de marcha, de algo más, de lo que te echen porque lo aguantarás todo. Te lo pide ese cuerpo, el tuyo, ese que a veces se te queja en la distancia, como cuando tu madre te decía “Levanta, que es hora de desayunar para ir a clase” y tú, remoloneabas otros cinco benditos minutos en el catre, porque era como estar en el útero materno, a resguardo del mal, del bien, de todo. A resguardo y con pereza.
Con la seguridad de que nada malo te podría pasar mientras estuvieses entre esas sábanas de franela en invierno o de las fresquitas, ya avanzado el mes de mayo, como ahora. Pero mi cuerpo hoy pide guerra, estar en el frente y hacer lo que mejor se me da, fastidiar al enemigo con mi verborrea incesante hasta abotargar sus oídos. A veces, pienso que si hablase menos, caería mejor a la gente, pero luego recapacito y me digo a mí misma, ¡qué coño! Yo hablo por los codos, siempre lo hice, leo por los codos, susurro por los codos, canto por los codos. ¿Y qué? ¿Alguien puede odiarme por eso? Pues sí. Los hay que no soportan a las personas intensas con un cerebro que no para de bullir y de ser espontáneo en las formas y en los modos. ¿Qué pasa?
A veces tengo ideas peregrinas que hasta a mí me sorprenden al día siguiente de haberlas propuesto, llevándome las manos a la cabeza. Otras veces, mis ideas me sorprenden, me paralizan e incluso, me hacen pensar que mi cerebro trabaja demasiado deprisa y las prisas, no son buenas para nada, que ya me lo decía mi madre hasta taladrarme la materia gris. Pero de veras os lo digo, a veces, me sorprendo a mí misma pensando soluciones absolutamente coherentes a un problema de una total incoherencia. Todo sea por llevar la contraria. Puede que sólo sea eso, que mi cerebro se esfuerza en decirte que te equivocas mostrándote la equivocación en carnes propias y una posible solución.
¡Yo qué sé! Sólo tengo clara y diáfana una circunstancia en mi manera de proceder ante el mundo que me rodea. Por muy perturbada que se encuentre mi mente en un determinado momento, si me buscas y buscas respuestas coherentes, las hallarás en mí, porque mi Asperger no me deja ver más allá de lo sencillo, lo justo, lo que es de verdad, lo que la gente merece, para bien o para mal, y que el amor también tiene señas de identidad en personas como yo. La verdad. No hallarás doblez ni dobles caras, no encontrarás señales confusas. No. Soy yo en toda su magnitud y en toda su simpleza. Nunca te jugaré una mala pasada, ni te mentiré a la cara, se me nota demasiado.
Puedo intentar dulcificar un argumento para no herir, pero hasta ahí llego. Si me tienes y me quieres, me tendrás y querrás para siempre. Como yo. No sé entender la vida de otro modo.
Nélida L. del Estal Sastre
Hoy tengo el cuerpo de jota, que se dice cuando tienes ganas de marcha, de algo más, de lo que te echen porque lo aguantarás todo. Te lo pide ese cuerpo, el tuyo, ese que a veces se te queja en la distancia, como cuando tu madre te decía “Levanta, que es hora de desayunar para ir a clase” y tú, remoloneabas otros cinco benditos minutos en el catre, porque era como estar en el útero materno, a resguardo del mal, del bien, de todo. A resguardo y con pereza.
Con la seguridad de que nada malo te podría pasar mientras estuvieses entre esas sábanas de franela en invierno o de las fresquitas, ya avanzado el mes de mayo, como ahora. Pero mi cuerpo hoy pide guerra, estar en el frente y hacer lo que mejor se me da, fastidiar al enemigo con mi verborrea incesante hasta abotargar sus oídos. A veces, pienso que si hablase menos, caería mejor a la gente, pero luego recapacito y me digo a mí misma, ¡qué coño! Yo hablo por los codos, siempre lo hice, leo por los codos, susurro por los codos, canto por los codos. ¿Y qué? ¿Alguien puede odiarme por eso? Pues sí. Los hay que no soportan a las personas intensas con un cerebro que no para de bullir y de ser espontáneo en las formas y en los modos. ¿Qué pasa?
A veces tengo ideas peregrinas que hasta a mí me sorprenden al día siguiente de haberlas propuesto, llevándome las manos a la cabeza. Otras veces, mis ideas me sorprenden, me paralizan e incluso, me hacen pensar que mi cerebro trabaja demasiado deprisa y las prisas, no son buenas para nada, que ya me lo decía mi madre hasta taladrarme la materia gris. Pero de veras os lo digo, a veces, me sorprendo a mí misma pensando soluciones absolutamente coherentes a un problema de una total incoherencia. Todo sea por llevar la contraria. Puede que sólo sea eso, que mi cerebro se esfuerza en decirte que te equivocas mostrándote la equivocación en carnes propias y una posible solución.
¡Yo qué sé! Sólo tengo clara y diáfana una circunstancia en mi manera de proceder ante el mundo que me rodea. Por muy perturbada que se encuentre mi mente en un determinado momento, si me buscas y buscas respuestas coherentes, las hallarás en mí, porque mi Asperger no me deja ver más allá de lo sencillo, lo justo, lo que es de verdad, lo que la gente merece, para bien o para mal, y que el amor también tiene señas de identidad en personas como yo. La verdad. No hallarás doblez ni dobles caras, no encontrarás señales confusas. No. Soy yo en toda su magnitud y en toda su simpleza. Nunca te jugaré una mala pasada, ni te mentiré a la cara, se me nota demasiado.
Puedo intentar dulcificar un argumento para no herir, pero hasta ahí llego. Si me tienes y me quieres, me tendrás y querrás para siempre. Como yo. No sé entender la vida de otro modo.
Nélida L. del Estal Sastre
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