Jueves, 25 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila
Viernes, 19 de Junio de 2020

Creer o no creer

Las profecías son un tema delicado para todos. La necesidad del ser humano de anteponerse a lo que pasará en el futuro ha sido el motivo de curiosidad y una práctica recurrente  en muchos. Sin embargo, esto también ha dado terreno para el surgimiento de farsas que más allá de poder predecir lo que sucederá se benefician de la duda humana y dispersan mitos y falsedades.

Sin importar que no seas un creyente de la astrología o las profecías, la mayoría de nosotros hemos escuchado hablar de Nostradamus (uno de los personajes más influyentes durante la edad media). Sabio para unos, farsante para otros, su supuesta capacidad para predecir el futuro, le ayudó a frecuentar la alta sociedad y tener la amistad de reyes hasta el día de su muerte (casi un año antes de lo que él mismo dijo). Estudió medicina en dos universidades de Francia, Aviñón y Montpellier, pero no llegó a obtener el título porque en ambas ocasiones una epidemia obligó a cerrar los claustros: primero la peste negra, luego la bubónica. A la muerte de su esposa e hijos a causa de la peste, durante mucho tiempo, hizo una vida errante por los caminos de toda Francia. Conoció a otros alquimistas, curanderos, adivinos, médicos y químicos, de los que aprendió algunas artes.

Su libro más famoso es “Les Propheties” (una colección de pasajes crípticos, conocidos como cuartetas, que rara vez mencionan detalles específicos, ubicaciones o personas) y es la principal fuente de sus predicciones. Aunque en mi opinión son un tanto vagas, (lo que permite que se adapten según el contexto, por lo que no deben tomarse como algo certero). No obstante, muchas personas creen que la crisis de salud causada por el coronavirus se predijo hace casi 500 años. Dudo que haya pruebas para respaldar la afirmación en los escritos de Nostradamus, a pesar de que las redes sociales están plagadas de afirmaciones infundadas sobre el supuesto profeta. Considerando el tiempo que le tocó vivir a nuestro amigo; guerras de religión, enfermedades y las hambrunas, epidemias que diezmaban a poblaciones enteras, no es extraño que haya imaginado nuevas plagas para tiempos futuros.

Lo cierto es que su nombre trascendió cinco siglos y sigue generando incógnitas y expectativas frente a cada acontecimiento que sacude al mundo. Cada vez que se produce un cataclismo natural o social, alguien vuelve sobre sus profecías en busca de indicios o signos premonitorios... Es verdad que 2020 nos está trayendo sucesos que sólo los mejores novelistas de ciencia ficción hubieran imaginado. Tal vez no sea un año sencillo; pero quizá nos traiga la posibilidad de reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y convertirlo en un lugar mejor.

Emilia Casas Fernández.

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