CON LOS CINCO SENTIDOS
La locura
Como decía Marguerite Yourcenar “siempre hace falta un golpe de locura para desafiar un destino”. Esto no es un elogio a la locura, ni es Erasmo de Rotterdam el que inspira estas palabras, es la locura en sí misma, con toda su esencia exprimida y concentrada en un instante, en un momento de mi vida. Es como cuando hablas de “normalidad”, otra palabra que parece impuesta y que debes intentar conseguir para tu vida como el cáliz que tanto buscaron los Cruzados, el Santo Grial, ese que Jesucristo utilizó en su última cena para beber de él con sus santos labios.
Ojalá todo el mundo tuviese un punto de locura desatada en su vida, un momento de exhibición de lo más transgresor que tiene dentro, para así “normalizar” el hecho de que hay personas que no se avergüenzan de reír, de gozar o de meterse en una fuente en pleno centro del mundo para ser vistos. Es todo un espectáculo maravilloso que nadie debería dejar pasar por alto. No estás loco si haces cosas que se salen de lo que otros esperan de tí.
No lo estás. Estás increíblemente vivo. Si ves que alguien hace cosas que no te parecen adecuadas a la norma establecida o que provoca risas, o el famoso “qué dirán”, mírala, observa si su rostro muestra alegría, ese será el detonante para que compartas con él o ella ese momento mágico y vuelvas a casa con la sensación de que has visto a alguien disfrutando de la vida sin importarle nada ni nadie. Siéntete orgulloso si lo somatizas y lo metabolizas como algo cotidiano, porque este universo está lleno de gente maravillosa que hace locuras constantemente en un mundo encorsetado que cada vez da más asco.
Nélida L. del Estal Sastre
Como decía Marguerite Yourcenar “siempre hace falta un golpe de locura para desafiar un destino”. Esto no es un elogio a la locura, ni es Erasmo de Rotterdam el que inspira estas palabras, es la locura en sí misma, con toda su esencia exprimida y concentrada en un instante, en un momento de mi vida. Es como cuando hablas de “normalidad”, otra palabra que parece impuesta y que debes intentar conseguir para tu vida como el cáliz que tanto buscaron los Cruzados, el Santo Grial, ese que Jesucristo utilizó en su última cena para beber de él con sus santos labios.
Ojalá todo el mundo tuviese un punto de locura desatada en su vida, un momento de exhibición de lo más transgresor que tiene dentro, para así “normalizar” el hecho de que hay personas que no se avergüenzan de reír, de gozar o de meterse en una fuente en pleno centro del mundo para ser vistos. Es todo un espectáculo maravilloso que nadie debería dejar pasar por alto. No estás loco si haces cosas que se salen de lo que otros esperan de tí.
No lo estás. Estás increíblemente vivo. Si ves que alguien hace cosas que no te parecen adecuadas a la norma establecida o que provoca risas, o el famoso “qué dirán”, mírala, observa si su rostro muestra alegría, ese será el detonante para que compartas con él o ella ese momento mágico y vuelvas a casa con la sensación de que has visto a alguien disfrutando de la vida sin importarle nada ni nadie. Siéntete orgulloso si lo somatizas y lo metabolizas como algo cotidiano, porque este universo está lleno de gente maravillosa que hace locuras constantemente en un mundo encorsetado que cada vez da más asco.
Nélida L. del Estal Sastre


















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