Nélida L. Del Estal Sastre
Viernes, 17 de Julio de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

Y llegué yo

[Img #41696]Pensabas que tu vida había terminado, que la inercia del día a día te mantenía en pié, que no había sentido alguno para seguir existiendo y padeciendo una nada aburrida, monótona, átona. Pero, de repente, me alcé ante ti como una aparición mariana, como una virgen blanca sin sayo y con pantalones de cuero ceñidos, marcando silueta y dominio sobre el hombre, sobre ese ser que yo siempre consideré inferior porque no puede parir. Yo, con mi cuello largo, mirando, sin pretenderlo por encima del hombro a todo bicho viviente. Estaba por encima de cualquier realidad, de hecho, no vivía en la realidad, más que en la que yo me inventaba para poder sobrevivir en un mundo de hienas en el que si te descuidas, te comen y te arrancan la piel y la carne a tiras, delante de tus narices, a bocajarro y a lo bestia.

Me conociste y algo cambió para ambos. No sé cómo explicarlo porque aunque las palabras sean lo mío, no las hallo, o no las exactas, ni quiero, para explicar lo que sucedió. Pero sucedió. Nos amarramos como una maroma a un barco para permanecer en puerto.

Después de algunas charlas y encuentros, parece que nos entendíamos, que nos completábamos en nuestra solitaria multitud vital, en nuestra monótona vida llena de gente y vacía de contenido.

Pero pasó el tiempo y tus manías y las mías salieron a la luz, somos seres solitarios, no acostumbrados a congeniar más que a ratos con quien no vamos a convivir, precisamente por eso. Porque no nos veremos en la obligación de convivir. Tú estás bien solo, como el buey que se relame en soledad, sin que nadie te eche cuentas. Yo, exactamente igual. Sola es como me hallo completa, sin querencias por nada ni por nadie, a mi ritmo. Me levanto cuando gusto, me acuesto cuando me apetece, sin que nadie me diga nada, porque estoy sola y así soy feliz. Nunca busqué un compañero, no lo busco, ni lo quiero. No te exculpes ni busques remedios caseros. No voy a avasallar tu castillo en ruinas. Tengo mi castillo y soy la reina y la princesa del mío. Estás a salvo y yo, también.

No estuvimos ni estamos destinados a compartir más que la nada. Cada uno en su castillo en ruinas o nuevo…Qué más da. La vida pone a cada uno en su lugar y da lo que a cada cual le corresponde o mereció. Si fuiste malo, hallarás maldad o el vacío y te habrás de conformar porque fue lo que labraste a pico y pala durante tu vida, si fuiste un miserable, hallarás eso. Si, en cambio, fuiste buena persona, hallarás la felicidad en la gente que te quiere y, aunque tu vida sea corta, también será plena. Habrá merecido la pena pasar por esta vaguada para aprender que no te puedes fiar de nada ni de nadie, sólo de los que, como yo lo hice, dieron lo mejor de sí mismos en cada momento y en cada lugar, independientemente de la persona, de si lo merecía o no.

Así que, salud, que es lo único que, finalmente, importa de veras.

Nélida L. del Estal Sastre

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.122

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.