POR DERECHO
La muy honorable familia Pujol
Mientras la mayoría de los españoles disfrutamos de un verano diferente, en el que escasean las salidas a zonas playeras o a otros lugares, me preguntaba si estaría la familia Pujol en su mansión del Pirineo gerundense. Queralbs, ha sido y supongo que sigue siendo, el lugar preferido para disfrutar las vacaciones estivales de estos catalanes insignes.
A lo largo de bastantes años, los españoles, catalanes y no catalanes, hemos tenido que escuchar, e incluso soportar, toda guisa de historias en torno a las dinámicas de poder para la configuración de los Gobiernos de distinto signo dentro del bipartidismo de entonces, en los cuales, Pujol jugó un papel determinante durante veintiún años. Incluso tuvimos que aguzar el oído ante aquella famosa frase de España nos roba que ponía de manifiesto una acusada ruptura del nacionalismo catalán con España.
Más tarde, tuvimos que aguantar lo del falso plebiscito que derivó en el plan sobrecogedor de proclamar el nuevo Estado catalán. Yo pensé, que con ese turbio pasado, los catalanes podrían llegar a tierra y descansar, cual Ulises a Itaca, en la certeza de encontrarse en la última etapa del camino. Sin embargo, llevo varios días imaginándome a Jordi Pujol y a Marta Ferrrusola sentados en sendas mecedoras de Fendi, como dos apacibles ancianitos disfrutando de la puesta de sol mientras narran campechanas historietas familiares a sus vástagos sentados entorno a ellos a modo de campamento indio. Lo que supongo que no se habrán atrevido a contarles a sus retoños son las perlas contenidas en el auto de quinientas nueve páginas que ha elaborado el Juez de la Mata, tras largos siete años de trabajo; que si estructuras societarias complejas en variados paraísos fiscales; que si una estructura estable y organizada jerárquicamente en la que todo pasaba por la madre superiora de la congregación; que si la obtención de millonarios beneficios ilícitos mediante actividades falsarias y corruptas. Y suma y sigue. Y suma y sigue. ¡Y suma y sigue! Vamos, un dechado de buenas prácticas que dirían los ingleses. Como vemos, apenas cambia nada a lo largo de la historia. Ya W. Shakespeare escribió en 1609 la tragedia de Hamlet donde decía: “Something is rotten in the state of Denmark” Algo así como hay algo podrido en el estado de Dinamarca frase que empleó para aludir a las deshonestidades en la política.
Se hace de noche en Queralbs y nuevamente los nietos se sientan alrededor de los abuelos. Supongo que a la encantadora pareja de ancianitos lo que les resultará más difícil de relatar son dos cuestiones: una, que el bisabuelo nunca fue rico y dos, que el abuelo es un presunto ladronzuelo.
La noche veraniega en la que contaron los secretos familiares casi todos los nietos comenzaron a llorar, excepto los más listos, que preguntaron a la abuela si quedaba dinero para someterse a sesiones de psicoanálisis para superar el duro trauma descubierto, a lo que Marta respondió con una cita bíblica de San Lucas: “Abstente de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”.
Lorena Hernández del Río
Mientras la mayoría de los españoles disfrutamos de un verano diferente, en el que escasean las salidas a zonas playeras o a otros lugares, me preguntaba si estaría la familia Pujol en su mansión del Pirineo gerundense. Queralbs, ha sido y supongo que sigue siendo, el lugar preferido para disfrutar las vacaciones estivales de estos catalanes insignes.
A lo largo de bastantes años, los españoles, catalanes y no catalanes, hemos tenido que escuchar, e incluso soportar, toda guisa de historias en torno a las dinámicas de poder para la configuración de los Gobiernos de distinto signo dentro del bipartidismo de entonces, en los cuales, Pujol jugó un papel determinante durante veintiún años. Incluso tuvimos que aguzar el oído ante aquella famosa frase de España nos roba que ponía de manifiesto una acusada ruptura del nacionalismo catalán con España.
Más tarde, tuvimos que aguantar lo del falso plebiscito que derivó en el plan sobrecogedor de proclamar el nuevo Estado catalán. Yo pensé, que con ese turbio pasado, los catalanes podrían llegar a tierra y descansar, cual Ulises a Itaca, en la certeza de encontrarse en la última etapa del camino. Sin embargo, llevo varios días imaginándome a Jordi Pujol y a Marta Ferrrusola sentados en sendas mecedoras de Fendi, como dos apacibles ancianitos disfrutando de la puesta de sol mientras narran campechanas historietas familiares a sus vástagos sentados entorno a ellos a modo de campamento indio. Lo que supongo que no se habrán atrevido a contarles a sus retoños son las perlas contenidas en el auto de quinientas nueve páginas que ha elaborado el Juez de la Mata, tras largos siete años de trabajo; que si estructuras societarias complejas en variados paraísos fiscales; que si una estructura estable y organizada jerárquicamente en la que todo pasaba por la madre superiora de la congregación; que si la obtención de millonarios beneficios ilícitos mediante actividades falsarias y corruptas. Y suma y sigue. Y suma y sigue. ¡Y suma y sigue! Vamos, un dechado de buenas prácticas que dirían los ingleses. Como vemos, apenas cambia nada a lo largo de la historia. Ya W. Shakespeare escribió en 1609 la tragedia de Hamlet donde decía: “Something is rotten in the state of Denmark” Algo así como hay algo podrido en el estado de Dinamarca frase que empleó para aludir a las deshonestidades en la política.
Se hace de noche en Queralbs y nuevamente los nietos se sientan alrededor de los abuelos. Supongo que a la encantadora pareja de ancianitos lo que les resultará más difícil de relatar son dos cuestiones: una, que el bisabuelo nunca fue rico y dos, que el abuelo es un presunto ladronzuelo.
La noche veraniega en la que contaron los secretos familiares casi todos los nietos comenzaron a llorar, excepto los más listos, que preguntaron a la abuela si quedaba dinero para someterse a sesiones de psicoanálisis para superar el duro trauma descubierto, a lo que Marta respondió con una cita bíblica de San Lucas: “Abstente de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”.
Lorena Hernández del Río




















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