Jueves, 18 de Diciembre de 2025

Francisco Iglesias Carreño
Miércoles, 05 de Agosto de 2020
NUESTRA HISTORIA

Jornada del Foso de Zamora

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En otras latitudes hablan amplia y cumplidamente, lo cotejamos casi a diario, de lo que entienden y consideran como suyo y/o intima y afectivamente próximo, y lo hacen, en las diferentes ocasiones que lo efectúan, con sentido del admirado respeto, a la vez que de enérgica ponderación, significativo ensalzamiento y de, claro está, muy legítimo orgullo. 

 

Nosotros aquí, como unos más integrantes convivenciales de "nuestra gente" y de adscritos a "nuestra tierra", tratamos de ir a la par, coetaneos con otras latitudes, en lo que nos sea factible y/o posible y hacerlo, no por que alimentemos presunciones vanas o es que pensemos que seamos más que ellos ( en general que otros), puesto que lo que es que no somos, desde nuestra consideración estimativa particular, esa es nuestra ideal pretensión, nunca desde siempre menos.

 

Observamos que la novelación de nuestro pasado histórico está siendo objeto del interés de varios autores, a la vez que también, y por tal motivo, se celebran encuentros ( literarios, históricos, culturales,...) sobre tales ensayos de connotaciones históricas (en diversas poblaciones como Granada, Campo de Gibraltar, León, Madrid. Morata de Jalón, Úbeda,…), que reúnen a estudiosos, eruditos, analistas y aficionados entorno a tal descripción, más o menos fabulada, de nuestro pasado histórico.

 

 Consideramos que tal proceder es una forma, una más entre otras, de acercarnos a ese pasado, que hemos heredado en parte, para adecuarlo creativa e imaginativamente y ponerlo al alcance de (¿todos y/o casi todos?) los lectores/oyentes/televidentes/internautas actuales.

 

Lo precitado nos habla de ese “nuestro pasado” y de una acción convergente sobre él, de la cual, y a priori, no teníamos nunca porque estar, en nuestro aquí convivencial próximo, de nuestros entornos mediatos ambientales, ya excluidos, como en otras tantas y tan cariadas cosas desde el inicio. 

 

Nosotros, en nuestro aquí convivencial -.- con el solo valor de nuestra ciudadanía regional-.- podemos ser unos más, como los demás del resto, a la hora de glosar y ensalzar, organizada y ponderadamente, que también de eso se trata, de todo lo nuestro.

 

Ya señalábamos hace tiempo, esa real posibilidad de auparnos, concatenada y colectivamente, sobre el espacio de la novela histórica desde ese nuestro significativo aquí y de lo que fue nuestro mayestatico otrora. 

 

En un tiempo no muy lejano decíamos y , por ello y con ello, así exponíamos lo siguiente: “Es posible que si al novelista escocés Walter Scott(1771-1832) le hubiera dado por la descripción novelada de “nuestra guerra de la reconquista”, a estas alturas tendríamos amplios dossiers, enracimados volúmenes, y librerías especializadas que, cual "episodios galdosianos" del ciudadano Pérez Galdós { D. Benito (1843-1920)}, glosarían todos los avatares/situaciones/hechos que, en tan dilatado/crucial/importante espacio temporal,¡800 años interactivos!, tuvieron lugar en la península ibérica [ese “lugar perejeliano del ciudadano Unamuno y Jugo (D. Miguel), cuyo retrato tengo ahora frente a mi en "El Novelty", al lado del bronceado del ciudadano Torrente Ballester (D. Gonzalo)].

 

El continente europeo, en la baja Edad Media, tal vez tenía, en los finales del Siglo IX y  el comienzo del Siglo X, una gran aglomeración y profusión de problemas que les preocupaban/ocupaban/absorbían y, es posible, tal vez pudiera ser, qué lo que ocurriera por aquí, en “el fin de la tierra” (nuestro siempre “Finis Terre”) lo encontrara un tanto lejano, incluso muy lejano, nebuloso en gran manera, acaso posiblemente colateral y le mantuviera un tanto al pairo de su interés mediato.”.

 

Preguntemonos: ¿Cómo podría saber el resto de la entonces Europa medieval de nuestros asuntos?. O puesto de otra forma: ¿cómo hacer llegar allí, al centro de Europa, nuestras cuitas, problemas y situaciones tan particulares?

 

Para un tanto situarnos hemos hilado, como esbozo conductor argumentativo, lo siguiente:

 

“Estamos en el Papado de Esteban VIII [parece que supeditado al duque Alberico (de la saga/entresijos/uniones de Marozia)], y aquí, en Hispania, de forma solemne, se declara, en el año 939, por Abd al-Rahmán III la "campaña de la omnipotencia" {"Gazat al-kudra" o "Campaña del Supremo Poder"} contra sus opositores: “los leoneses”, con la previsible intención de romper, así parece, en dos partes la Corona Leonesa. 

 

Es la Corona Leonesa, en esos momentos del Siglo X, el otro auténtico, fidedigno y genuino poder integral (militar, económico, religioso, cultural, social y político) que se ubica en la península y que, limitado al sur, de forma natural, por la línea divisoria del río Duero, mantiene de forma instrumental/logística/activa la vigilancia, observancia y el acecho hacia el sur agareno, con frecuentes encuentros bélicos que, hasta el momento, en la dirección del soberano leonés Ramiro II, no han sido muy favorables.”

 

Seguimos con el relato del asunto que nos ocupa: “Todo parece indicar que Abd al-Rahmán III (que ha ordenado "la guerra santa", para provocar un amplio reclutamiento general, contra la Corona Leonesa), sale en el año 939 de la ciudad de Córdoba, a finales del mes de junio (pudiera ser el día 28 de julio) y se encamina hacia el norte, donde pudiera haber, y y en presunción imaginativa, dos supuestos itinerarios o tal vez, em forma logistica, dos cuerpos de ejército, uno en la perpendicular hacia San Esteban de Gormaz y otro , desde La Transierra Extremeña, o puede que una conjunción, a forma de pinza, de ambos. 

 

La Transierra en tal caso, desde nuestra suposición, le hubiera permitido una concentración de tropas en un espacio menos caluroso y no poner toda su fuerza militar en la intemperie climática y desprotección ambiental del centro de la submeseta sur. 

 

El gran volumen de ejército agrupado, de 100.000 guerreros, de que dispone, permite suponer el establecimiento de un posible cuerpo de fuerzas agarenas para cruzar el macizo central (con posibilidades de itinerarios por los Puertos de Perales o de La Ballejera-siguiendo La Vía Dalmacia y La Vía de La Plata, mejor que por el de Tablada) y presentarse, cuasi de sopetón, ante la ciudad leonesa de Zamora que, seguramente, está expectante,¡ trágicamente expectante!, ante tan amplio despliegue bélico.”

 

Ya nos hacemos una amplia idea, en estas nuestras suposiciones, de la situación que acontece en la submeseta sur en el verano del año 939 y de cómo afectarían, en la ilación de las transmisiones, las alarmantes noticias que llegaran informativamente de tales movimientos de tropas agarenas, hacia la submeseta norte.

 

 Se hace lógico concretar que, como elemento precautorio, el Rey Leonés Ramiro II (de la Corona Leonesa) tendría ante si todo el abanico del tablero ajedrecístico militar, donde arbitraria las oportunas/precisas/estratégicas medidas para hacer frente a tal descomunal masivo ataque y a tan concreta directa ofensiva y lo que para su espacio vital podría suponer.

 

Seguramente organizaría su propia defensa contando con lo mejor que a mano tubiera. En ese "tablero defensivo leonés" de la submeseta norte, Ramiro II contaría, a buen seguro, con su fortaleza cimera y paradigmático baluarte: la ciudad amurallada de Zamora, ubicada en la ribera izquierda del río Duero, donde este hace un quiebro, por Las Pajaráncas y Los Infiernos tras Baldelaloba y Valverde frente a El Témblajo y Las Chanas, para dirigirse a Las Arribes de La Raya. Aquella murada Zamora, de aquel entonces medieval del año 939, era sin duda para Ramiro II una garantía sólida, un aval bélico, ante cualquier invasión que proviniera del sur. 

 

Eso se sabía bien en toda la Corona Leonesa, como igualmente lo tendrían en cuenta en el Califato de Córdoba. Por eso aquella Zamora (nuestra Zamora del medieva del año 939), tenía que contar, para tener máximas garantías de éxito y pervivencia, tanto con su fuerte guarnición como con un ejército auxiliar externo próximo y con amplia capacidad dinámica para estar cerca de ella.

 

Decir sobre la Zamora del Siglo X, en la Corona Leonesa, del año 939, es hablar de "nuestra patrimonial herencia histórica", o sea, hablar de “lo nuestro” de aquí y no de lo que otros, y por otras razones, desde fuera pretenden provocar que lo tomemos como tal. 

 

Así apuntábamos ya: ”Hemos señalado ya situaciones sobre la Zamora del Siglo X, que se hace necesario, ¡y hasta obligado!, en el ánimo de su extraordinaria importancia, reiterarlas: “Zamora es la ciudad con mejores defensas, la más importante, estratégicamente hablando de toda la Corona Leonesa”. Abd al-Rahmán III lo sabe muy bien, ¡lo sabe toda Hispania!, de esta importancia de Zamora y por eso trata de anular el poder militar que la ciudad representa. Zamora, en el verano del año 939, está la espera de la llegada del auxilio, necesario e importante, de los ejércitos del Rey Leonés Ramiro II, pero tal espera se altera, ya que es truncada por las disposiciones mogisticas y decisiones estratégicas/militares/tácticas de Abderraman III.”

 

El binomio de la ciudad de Zamora dotada de un ejército auxiliar es “un lujo militar adversario”, de extraordinaria importancia bélica que no se puede permitir el Califa Abd al-Rahmán III, es por ello que, y en nuestra interpretación singular, que maniobrase militarmente con sus abundantes efectivos bélicos en aras de evitar tal proceso defensivo/atacante de la Corona Leonesa. 

 

Seguramente optaría, desde nuestro suponer, por el enfrentamiento con el ejército leonés y de sus aliados, comandado por el Rey Leonés Ramiro II, en campo abierto (fiando o confiando en su superioridad numérica), y ubicándolo a bastante distancia de Zamora, y a la vez, en forma previsible, destacar una porción del mismo para asediar tal ciudad y evitar los posibles acechos de maniobrabilidad de su guarnición a sus espaldas, evitando con ello el efecto tenaza sobre los ejércitos agarenos.

 

Desde tales previsiones/cautelas/posibilidades y con tales hipótesis de partida seguimos nuestra ambientación, donde exponemos:

 

 ”Cuando los ejércitos del omeya Abd al-Rahmán III tienen ante sí a Zamora, el verano del año 939, tuvieron que quedar también impresionados. En la Edad Media tenía que imponer:” la ciudad más fuerte de la Corona Leonesa, la mejor amurallada, la de los siete cercos y siete fosos la llaman”.

 

 No era nada sencillo, vistas sus defensas, tomar Zamora y El Califa es sabedor de la situación, tanto de la importancia de Zamora (con sus defensores muy preparados) como, por otra parte de los movimientos de las tropas leonesas y de sus aliados que desde el nordeste, en movimientos acelerados, caminan en dirección hacia Zamora. 

 

Abd al-Rahmán III actúa rápidamente, puede que fuera ya una táctica premeditada, y , por ello, divide su ejército, dejando, según algunos relatos, 20.000 hombres cercando a Zamora y el resto de 80.000 hombres parte, hacia el este, al encuentro de los ejércitos del Rey Leonés Ramiro II.”

 

Desde amplias lectura y siguiendo las diferentes exposiciones, hemos descrito que:

” Los zamoranos del año 939, dicen los relatos, se baten en orden y hasta hacen salidas al campo enemigo, pero el acoso es continuo contra ellos y los sitiadores, para rendirlos tienen que ir al asalto posición tras posición, e idean llenar los fosos con los cadáveres de los combatientes muertos para, en avanzando por encima de los cuerpos inertes, en un espeluznante cementerio, chorreante de sangre y pleno de despojos humanos, hacer un puente de asalto y poder doblegar la indómita/heroica/épica resistencia de Zamora”.

 

Sucedió aquí en la Zamora de la Corona Leonesa, en los tiempos de Ramiro II. Eso tuvo lugar, según algunas crónicas, en la estación del verano del día 5-agosto-939.

 

Desde el otro lado del rio Duero, hagamos una mirada general: “Ahora que en Zamora podemos contemplar una parte de lo que fueron sus recias defensas medievales, en lo que es la propia ciudadela del castillo, no sólo observamos la situación privilegiada de la urbe, admirable desde El Temblajo, en esa curva del Río Duero, que al fondo de Las Pajarancas nos anuncia El Arribanzo, o el flanqueo norte de la vaguada del antiguo cauce del Río Valderaduey, que hicieron de ella, sin duda alguna, la ciudad más fuerte y poderosa, en la Edad Media Hispánica, como epicentro militar de la Corona Leonesa, y donde su foso actual, amén de otros que intuimos pero desconocemos, nos permite retrotraernos hacia la situación límite del mes de agosto del año 939, en una acción retrospectiva de atemporalidad, con esa introvisión tan impactantemente dantesca, sobrecogedora por demás, de máximo dramatismo y espeluznante concreccion, plena de sentido épico y heroico y conformadora del mayor hito bélico de los hijos de Zamora, un hecho de armas extraordinario que marcaría el devenir del proceso histórico de Zamora y un ejemplo a seguir por todos los de aquí, aquellos leoneses del antes, para el año 1072 frente a las tropas castellanas.”

 

Estamos ahora a 1081 años de "La Jornada del Foso de Zamora". Un hito histórico universal de nuestra gente y de nuestra tierra, una parte alicuota muy importante de nuestra herencia histórica, que está en nuestra grupal patrimonial herencia leonesa.

 

Francisco Iglesias Carreño

 

Del  Instituto de Estudios Zamoranos  Florián D'Ocampo

VALORIO 5-$-2020

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