REPÚBLICO
¿Qué clase de república nos espera?
Hoy, 9 de agosto de 2020 –la fecha es importante, porque podría ser el último en el que España tenga una Monarquía Constitucional-, voy a hacer política ficción, como si fuera Pablo Iglesias. Imagino que hay un golpe de Estado de este marxista de bolsillo y leninista de “dacha” burguesa en Galapagar, apoyado por un sector del PSOE, con aprecio de Pedro Sánchez, más todos los nacionalismos regionales, como PNV, Bildu, los hijos de Pujol, los nietos de los golpistas de ERC. Y se proclama la III República. Y el pueblo español llora de emoción por acceder, por las buenas, a esa nueva forma de Estado. Maravilloso. ¡La utopía al alcanza de Juan Español!
Preguntas que me planteo: ¿Qué clase de república se nos concedería a nuestro ovino pueblo? ¿La plurinacional tan cacareada por el hombre que se recoge el cabello en moño, porque la coleta abruma en este verano abrasador? Si así fuera, otra cuestión: ¿Qué regiones o provincias de España cabría considerar como naciones: País Vasco, Cataluña, Galicia? Adelanto, porque es historia, que Zamora, la ciudad del Romancero, tiene mucha más historia que esas regiones. Verbigracia: Batalla de El Día de Zamora, librada por Alfonso III en las murallas en el año 901. El Cerco de Zamora: 1072. Algún dato más. Como zamorano, pediría que Zamora fuese considerada nación porque posee más derechos que las tierras catalanas, vascas y gallegas para constituirse como tal. Si el estado republicano que lidere Iglesias respeta la democracia, tendría que admitir que nuestra provincia fuese una de las naciones de esa república plurinacional. Quizá Toro exigiese ser nación también, porque tiene una historia rica y antigua y fue provincia hasta 1833. El segundo municipio más grande de España.
Ahora sigo cuestionando. ¿Qué referencia de estado republicano desea Iglesias y el PSOE de Sánchez para España? Por lo que habla el neocomunista, quizá la Unión Soviética, la de las hambrunas, provocadas por Lenin, al requisar toda la producción agrícola y ganadera de Rusia; la de Stalin, que se llevó por delante a cinco millones de personas en Ucrania, granero de la URSS; la del Ejército Rojo de Trotski, que masacró a miles, unos 10.000, de obreros, la mayor matanza ejercida sobre el proletariado, en Kronstadt, marzo de 1921, cando Vladimir Illich todavía conservaba la salud. La URSS que eliminó a todos los partidos a su izquierda, como los eseristas, representantes del agro ruso; a su derecha, o centro. O prefiere la de las Purgas de Moscú, el Gran Terror, las que condujeron al paredón a bolcheviques que hicieron la revolución con Lenin en 1917, personajes como Bujarin, Zinoviev, Kámenev, y miles fusilados o condenados a pasar el resto de sus vidas en gulags, entre ellos poetas, directores de teatro, generales e intelectuales, o asesinados en el exilio, como Trotski, a manos de un comunista español, Ramón Mercader, perteneciente a una familia burguesa catalana.
Quizá Iglesias elegiría la gerontocracia soviética, la que sucedió a Stalin, aunque no lo creo, dada la manía que tiene a los viejos, como se evidenció en su momento con Julio Anguita: “Hay mucha gente que quiere resucitar a Anguita, que es como el cadáver del Cid a caballo». «En esas cosas estoy muy cansado. Es como muchas gracias por los servicios prestados, pero con gente de veintitantos, treinta y tantos, cuarenta y tantos hay gente mayor que tiene que tomar ejemplo de Joseph Ratzinger y coger un helicóptero e irse a la mierda o a donde quieran».
En verdad, el hombre que desea, cuanto antes, una república en España, debería irnos explicando qué clase de república quiere para España, por si nos diera la opción de elegir. Pudiera ser que pudiera que su ideal de nuevo modelo de estado fuera el de la II República, a la que el personal, “rojo” y “azul”, debería conocer sus principales jalones. Quizá este burguesito de clase media desee una república como la de 1931, que, cuando apenas llevaba una mes de vigencia, entre los días 10 y 13 de mayo, se quemaron un centenar de iglesias, se destruyó patrimonio artístico y litúrgico, se profanaron algunos cementerios de conventos e se incendió la segunda biblioteca más importante de España, la de los jesuitas en San Bernardo –hay fotografías del siniestro-; la misma república que asesinó a unas cuantas familias de anarquistas en Casas Viejas, cuando el gobierno lo formaba una colación de republicanos y socialistas. El diario de la CNT hizo responsable de la represión a “la política represiva... sectaria de los socialistas que detentan el poder y usan de él contra los intereses de los trabajadores”.
Esa segunda edición de la República también es la que registra un golpe de Estado el 6 de octubre de 1934, porque el ejecutivo lo formaban dos partidos, uno de centro, el Radical Socialista de Lerroux, el gran republicano de siempre, y la CEDA, la derecha que presidía el charro Gil Robles; o el mismo Estado que asesinó, sacándolo, a la fuerza de su domicilio, al diputado Calvo-Sotelo, líder del grupo monárquico en el Congreso, o la que legisló la Ley de Vagos y Maleantes, de agosto de 1933. El lector analfabeto de izquierdas cree todavía que esta ley fue promulgada durante la dictadura franquista. Como no lee y si lee tan solo a historiadores comunistas, desfasados y doctrinarios, pues no se enteró de nada.
Viajemos en el tiempo. Quizá Iglesias desee una república como la que se instauró el 11 de febrero de 1873, tras votarse en la Cortes, con nada menos que 258 votos a favor y solo 32 en contra. Por cierto, la bandera de aquel primer intento republicano también era la rojigualda. En aquel tiempo la monarquía, con Amadeo de Saboya como rey, se quebraba, varias y graves heridas que suturar: guerra de Cuba, la Tercera Guerra Carlista o la oposición monárquica de los alfonsinos. Un caos.
hora no tenemos una guerra exterior, pero si una guerra incruenta en Cataluña; una crisis económica descomunal y una agresividad desatada sobre la monarquía de Felipe VI, la que facilitó el más largo periodo de paz de nuestra historia contemporánea, si exceptuamos los crímenes de la banda terrorista de extrema izquierda, ETA, cuyo partido político, Bildu, apoya ahora al gobierno socialcomunista. Formación de una acrisolada defensa de la libertad y de la paz.
Prosigamos con la historia. Como se sabe, en once meses, hubo cuatro presidentes: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Esa I República tuvo que hacer frente, además de los problemas, gravísimos, que cité en el párrafo anterior, al cantonalismo. Los principales focos se vivieron en Murcia, Levante y Andalucía. Incluso en Toro también se conoció este ismo. Todos contra todos. Perfecto. Ante el caos, el general Martínez-Campos se pronunció, dando paso a la restauración borbónica.
Insisto, aunque los burgueses, que no trabajadores, de ultraizquierda ni lo entienden, ni lo digieren, porque tienen fe y esa creencia destruye la razón, que el problema actual de España no consiste en Monarquía o República, sino es más y mejor democracia, para que el pueblo elija, de verdad, a sus representantes, no como ahora que los seleccionan las jerarquías de los partidos y el ciudadano vota, cual oveja, creyendo que el pone y el quita diputados y senadores.
Exijo un Estado que prime la sanidad pública, que potencie la enseñanza estatal y que permita la privada, para que cada familia lleve, pagando, a su prole donde mejor considere.
Como jacobino, no quiero autonomías, cobijo de jetas y vividores de la política, causa de corrupciones por doquier, de todos: Andalucía, con el PSOE, la que más y mejor robó, ahí están los ERES; Madrid y Valencia, con el PP; Cataluña, con el pujolismo y el resto de partidos racistas.
Justicia libre, libérrima, sin que los políticos metan sus sucias manos en sus decisiones, ni coarten a jueces y magistrados. La Ley por encima de la persona, se llame Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Pablo Casado.
Ni un solo euro para partidos, sindicatos y patronal, que se lo monten con su propio dinero, con el de sus militantes, socios, empresarios y afiliados.
Poner punto final a que los diputados y los senadores cobren la pensión máxima, más después de haber disfrutado de prebendas y privilegios durante el ejercicio político. Si son pueblo, que cobren como el pueblo llano.
Igualdad absoluta en derechos y deberes entre hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales. Nadie es más que nadie en virtud del sexo con el que nace.
Libertad religiosa absoluta y sin privilegios.
Este botarate de ultraizquierda, que gusta disfrutar de la vida como un burgués, es el líder de un partido al que el Tribunal de Cuentas reclama la devolución de casi medio millón de euros de subvenciones para gastos de seguridad, concedidas por el Ministerio de Interior en 2016; el mismo personaje que confiesa cabalgar, jinete del Apocalipsis, en las contradicciones porque recibe dinero de Irán, una teocracia en el Siglo XXI -¡manda huevos!-, donde se persigue a los homosexuales hasta ahorcarlos en grúas públicas, se esconde la belleza de la mujer tras trapos negros, porque se trata de un ser inferior; el mismo al que siguen unos cuantos millones de ciudadanos que viven como dios, si lo hubiera; gente instalada en el buen yantar, doctores y licenciados, pero carece de representantes parlamentarios de la clase obrera, como también le sucede al PSOE desde 1977.
Iglesias, de haberlo conocido Azaña, hubiera formado parte de lo que el segundo presidente de la II República consideraba políticos radicales de izquierda: “Obtusos", "loquinarios", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta". Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta" / "Insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería".
Se puede, y se debe, ser republicano y liberal, y de izquierdas sin ser marxista. Unos defienden la libertad, y los otros, la persiguen; unos consideran la Ley por encima del hombre, otros la utilizan para convertir al ciudadano en masa, en un número, en nada. Hubo pescadores de almas. Hay cazadores de la verdad y recolectores de la mentira. Nada más.
Me olvidaba: si a un servidor le dieran a elegir, pediría vivir en la Comuna Antinacionalista Zamora.
Eugenio-Jesús de Ávila
Hoy, 9 de agosto de 2020 –la fecha es importante, porque podría ser el último en el que España tenga una Monarquía Constitucional-, voy a hacer política ficción, como si fuera Pablo Iglesias. Imagino que hay un golpe de Estado de este marxista de bolsillo y leninista de “dacha” burguesa en Galapagar, apoyado por un sector del PSOE, con aprecio de Pedro Sánchez, más todos los nacionalismos regionales, como PNV, Bildu, los hijos de Pujol, los nietos de los golpistas de ERC. Y se proclama la III República. Y el pueblo español llora de emoción por acceder, por las buenas, a esa nueva forma de Estado. Maravilloso. ¡La utopía al alcanza de Juan Español!
Preguntas que me planteo: ¿Qué clase de república se nos concedería a nuestro ovino pueblo? ¿La plurinacional tan cacareada por el hombre que se recoge el cabello en moño, porque la coleta abruma en este verano abrasador? Si así fuera, otra cuestión: ¿Qué regiones o provincias de España cabría considerar como naciones: País Vasco, Cataluña, Galicia? Adelanto, porque es historia, que Zamora, la ciudad del Romancero, tiene mucha más historia que esas regiones. Verbigracia: Batalla de El Día de Zamora, librada por Alfonso III en las murallas en el año 901. El Cerco de Zamora: 1072. Algún dato más. Como zamorano, pediría que Zamora fuese considerada nación porque posee más derechos que las tierras catalanas, vascas y gallegas para constituirse como tal. Si el estado republicano que lidere Iglesias respeta la democracia, tendría que admitir que nuestra provincia fuese una de las naciones de esa república plurinacional. Quizá Toro exigiese ser nación también, porque tiene una historia rica y antigua y fue provincia hasta 1833. El segundo municipio más grande de España.
Ahora sigo cuestionando. ¿Qué referencia de estado republicano desea Iglesias y el PSOE de Sánchez para España? Por lo que habla el neocomunista, quizá la Unión Soviética, la de las hambrunas, provocadas por Lenin, al requisar toda la producción agrícola y ganadera de Rusia; la de Stalin, que se llevó por delante a cinco millones de personas en Ucrania, granero de la URSS; la del Ejército Rojo de Trotski, que masacró a miles, unos 10.000, de obreros, la mayor matanza ejercida sobre el proletariado, en Kronstadt, marzo de 1921, cando Vladimir Illich todavía conservaba la salud. La URSS que eliminó a todos los partidos a su izquierda, como los eseristas, representantes del agro ruso; a su derecha, o centro. O prefiere la de las Purgas de Moscú, el Gran Terror, las que condujeron al paredón a bolcheviques que hicieron la revolución con Lenin en 1917, personajes como Bujarin, Zinoviev, Kámenev, y miles fusilados o condenados a pasar el resto de sus vidas en gulags, entre ellos poetas, directores de teatro, generales e intelectuales, o asesinados en el exilio, como Trotski, a manos de un comunista español, Ramón Mercader, perteneciente a una familia burguesa catalana.
Quizá Iglesias elegiría la gerontocracia soviética, la que sucedió a Stalin, aunque no lo creo, dada la manía que tiene a los viejos, como se evidenció en su momento con Julio Anguita: “Hay mucha gente que quiere resucitar a Anguita, que es como el cadáver del Cid a caballo». «En esas cosas estoy muy cansado. Es como muchas gracias por los servicios prestados, pero con gente de veintitantos, treinta y tantos, cuarenta y tantos hay gente mayor que tiene que tomar ejemplo de Joseph Ratzinger y coger un helicóptero e irse a la mierda o a donde quieran».
En verdad, el hombre que desea, cuanto antes, una república en España, debería irnos explicando qué clase de república quiere para España, por si nos diera la opción de elegir. Pudiera ser que pudiera que su ideal de nuevo modelo de estado fuera el de la II República, a la que el personal, “rojo” y “azul”, debería conocer sus principales jalones. Quizá este burguesito de clase media desee una república como la de 1931, que, cuando apenas llevaba una mes de vigencia, entre los días 10 y 13 de mayo, se quemaron un centenar de iglesias, se destruyó patrimonio artístico y litúrgico, se profanaron algunos cementerios de conventos e se incendió la segunda biblioteca más importante de España, la de los jesuitas en San Bernardo –hay fotografías del siniestro-; la misma república que asesinó a unas cuantas familias de anarquistas en Casas Viejas, cuando el gobierno lo formaba una colación de republicanos y socialistas. El diario de la CNT hizo responsable de la represión a “la política represiva... sectaria de los socialistas que detentan el poder y usan de él contra los intereses de los trabajadores”.
Esa segunda edición de la República también es la que registra un golpe de Estado el 6 de octubre de 1934, porque el ejecutivo lo formaban dos partidos, uno de centro, el Radical Socialista de Lerroux, el gran republicano de siempre, y la CEDA, la derecha que presidía el charro Gil Robles; o el mismo Estado que asesinó, sacándolo, a la fuerza de su domicilio, al diputado Calvo-Sotelo, líder del grupo monárquico en el Congreso, o la que legisló la Ley de Vagos y Maleantes, de agosto de 1933. El lector analfabeto de izquierdas cree todavía que esta ley fue promulgada durante la dictadura franquista. Como no lee y si lee tan solo a historiadores comunistas, desfasados y doctrinarios, pues no se enteró de nada.
Viajemos en el tiempo. Quizá Iglesias desee una república como la que se instauró el 11 de febrero de 1873, tras votarse en la Cortes, con nada menos que 258 votos a favor y solo 32 en contra. Por cierto, la bandera de aquel primer intento republicano también era la rojigualda. En aquel tiempo la monarquía, con Amadeo de Saboya como rey, se quebraba, varias y graves heridas que suturar: guerra de Cuba, la Tercera Guerra Carlista o la oposición monárquica de los alfonsinos. Un caos.
hora no tenemos una guerra exterior, pero si una guerra incruenta en Cataluña; una crisis económica descomunal y una agresividad desatada sobre la monarquía de Felipe VI, la que facilitó el más largo periodo de paz de nuestra historia contemporánea, si exceptuamos los crímenes de la banda terrorista de extrema izquierda, ETA, cuyo partido político, Bildu, apoya ahora al gobierno socialcomunista. Formación de una acrisolada defensa de la libertad y de la paz.
Prosigamos con la historia. Como se sabe, en once meses, hubo cuatro presidentes: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Esa I República tuvo que hacer frente, además de los problemas, gravísimos, que cité en el párrafo anterior, al cantonalismo. Los principales focos se vivieron en Murcia, Levante y Andalucía. Incluso en Toro también se conoció este ismo. Todos contra todos. Perfecto. Ante el caos, el general Martínez-Campos se pronunció, dando paso a la restauración borbónica.
Insisto, aunque los burgueses, que no trabajadores, de ultraizquierda ni lo entienden, ni lo digieren, porque tienen fe y esa creencia destruye la razón, que el problema actual de España no consiste en Monarquía o República, sino es más y mejor democracia, para que el pueblo elija, de verdad, a sus representantes, no como ahora que los seleccionan las jerarquías de los partidos y el ciudadano vota, cual oveja, creyendo que el pone y el quita diputados y senadores.
Exijo un Estado que prime la sanidad pública, que potencie la enseñanza estatal y que permita la privada, para que cada familia lleve, pagando, a su prole donde mejor considere.
Como jacobino, no quiero autonomías, cobijo de jetas y vividores de la política, causa de corrupciones por doquier, de todos: Andalucía, con el PSOE, la que más y mejor robó, ahí están los ERES; Madrid y Valencia, con el PP; Cataluña, con el pujolismo y el resto de partidos racistas.
Justicia libre, libérrima, sin que los políticos metan sus sucias manos en sus decisiones, ni coarten a jueces y magistrados. La Ley por encima de la persona, se llame Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Pablo Casado.
Ni un solo euro para partidos, sindicatos y patronal, que se lo monten con su propio dinero, con el de sus militantes, socios, empresarios y afiliados.
Poner punto final a que los diputados y los senadores cobren la pensión máxima, más después de haber disfrutado de prebendas y privilegios durante el ejercicio político. Si son pueblo, que cobren como el pueblo llano.
Igualdad absoluta en derechos y deberes entre hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales. Nadie es más que nadie en virtud del sexo con el que nace.
Libertad religiosa absoluta y sin privilegios.
Este botarate de ultraizquierda, que gusta disfrutar de la vida como un burgués, es el líder de un partido al que el Tribunal de Cuentas reclama la devolución de casi medio millón de euros de subvenciones para gastos de seguridad, concedidas por el Ministerio de Interior en 2016; el mismo personaje que confiesa cabalgar, jinete del Apocalipsis, en las contradicciones porque recibe dinero de Irán, una teocracia en el Siglo XXI -¡manda huevos!-, donde se persigue a los homosexuales hasta ahorcarlos en grúas públicas, se esconde la belleza de la mujer tras trapos negros, porque se trata de un ser inferior; el mismo al que siguen unos cuantos millones de ciudadanos que viven como dios, si lo hubiera; gente instalada en el buen yantar, doctores y licenciados, pero carece de representantes parlamentarios de la clase obrera, como también le sucede al PSOE desde 1977.
Iglesias, de haberlo conocido Azaña, hubiera formado parte de lo que el segundo presidente de la II República consideraba políticos radicales de izquierda: “Obtusos", "loquinarios", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta". Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta" / "Insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería".
Se puede, y se debe, ser republicano y liberal, y de izquierdas sin ser marxista. Unos defienden la libertad, y los otros, la persiguen; unos consideran la Ley por encima del hombre, otros la utilizan para convertir al ciudadano en masa, en un número, en nada. Hubo pescadores de almas. Hay cazadores de la verdad y recolectores de la mentira. Nada más.
Me olvidaba: si a un servidor le dieran a elegir, pediría vivir en la Comuna Antinacionalista Zamora.
Eugenio-Jesús de Ávila


















Rafa | Lunes, 10 de Agosto de 2020 a las 14:10:12 horas
Solo le puedo decir a D. Eugenio, ¡enhorabuena! El suyo es uno de los mejores artículos que he leído en los últimos tiempos (y he leído bastantes). En él resume a la perfección la realidad que envuelve a esta sarta de iluminados entre los que destaca el coletas, máximo ejemplo de demagogia barata y de inconsistencia política del que España ha de librarse cuanto antes.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder