POR DERECHO
No nos cuente cuentos
El desayuno del domingo viene aderezado de noticias económicas bastante serias. No solamente se está produciendo una bajada relevante en la recaudación de los tributos autonómicos sino también de los estatales. Los españolitos de a pie parece ser que trabajamos y consumimos menos. Hay más ERTES vigentes que nunca y, aquellos que trabajan, parece ser que a través de sus hábitos de consumo le están hablando al Gobierno.
Cada español que reduce su gasto, bisbisea al oído del Sr. Sánchez indicándole que no va por buen camino. Hemos tenido que aguantar las numerosas compras que se vinieron haciendo a no sabemos todavía qué empresas, prescindiendo de procedimiento administrativo alguno, amparándose en la situación de emergencia. Esos gastos, supongo que incluso algunos de ellos, que no cuentan con aplicaciones presupuestarias que los respalden, más pronto que tarde, habrá que pagarlos.
El Gobierno del Señor Sánchez no solamente no ha sido capaz de aprobar unos Presupuestos Generales de Estado en varios años sino que además sigue viviendo de las rentas de los últimos aprobados por el Señor Montoro. El Presidente del Gobierno, en vez de plantearse en qué materias puede y debe reducir el gasto, se plantea de dónde sacar más dinero para seguir manteniendo su nivel de gasto. No parece que le baste las trasferencias de fondos de la U. E. que acabarán llegando a España y que deberemos reintegrar, euro a euro, tras pasar por significativas reformas. El señor Sánchez, deportista ambicioso no se conforma, quiere más; y en ese querer más, no se le ocurre otra idea más inverosímil que la de tomar los ahorros de los Ayuntamientos. ¿Alguien da más? ¡Insólito, lo nunca visto! Castigar a quien ahorra.
Hace varios años, como consecuencia esencialmente de los efectos de la crisis de dos mil ocho, se aprobaron varias leyes estatales: la Ley para la Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local y la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. De los efectos de estos textos legislativos, se consiguió coartar el excesivo gasto de las entidades locales, impidiéndoles la generación de gastos para inversiones, para gastos corrientes o incluso para concertar de operaciones de crédito, si las mismas no cumplían una serie de requisitos en materia de estabilidad presupuestaria, sostenibilidad financiera y la regla del gasto. Como consecuencia de la responsabilidad de los Gobiernos Locales, se ha conseguido sanear cuentas e incluso generar ahorro a través del remanente de tesorería.
Pues bien, ahora, el Señor Sánchez intenta desviar la atención de su dudosa gestión, a través de triquiñuelas varias: una de ellas es la de detraer nada más y nada menos que 15.000 millones de euros del erario público local para pagar las facturas que ha generado “su” Gobierno y que se encuentran en “sus” cajones.
¿No sería más sensato que el presidente aterrice de una vez por todas y comience a elaborar el borrador de los Presupuestos Generales del Estado para 2021 proponiendo la reducción sustancial de numerosas partidas presupuestarias innecesarias?
En mi casa, mis padres me enseñaron economía doméstica con una sensatez castellana digna de admiración. Cuando les pedía dinero me decían: “para que quieres cinco si con cuatro te basta. Anda, toma tres y dame la vuelta”. Ahora no es tiempo de gastar cinco, sino de gastar uno o dos y el Presidente del Gobierno se resiste como niño con pataleta a asumir su responsabilidad de mandatario.
¿No hay nadie en este gobierno de izquierdas que sea capaz de entender que el erario público se genera a través de la actividad empresarial y que no podemos gastar aquello que no tenemos? ¿Nadie de sus socios de gobierno se da cuenta que las previsiones a corto plazo de ingresos públicos siguen una caída descendente?
Es absolutamente razonable que estén surgiendo voces de alcaldes, comprometidos con sus ciudades, oponiéndose a la incautación de dinero municipal que se pretende y, además, aboguen por exigir que dicho decreto no sea convalidado por el Congreso de los Diputados.
El gobierno de Sánchez parece querer acabar con el sistema constitucional, pasándose por el arco del triunfo los principios constitucionales de suficiencia financiera de las Entidades Locales y de autonomía local; por eso, espero que dicho Decreto no se convalide.
Señor Sánchez no nos cuente cuentos, elabore el borrador de los presupuestos e incida en la reducción del gasto público si desea que nuestro país remonte el vuelo.
Y ahora, mientras vacaciona en el palacio canario, le recomiendo la lectura sosegada del zamorano León Felipe:
Que no quiero que me sellen la boca con cuentos;
Que no quiero que me entierren con cuentos;
Que vengo de muy lejos
Y se de todos los cuentos.
¡Señor Presidente, no nos cuente cuentos!
Lorena Hernández del Río
El desayuno del domingo viene aderezado de noticias económicas bastante serias. No solamente se está produciendo una bajada relevante en la recaudación de los tributos autonómicos sino también de los estatales. Los españolitos de a pie parece ser que trabajamos y consumimos menos. Hay más ERTES vigentes que nunca y, aquellos que trabajan, parece ser que a través de sus hábitos de consumo le están hablando al Gobierno.
Cada español que reduce su gasto, bisbisea al oído del Sr. Sánchez indicándole que no va por buen camino. Hemos tenido que aguantar las numerosas compras que se vinieron haciendo a no sabemos todavía qué empresas, prescindiendo de procedimiento administrativo alguno, amparándose en la situación de emergencia. Esos gastos, supongo que incluso algunos de ellos, que no cuentan con aplicaciones presupuestarias que los respalden, más pronto que tarde, habrá que pagarlos.
El Gobierno del Señor Sánchez no solamente no ha sido capaz de aprobar unos Presupuestos Generales de Estado en varios años sino que además sigue viviendo de las rentas de los últimos aprobados por el Señor Montoro. El Presidente del Gobierno, en vez de plantearse en qué materias puede y debe reducir el gasto, se plantea de dónde sacar más dinero para seguir manteniendo su nivel de gasto. No parece que le baste las trasferencias de fondos de la U. E. que acabarán llegando a España y que deberemos reintegrar, euro a euro, tras pasar por significativas reformas. El señor Sánchez, deportista ambicioso no se conforma, quiere más; y en ese querer más, no se le ocurre otra idea más inverosímil que la de tomar los ahorros de los Ayuntamientos. ¿Alguien da más? ¡Insólito, lo nunca visto! Castigar a quien ahorra.
Hace varios años, como consecuencia esencialmente de los efectos de la crisis de dos mil ocho, se aprobaron varias leyes estatales: la Ley para la Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local y la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. De los efectos de estos textos legislativos, se consiguió coartar el excesivo gasto de las entidades locales, impidiéndoles la generación de gastos para inversiones, para gastos corrientes o incluso para concertar de operaciones de crédito, si las mismas no cumplían una serie de requisitos en materia de estabilidad presupuestaria, sostenibilidad financiera y la regla del gasto. Como consecuencia de la responsabilidad de los Gobiernos Locales, se ha conseguido sanear cuentas e incluso generar ahorro a través del remanente de tesorería.
Pues bien, ahora, el Señor Sánchez intenta desviar la atención de su dudosa gestión, a través de triquiñuelas varias: una de ellas es la de detraer nada más y nada menos que 15.000 millones de euros del erario público local para pagar las facturas que ha generado “su” Gobierno y que se encuentran en “sus” cajones.
¿No sería más sensato que el presidente aterrice de una vez por todas y comience a elaborar el borrador de los Presupuestos Generales del Estado para 2021 proponiendo la reducción sustancial de numerosas partidas presupuestarias innecesarias?
En mi casa, mis padres me enseñaron economía doméstica con una sensatez castellana digna de admiración. Cuando les pedía dinero me decían: “para que quieres cinco si con cuatro te basta. Anda, toma tres y dame la vuelta”. Ahora no es tiempo de gastar cinco, sino de gastar uno o dos y el Presidente del Gobierno se resiste como niño con pataleta a asumir su responsabilidad de mandatario.
¿No hay nadie en este gobierno de izquierdas que sea capaz de entender que el erario público se genera a través de la actividad empresarial y que no podemos gastar aquello que no tenemos? ¿Nadie de sus socios de gobierno se da cuenta que las previsiones a corto plazo de ingresos públicos siguen una caída descendente?
Es absolutamente razonable que estén surgiendo voces de alcaldes, comprometidos con sus ciudades, oponiéndose a la incautación de dinero municipal que se pretende y, además, aboguen por exigir que dicho decreto no sea convalidado por el Congreso de los Diputados.
El gobierno de Sánchez parece querer acabar con el sistema constitucional, pasándose por el arco del triunfo los principios constitucionales de suficiencia financiera de las Entidades Locales y de autonomía local; por eso, espero que dicho Decreto no se convalide.
Señor Sánchez no nos cuente cuentos, elabore el borrador de los presupuestos e incida en la reducción del gasto público si desea que nuestro país remonte el vuelo.
Y ahora, mientras vacaciona en el palacio canario, le recomiendo la lectura sosegada del zamorano León Felipe:
Que no quiero que me sellen la boca con cuentos;
Que no quiero que me entierren con cuentos;
Que vengo de muy lejos
Y se de todos los cuentos.
¡Señor Presidente, no nos cuente cuentos!
Lorena Hernández del Río


















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