CON LOS CINCO SENTIDOS
“No soy de aquí, ni soy de allá”
En el 2011, cuando yo empecé mi periplo por la vida del dolor, murió Facundo Cabral. Sus letras, sus canciones, forman parte de la historia de mi vida y de mi sensibilidad. Facundo Cabral fue asesinado en Guatemala en julio de 2011 por sicarios que lo confundieron con un empresario vinculado al narcotráfico. La Unesco lo declaró en 1996 "Mensajero mundial de la paz" y fue nominado al premio Nobel de la Paz en 2008. Sus letras, sus canciones y poemas me retrotraen a hace decenios, cuando era pequeña y estas cosas parece que no importaban, pero importaban y costaban vidas humanas, de seres inteligentes y sensibles, llenos de amor por su patria y sus gentes, por el mundo entero. Mi reconocimiento a todos ellos, donde quiera que la historia y el mundo los haya depositado, dando su propia vida a cambio. No os dáis cuenta? Dieron la vida, su vida, por nuestra libertad de expresión y hoy están muertos. Casi nadie les recuerda, cuando fueron tan grandes que no cabrían en nuestras casas porque se saldrían del cuadro, de la habitación. Con todo su ser, con todo su discurso en pro de los más desfavorecidos. Y ahora estamos tontos, como queriendo ser más de lo que somos en estos tiempos de pandemia . No somos nada si nos comparamos con los que dieron sus vidas o fueron asesinados por sus ideas. No somos nada.
Este tiempo que nos ha tocado vivir, de virus letal, nos debe hacer volver al pasado, a cuando había personas que se jugaron la vida, y la perdieron, por ti, por mí, por todos. Facundo Cabral fue una de esas personas que no ha de quedarse en el olvido porque dio su propia vida por la causa de la libertad de hablar, de expresar. Lo mataron. Que no se nos olvide en estos tiempos líquidos y deformes, que hubo personas que dieron su todo por la nada. Que no se nos olvide que dejaron sus vísceras por los que ahora se empeñan en luchar por ver quién queda por encima de quién. ¿A qué estamos jugando? ¿En qué clase de personas nos estamos convirtiendo, sin sensibilidad, ni empatía, ni inteligencia? Recuerda, aunque sólo sea por unos instantes y porque yo te lo diga y te lo meta por los ojos, las personas que se jugaron la vida para que tú tuvieras una vida mejor. VIDA MEJOR. Nunca lo olvides o ese supremo sacrificio mortal no habrá servido para nada. Sé inteligente, Por favor. Sé persona.
Nélida L. del Estal Sastre.
En el 2011, cuando yo empecé mi periplo por la vida del dolor, murió Facundo Cabral. Sus letras, sus canciones, forman parte de la historia de mi vida y de mi sensibilidad. Facundo Cabral fue asesinado en Guatemala en julio de 2011 por sicarios que lo confundieron con un empresario vinculado al narcotráfico. La Unesco lo declaró en 1996 "Mensajero mundial de la paz" y fue nominado al premio Nobel de la Paz en 2008. Sus letras, sus canciones y poemas me retrotraen a hace decenios, cuando era pequeña y estas cosas parece que no importaban, pero importaban y costaban vidas humanas, de seres inteligentes y sensibles, llenos de amor por su patria y sus gentes, por el mundo entero. Mi reconocimiento a todos ellos, donde quiera que la historia y el mundo los haya depositado, dando su propia vida a cambio. No os dáis cuenta? Dieron la vida, su vida, por nuestra libertad de expresión y hoy están muertos. Casi nadie les recuerda, cuando fueron tan grandes que no cabrían en nuestras casas porque se saldrían del cuadro, de la habitación. Con todo su ser, con todo su discurso en pro de los más desfavorecidos. Y ahora estamos tontos, como queriendo ser más de lo que somos en estos tiempos de pandemia . No somos nada si nos comparamos con los que dieron sus vidas o fueron asesinados por sus ideas. No somos nada.
Este tiempo que nos ha tocado vivir, de virus letal, nos debe hacer volver al pasado, a cuando había personas que se jugaron la vida, y la perdieron, por ti, por mí, por todos. Facundo Cabral fue una de esas personas que no ha de quedarse en el olvido porque dio su propia vida por la causa de la libertad de hablar, de expresar. Lo mataron. Que no se nos olvide en estos tiempos líquidos y deformes, que hubo personas que dieron su todo por la nada. Que no se nos olvide que dejaron sus vísceras por los que ahora se empeñan en luchar por ver quién queda por encima de quién. ¿A qué estamos jugando? ¿En qué clase de personas nos estamos convirtiendo, sin sensibilidad, ni empatía, ni inteligencia? Recuerda, aunque sólo sea por unos instantes y porque yo te lo diga y te lo meta por los ojos, las personas que se jugaron la vida para que tú tuvieras una vida mejor. VIDA MEJOR. Nunca lo olvides o ese supremo sacrificio mortal no habrá servido para nada. Sé inteligente, Por favor. Sé persona.
Nélida L. del Estal Sastre.


















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