DESDE ESTADOS UNIDOS
Regreso a clases y el coronavirus
Pese a las recomendaciones de las autoridades sanitarias de los Estados Unidos, muchas escuelas han abierto ya sus puertas al nuevo curso escolar, mientras otras se preparan para hacerlo en los próximos días. Hay que recordar que aquí los estudiantes regresan todos a clases a mediados de agosto, excepto los de educación superior, que generalmente lo hacen a fines de este mes.
Durante todo el verano, desde fines de mayo y hasta ahora, los distritos escolares y las universidades han intentado prever qué pasaría con el virus para estas fechas, y han tratado de tomar medidas para paliar con la situación de la pandemia cuando fuese tiempo de regresar a clases. Por lo general, la posición más común ha sido una actitud optimista: de que todo iba a estar bien para estas fechas y, por lo tanto, con las variaciones del caso, habría una cierta normalidad. Para garantizar un mínimo de protección contra el virus una vez que los salones de clases se llenasen de estudiantes y profesores, las instituciones educativas han gastado una cantidad de dinero que provoca escalofríos, y que hasta ahora es imposible prever qué consecuencias tendrá para el futuro académico del país.
La semana pasada una foto se hizo viral en este país: una estudiante de high school (el equivalente al instituto en España) posteó una foto del pasillo de su escuela en el estado de Georgia (donde comenzó el curso escolar precisamente la semana anterior): los adolescentes se apiñaban unos contra otros, intentando avanzar hacia sus respectivas aulas, lo cual es parte de la cotidianidad en tiempos normales. Ahora ha trascendido que nueve estudiantes y dos profesores en esa escuela han dado positivo a infección por el virus, y la chica que puso la foto en circulación está recibiendo amenazas hasta de muerte. La escuela, por su parte, ha tenido que cerrar completamente[1]. En el caso particular de esta escuela, no existía la obligatoriedad de usar máscaras dentro del recinto escolar. La misma situación se ha estado replicando en otras escuelas que han ido abriendo desde principios de agosto por todo el país: en Tennessee, en Mississippi, en Indiana, en Kansas, en New Jersey, en Washington…
Este episodio ilustra lo que podría pasar una vez que a nivel nacional se reabran las escuelas: un caos generalizado que ni todas las máscaras del mundo, ni las recomendaciones de distanciamiento social lograrán controlar.
Por otra parte, los números no mienten: según las últimas cifras hechas públicas, durante el último mes las hospitalizaciones entre niños menores de 17 años de edad se han incrementado en un 105% en todo el país. En el estado de Florida, donde ahora se concentra el epicentro de la epidemia, ha habido un incremento del 137%. Lamentablemente, el número de muertes infantiles también ha subido en este mismo período.
No en todos los casos los padres tienen la opción de escoger si sus hijos pueden tomar las clases online o no. Pero, además, está el hecho de que, en muchos casos, los padres tienen que trabajar y por lo tanto, no pueden ocuparse de sus hijos pequeños, y tampoco pueden dejarlos solos en la casa lo que los obliga a enviarlos a las escuelas.
En una conversación hoy con varios colegas, supe que incluso hay escuelas que están forzando a los padres a firmar exenciones de responsabilidad: es decir, si un niño se enferma de coronavirus por estar en clases con sus compañeros, los padres no pueden exigirle ningún tipo de responsabilidad a las autoridades educativas: ni a la escuela, ni al distrito escolar. En este sentido, se rompe el contrato social tácito entre las escuelas y los padres: mientras los niños están en clases, las escuelas son absolutamente responsables por ellos.
A nivel nacional, la Secretaría de Educación no se pronunciado sobre si es aconsejable abrir las escuelas o no. El presidente, Donald Trump, sigue en estado total de negación respecto a la pandemia, y sí sigue insistiendo en que se abran, e incluso, en que comiencen los juegos deportivos universitarios.
Mientras, muchos padres están en una encrucijada: enviar a sus hijos a la escuela a riesgo de que se enfermen, o sacarlos por un semestre o un año del sistema educativo. Otros, claro, están de acuerdo con enviar a sus retoños a clases.
Para que se tenga una idea de la población que estaría en riesgo: actualmente se estima que unos 20 millones de estudiantes deben regresar este agosto a las universidades y colegios; 56.6 millones están en educación primaria y en los institutos de educación secundaria.
Por: Damaris Puñales-Alpízar
[1] https://www.cleveland.com/news/2020/08/coronavirus-outbreaks-and-exposures-at-us-schools-georgia-school-temporarily-closes-after-9-students-test-positive.html
Pese a las recomendaciones de las autoridades sanitarias de los Estados Unidos, muchas escuelas han abierto ya sus puertas al nuevo curso escolar, mientras otras se preparan para hacerlo en los próximos días. Hay que recordar que aquí los estudiantes regresan todos a clases a mediados de agosto, excepto los de educación superior, que generalmente lo hacen a fines de este mes.
Durante todo el verano, desde fines de mayo y hasta ahora, los distritos escolares y las universidades han intentado prever qué pasaría con el virus para estas fechas, y han tratado de tomar medidas para paliar con la situación de la pandemia cuando fuese tiempo de regresar a clases. Por lo general, la posición más común ha sido una actitud optimista: de que todo iba a estar bien para estas fechas y, por lo tanto, con las variaciones del caso, habría una cierta normalidad. Para garantizar un mínimo de protección contra el virus una vez que los salones de clases se llenasen de estudiantes y profesores, las instituciones educativas han gastado una cantidad de dinero que provoca escalofríos, y que hasta ahora es imposible prever qué consecuencias tendrá para el futuro académico del país.
La semana pasada una foto se hizo viral en este país: una estudiante de high school (el equivalente al instituto en España) posteó una foto del pasillo de su escuela en el estado de Georgia (donde comenzó el curso escolar precisamente la semana anterior): los adolescentes se apiñaban unos contra otros, intentando avanzar hacia sus respectivas aulas, lo cual es parte de la cotidianidad en tiempos normales. Ahora ha trascendido que nueve estudiantes y dos profesores en esa escuela han dado positivo a infección por el virus, y la chica que puso la foto en circulación está recibiendo amenazas hasta de muerte. La escuela, por su parte, ha tenido que cerrar completamente[1]. En el caso particular de esta escuela, no existía la obligatoriedad de usar máscaras dentro del recinto escolar. La misma situación se ha estado replicando en otras escuelas que han ido abriendo desde principios de agosto por todo el país: en Tennessee, en Mississippi, en Indiana, en Kansas, en New Jersey, en Washington…
Este episodio ilustra lo que podría pasar una vez que a nivel nacional se reabran las escuelas: un caos generalizado que ni todas las máscaras del mundo, ni las recomendaciones de distanciamiento social lograrán controlar.
Por otra parte, los números no mienten: según las últimas cifras hechas públicas, durante el último mes las hospitalizaciones entre niños menores de 17 años de edad se han incrementado en un 105% en todo el país. En el estado de Florida, donde ahora se concentra el epicentro de la epidemia, ha habido un incremento del 137%. Lamentablemente, el número de muertes infantiles también ha subido en este mismo período.
No en todos los casos los padres tienen la opción de escoger si sus hijos pueden tomar las clases online o no. Pero, además, está el hecho de que, en muchos casos, los padres tienen que trabajar y por lo tanto, no pueden ocuparse de sus hijos pequeños, y tampoco pueden dejarlos solos en la casa lo que los obliga a enviarlos a las escuelas.
En una conversación hoy con varios colegas, supe que incluso hay escuelas que están forzando a los padres a firmar exenciones de responsabilidad: es decir, si un niño se enferma de coronavirus por estar en clases con sus compañeros, los padres no pueden exigirle ningún tipo de responsabilidad a las autoridades educativas: ni a la escuela, ni al distrito escolar. En este sentido, se rompe el contrato social tácito entre las escuelas y los padres: mientras los niños están en clases, las escuelas son absolutamente responsables por ellos.
A nivel nacional, la Secretaría de Educación no se pronunciado sobre si es aconsejable abrir las escuelas o no. El presidente, Donald Trump, sigue en estado total de negación respecto a la pandemia, y sí sigue insistiendo en que se abran, e incluso, en que comiencen los juegos deportivos universitarios.
Mientras, muchos padres están en una encrucijada: enviar a sus hijos a la escuela a riesgo de que se enfermen, o sacarlos por un semestre o un año del sistema educativo. Otros, claro, están de acuerdo con enviar a sus retoños a clases.
Para que se tenga una idea de la población que estaría en riesgo: actualmente se estima que unos 20 millones de estudiantes deben regresar este agosto a las universidades y colegios; 56.6 millones están en educación primaria y en los institutos de educación secundaria.
Por: Damaris Puñales-Alpízar
[1] https://www.cleveland.com/news/2020/08/coronavirus-outbreaks-and-exposures-at-us-schools-georgia-school-temporarily-closes-after-9-students-test-positive.html

















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