Sábado, 20 de Diciembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Miércoles, 12 de Agosto de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

El verano pasa

[Img #42607]Los días se me hacen tan cortos que no me da tiempo a asimilar que mi vida también se va con ellos. Esos días van y vienen entre risas, calor y un sol abrasador quemándome la piel. El verano consigue que las noches sean tan deseadas como las tormentas que refrescan mi cabeza ardiente de ideas y pensamientos, algunas y algunos sin sentido, sin utilidad ni practicidad. Me siento dentro de una barcaza sin remos, en mitad de un lago en calma, pero sin posibilidad de llegar a la orilla para buscar un árbol que me cobije bajo su sombra y me permita dormitar unos instantes para recobrar el aliento y proseguir el camino.

Añoro el pasado otoño y deseo con todas mis fuerzas que llegue pronto el próximo, la estación donde quiero y necesito apearme del tren de la vida. Las hojas amarillas bajo mis pies, el olor de la lluvia acercando su humedad a mi rostro fértil. Mi existencia empieza en otoño. El verano es una transición inexorable, insoslayable, que he de sortear como buenamente puedo. No tolero la ociosidad constante, el letargo que provoca en mí el exceso de rayos de sol, el aburrimiento vital. Quiero al otoño para que riegue mi alma y mis entrañas se vuelvan maternales y fecundas.

La música, la literatura, el arte, todo me es familiar en otoño. El verano me esconde, me perturba. Se me hace de una longitud insoportable en la latitud de mi mente, no doy con las coordenadas y pierdo los cuatro puntos cardinales que el agua de las borrascas vuelve a poner en el planeta de mis ensoñaciones. Soy un reloj desdibujado y doblado, derritiendo los minutos y las horas. Estrujando los días como si fuesen cerezas maduras que colorean de rojo intenso mis frágiles dedos.

Quiero otoño, deseo otoño como desea el amante poseer a su ser amado, como el aire que se necesita para respirar y no ahogarse. Quiero otoño, como quiere el perro que su amo lo ame, alimente y acaricie cada día. Lo quiero para verte, para que me abraces sin que se resbalen nuestros cuerpos, sin que el tedio me embargue por completo y me anule como persona.

El verano es una estación de paso en la que no me bajaré del tren. Esperaré a la próxima, cuando se me empiece a erizar el vello corporal por la frescura nocturna y necesite que me arropes con tu manto de amor incondicional. Nos vemos pues en el otoño, amor, nos vemos en otoño. Entonces seré yo, con mi alter ego y mi súper yo. Seré una, uno, un ente completo dispuesto a todo. Sólo habrá calor en mi corazón, pero mis brazos serán ramas verdes y mi cuerpo será el tronco robusto de un árbol que dará flores grandes y vistosas, blancas, perfectas, simétricas. Seré otoño, para ti. Seré.

Nélida L. del Estal Sastre

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