REPÚBLICO
Prohibido divertirse
Confieso que hoy , 17 de agosto de 2020, día extraño, que se ha perdido en el estío, porque no sabe si pertenece ya al otoño o a una primavera tonta, no tengo ganas de escribir de corrupciones políticas, como las de Unidas Podemos; de la pandemia, del miedo que el poder inculca al pueblo, cada vez más ovino; de la deriva de Zamora hacia el abismo económico y demográfico si no se resuelve, cuanto antes, lo de Monte La Reina como opción militar importante. Quizá escribiré poesía romántica, basada en una ucronía erótica. No sé.
Solo sé que las últimas medidas adoptadas por los políticos liquidarán a casi todos los establecimientos nocturnos de Zamora. ¡Cómo no! A las doce de la noche ya no se sirven copas, cervezas, zumos. La diversión comienza a partir de la madrugada. Pues entonces a pasear por el casco antiguo. ¿Y cuando soplen los vientos del septentrión y las heladas jueguen con el alba? Pues la gente se quedará en casa. Y entonces los propietarios de esos locales tendrán que echar el cierre y mandar al paro a sus empleados. Pero, a su vez, estos pequeños empresarios dejarán de adquirir bebidas, desde la celebérrima Coca-Cola, a las tónicas u otro tipo de refrescos, y, por supuesto, ron, whisky, ginebra y otros alcoholes. Los almacenes que distribuyan esos productos en bares, cafeterías y pubs tampoco alcanzarán ventas suficientes para mantener el empleo. Colapso. Sin consumo no hay economía. ¿Quién pagará la sanidad pública? Sin dinero tampoco hay médicos, ni enfermeras, ni servicios sanitarios. Los políticos, los de la Junta y los de La Moncloa, ignoran que somos una animal lúdico.
Soluciones del Gobierno socialcomunista: subidas de impuestos, que ocasionarán más cierres de negocios. No hay suficientes ricos para pagar el gasto público de un estado mastodóntico como el nuestro, con 17 autonomías, con sus parlamentos correspondientes, miles de políticos, que perciben salarios muy superiores a los de un trabajador tipo, medio, que recibirán, cuando concluyan sus carreras en Senado y Congreso las mayores pensiones de España. Pero los políticos no dan ejemplo al pueblo. Siguen cobrando dietas, veraneando en paraísos, de la ceca a La Meca, como reyes absolutos. No he leído nada sobre bajada de sus salarios durante este confinamiento. Aquí siempre es el pueblo el que paga los errores, las corrupciones, las miserias de los dirigentes de la res pública.
No sigo porque me enojo tanto que acabaría escribiendo tacos e insultando a este personal de la política. Mejor voy a buscar la rima a algunos versos que fluyen por el cauce de mi cerebro. Estoy enamorado. Pero, ¿se puede amar cuando una nación y una sociedad se quiebran ética, política y económicamente?
Eugenio-Jesús de Ávila
Confieso que hoy , 17 de agosto de 2020, día extraño, que se ha perdido en el estío, porque no sabe si pertenece ya al otoño o a una primavera tonta, no tengo ganas de escribir de corrupciones políticas, como las de Unidas Podemos; de la pandemia, del miedo que el poder inculca al pueblo, cada vez más ovino; de la deriva de Zamora hacia el abismo económico y demográfico si no se resuelve, cuanto antes, lo de Monte La Reina como opción militar importante. Quizá escribiré poesía romántica, basada en una ucronía erótica. No sé.
Solo sé que las últimas medidas adoptadas por los políticos liquidarán a casi todos los establecimientos nocturnos de Zamora. ¡Cómo no! A las doce de la noche ya no se sirven copas, cervezas, zumos. La diversión comienza a partir de la madrugada. Pues entonces a pasear por el casco antiguo. ¿Y cuando soplen los vientos del septentrión y las heladas jueguen con el alba? Pues la gente se quedará en casa. Y entonces los propietarios de esos locales tendrán que echar el cierre y mandar al paro a sus empleados. Pero, a su vez, estos pequeños empresarios dejarán de adquirir bebidas, desde la celebérrima Coca-Cola, a las tónicas u otro tipo de refrescos, y, por supuesto, ron, whisky, ginebra y otros alcoholes. Los almacenes que distribuyan esos productos en bares, cafeterías y pubs tampoco alcanzarán ventas suficientes para mantener el empleo. Colapso. Sin consumo no hay economía. ¿Quién pagará la sanidad pública? Sin dinero tampoco hay médicos, ni enfermeras, ni servicios sanitarios. Los políticos, los de la Junta y los de La Moncloa, ignoran que somos una animal lúdico.
Soluciones del Gobierno socialcomunista: subidas de impuestos, que ocasionarán más cierres de negocios. No hay suficientes ricos para pagar el gasto público de un estado mastodóntico como el nuestro, con 17 autonomías, con sus parlamentos correspondientes, miles de políticos, que perciben salarios muy superiores a los de un trabajador tipo, medio, que recibirán, cuando concluyan sus carreras en Senado y Congreso las mayores pensiones de España. Pero los políticos no dan ejemplo al pueblo. Siguen cobrando dietas, veraneando en paraísos, de la ceca a La Meca, como reyes absolutos. No he leído nada sobre bajada de sus salarios durante este confinamiento. Aquí siempre es el pueblo el que paga los errores, las corrupciones, las miserias de los dirigentes de la res pública.
No sigo porque me enojo tanto que acabaría escribiendo tacos e insultando a este personal de la política. Mejor voy a buscar la rima a algunos versos que fluyen por el cauce de mi cerebro. Estoy enamorado. Pero, ¿se puede amar cuando una nación y una sociedad se quiebran ética, política y económicamente?
Eugenio-Jesús de Ávila


















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