PASIÓN POR ZAMORA
El sector primario de Zamora: futuro, orgullo y fraternidad
![[Img #42948]](http://eldiadezamora.es/upload/images/08_2020/3424_vega.jpg)
Saludé las manifestaciones de agricultores en Zamora, anteriores a la pandemia vírica, como génesis de una manera distinta de entender la economía provincia. He señalado, en diversos artículos, que la entrada en la Comunidad Europea causó un daño tremendo al sector primario de nuestra tierra. Ahora, en 2020, el campo zamorano sufre las consecuencias de ceder ante los intereses ganaderos y agrícolas del poderosísimo sector primario francés. La reconversión agropecuaria transformó Zamora, la devaluó, la despobló. La demografía nos desvela la triste realidad de esta provincia.
En el campo se halla lo mejor de nuestra geografía. Zamora ciudad es urbe poblada por hijos y nietos de pueblos, de todas las comarcas de nuestra tierra. Aquí olemos a cereal y amapola, a negrillo y pardales, a paja y lluvia, a espigas y sequía. Somos duros, como el clima que toleramos, unas veces parecemos gente fría, en otras ocasiones, nos hierve la sangre.
El futuro de Zamora, insisto por enésima vez, pasa por la transformación de nuestras excelentes materias primas en fábricas que se instalen en nuestra provincia. Ya hay ejemplos de la calidad de nuestros productos: quesos, vinos, corderos, terneras. Tenemos energía, aunque se exporte. En unos meses, el proyecto de Vicente Merino, después de vencer la inquina, la felonía de instituciones políticas y el caciquismo local, se convertirá en realidad y, en un par de años, la remolacha y el maíz de nuestros campos se transformará en riqueza, en petróleo verde. El ingeniero zamorano leonés, un hombre joven, apostó fuerte por su tierra, por sus paisanos. Le ha costado múltiples problemas, que algún día desvelará. Pero él es un ejemplo para otros empresarios zamoranos.
En los pueblos, vive gente con mucho talento. Quizá desconozcan quiénes fueron Akenatón, Schopenhauer, Von Karajan, o ignoren que fue el big bang la Teoría de Cuerdas y qué escribieron los filósofos sobre la muerte, la vida y la sociedad humana. Pero si a esta gente del medio rural le permites que se explique, que ponga a trabajar su cerebro, su inteligencia, comprenderás que tú, que yo, con títulos universitarios, despreciamos cuanto ignoramos.
Escribo hoy sobre el sector primario, porque el incendio en Aliste y sus consecuencias me descubrieron, una vez más, que los zamoranos somos gente solidaria, fraternal, amiga, honorable y orgullosa; en absoluto, acomplejada. Algunas lágrimas, cuando apenas me quedan después de tantos años de llorar en seco, recorrieron mis mejillas cuando tractores zamoranos llevaron viandas al ganado de Aliste. Me emocionaron los ganaderos y los agricultores de la provincia pretérito, porque solo ellos nos conducirán al futuro. La ciudad, la capital, está muerta, víctima de su apatía antropológica, de políticos mediocres y vicarios de sus partidos, de sus jefes. Pero nuestro campo emana perfume a libertad, a buena gente, a progreso. Orgulloso estoy de que mis orígenes, aunque hayan pasado cuatro generaciones, hállanse en las tierras de Alba, Aliste y la Tierra del Vino, y mis dos hijas viesen la luz merced a una mujer de La Guareña.
Eugenio-Jesús de Ávila
![[Img #42948]](http://eldiadezamora.es/upload/images/08_2020/3424_vega.jpg)
Saludé las manifestaciones de agricultores en Zamora, anteriores a la pandemia vírica, como génesis de una manera distinta de entender la economía provincia. He señalado, en diversos artículos, que la entrada en la Comunidad Europea causó un daño tremendo al sector primario de nuestra tierra. Ahora, en 2020, el campo zamorano sufre las consecuencias de ceder ante los intereses ganaderos y agrícolas del poderosísimo sector primario francés. La reconversión agropecuaria transformó Zamora, la devaluó, la despobló. La demografía nos desvela la triste realidad de esta provincia.
En el campo se halla lo mejor de nuestra geografía. Zamora ciudad es urbe poblada por hijos y nietos de pueblos, de todas las comarcas de nuestra tierra. Aquí olemos a cereal y amapola, a negrillo y pardales, a paja y lluvia, a espigas y sequía. Somos duros, como el clima que toleramos, unas veces parecemos gente fría, en otras ocasiones, nos hierve la sangre.
El futuro de Zamora, insisto por enésima vez, pasa por la transformación de nuestras excelentes materias primas en fábricas que se instalen en nuestra provincia. Ya hay ejemplos de la calidad de nuestros productos: quesos, vinos, corderos, terneras. Tenemos energía, aunque se exporte. En unos meses, el proyecto de Vicente Merino, después de vencer la inquina, la felonía de instituciones políticas y el caciquismo local, se convertirá en realidad y, en un par de años, la remolacha y el maíz de nuestros campos se transformará en riqueza, en petróleo verde. El ingeniero zamorano leonés, un hombre joven, apostó fuerte por su tierra, por sus paisanos. Le ha costado múltiples problemas, que algún día desvelará. Pero él es un ejemplo para otros empresarios zamoranos.
En los pueblos, vive gente con mucho talento. Quizá desconozcan quiénes fueron Akenatón, Schopenhauer, Von Karajan, o ignoren que fue el big bang la Teoría de Cuerdas y qué escribieron los filósofos sobre la muerte, la vida y la sociedad humana. Pero si a esta gente del medio rural le permites que se explique, que ponga a trabajar su cerebro, su inteligencia, comprenderás que tú, que yo, con títulos universitarios, despreciamos cuanto ignoramos.
Escribo hoy sobre el sector primario, porque el incendio en Aliste y sus consecuencias me descubrieron, una vez más, que los zamoranos somos gente solidaria, fraternal, amiga, honorable y orgullosa; en absoluto, acomplejada. Algunas lágrimas, cuando apenas me quedan después de tantos años de llorar en seco, recorrieron mis mejillas cuando tractores zamoranos llevaron viandas al ganado de Aliste. Me emocionaron los ganaderos y los agricultores de la provincia pretérito, porque solo ellos nos conducirán al futuro. La ciudad, la capital, está muerta, víctima de su apatía antropológica, de políticos mediocres y vicarios de sus partidos, de sus jefes. Pero nuestro campo emana perfume a libertad, a buena gente, a progreso. Orgulloso estoy de que mis orígenes, aunque hayan pasado cuatro generaciones, hállanse en las tierras de Alba, Aliste y la Tierra del Vino, y mis dos hijas viesen la luz merced a una mujer de La Guareña.
Eugenio-Jesús de Ávila

















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.122