Detalles a considerar sobre el casco antiguo, viejo o medieval (I)

Los solares y alguna que otra fachada de la Rúa de los Notarios me intrigan, porque tienen pinta de desprender materiales a poco que el otoño y el invierno acudan a su cita anual, siempre ventosa, lluviosa y desapacible. Siguen ahí desde ha tiempo. Recuerdo que de la pared de más de cuatro metros, coronada por hierbajos, frente al convento, abandonado, patrimonio de la Iglesia, se vino abajo diversos pertrechos. El Ayuntamiento lo arregló y…aquí paz y después gloria. Ese muro se halla inclinado de arriba abajo, como cualquier viandante, si es observador, detecta. No he vuelto a pasar por esa calle. Porque a izquierda y derecha percibo amenazas arquitectónicas. Incluso, más adelante, hay una balconada sin nada detrás, como si fuera una casa de esas de los spaghetti-western que se rodaban en Almería. Loado sea Guarido, ya que hablamos de adecentar esa zona, por derribar ese horrible esquinazo con el que se abría esa rúa. Ese espacio en el casco antiguo me sentaba como un bofetón en el colegio de la infancia, a cargo del ejecutor de disciplina y penitencia. Pero, como escribo, hay más edificaciones, casuchas o restos que piden, por favor, su derribo.

Al Obispado hay que ir pidiéndola que dé un servicio al antiguo convento de las Concepcionistas, y, si no tiene nada pensado al respecto, como podría ser un Centro de Interpretación de la vida monacal femenina, que acondicione la fachada, que no promete nada bueno.

Y si me adentro en el parque del Castillo, el turista se vería complacido y refrescado en verano, con una fuente adecuada a ese extraordinario marco histórico, entre la Catedral y la fortaleza medieval. No exijo que realicen excavaciones arqueológicas en ese espacio, porque me temo que se descubrirían importantes documentos históricos. Y tampoco sé que se piensa hacer con el antiguo Laboratorio Municipal, del que se comentó, en su momento, hace unos diez años, que albergaría el Museo de la Escuela de Castilla y León. Silencio.

También insisto en la importancia que tendría para el turismo cultural que se pudiera acceder a la Torre de la Seo. Hay un  proyecto arquitectónico, creo que de Javier Casaseca. Nunca más se supo. Por qué la autoridad política no queda con los responsables del Obispado para buscar una salida que beneficie a todos: a la Iglesia, que recibiría un buen montante económico para dedicar a las capas más desfavorecidas de la población, y a la propia ciudad, que potenciaría su abanico turístico.

Me voy a dar una vuelta por Olivares, aprovechando que paseo por la zona noble de la ciudad.  Y me pregunto por qué no se arrancan los árboles del camino de Trascastillo, los que custodian ese paseo que recibe desprendimientos constantes de piedras y rocas, algunas de gran volumen, que podría llegar a la calzada, por la que transitan cientos o miles de vehículos todos los días. Si queremos que la muralla luzca en todo su esplendor, esa vegetación sobra en ese entorno.

Y lo del puente románico y la reconstrucción de sus torres, únicas y extraordinarias, lo dejará para otro espacio, aunque formo parte de un nutrido grupo de intelectuales zamoranos que desean, que abogan, que anhelan contemplar ese viaducto tal y como fue hasta el año 1905, cuando la autoridad considero que no servían para nada.

Y por hoy, día otoñal, con temperatura de estío, no tengo nada más que escribir. Todo sea por amor a Zamora y a su futuro cultural, turístico y, por ende, económico.

Eugenio-Jesús de Ávila