Domingo, 23 de Noviembre de 2025

Eugenio de Ávila
Miércoles, 07 de Octubre de 2020
REPÚBLICO

¿Izquierdas y derechas?: ¿Quiénes son los buenos y cuáles los malos?

[Img #44520]Las personas que se consideran de izquierdas desprecian a las de derechas, porque estiman que son mala gente, egoístas, malandrines, incluso parásitos sociales, insectos, como juzgaba Lenin, el San Pablo del marxismo, a la burguesía, hasta el punto de eliminarlos de la faz de la tierra.

Las personas de derechas le tienen mucho miedo a las de izquierdas. Además, como son lelas, creen que son inferiores moralmente, que la siniestra posee una mayor autoridad ética.

Cuando fui de radical de izquierdas, en los últimos años del franquismo y génesis de esta democracia de cartón piedra, odiaba a los conservadores, me causaban náuseas los dirigentes de AP, pensaba que los de la UCD eran franquistas conversos al liberalismo. No analizaba. Entonces mis vísceras pensaban por mí. Destilaba odio.

Los años solidificaron mi experiencia. Ahora, desde hace tiempo, no soy ni de derechas ni de izquierdas. Aquellos sienten vergüenza de serlo. No conozco a ningún dirigente del PP que se defina como de la diestra ideológica. Los de la siniestra se muestran orgullosos de militar en el PSOE, el mismo partido del golpe de Estado contra la II República, el 6 de octubre de 1934, del que se arrepentiría Prieto en el exilio; de ser comunistas, después de haber olvidado el golpe de Estado de Lenin contra la Duma, parlamento democrático, tras perder los bolcheviques las elecciones legislativas –cuarto fuerza más votada-; las hambrunas  en Ucrania, purgas y deportaciones de millones de cosacos de Stalin; el terrorismo de ETA, banda asesina que se define marxista-leninista; de los GRAPPO, del FRAP. En fin, el desconocimiento de la historia, con documentos, de esta gente resulta patético. Son como los cristianos católicos o protestantes, que se olvidaron de la Inquisición, de papas rijosos, de papas asesinos, de purgas, de quemar brujas. Da igual. Ellos tienen fe.

 Los izquierdistas son muy religiosos. Prometen el paraíso en la tierra. Para lograrlo hay que eliminar a todos los que no comulguen con su doctrina. Fe sin razón. Las religiones paganas sustituyeron al Dios que asesinó Nietzsche. El Hombre –yo no- necesita creer en algo para aguantar la tortura de vivir.

Los grandes líderes espirituales de las izquierdas, Robespierre, en principio, y después Stalin, el martillo de herejes del marxismo, estudiaron en seminarios, y todos, menos el hombre de hierro, burgueses y aristócratas. La religión imprime carácter. Aquel hizo de la razón su diosa. Después le cortaron la testa. El comunista convirtió a Lenin, en contra de esposa del líder bolchevique, Nadia Krúpskaya, en un santo al que adorar, en un cristo embalsamado, en la Plaza Roja de Moscú. Siempre hay un referente divino para los religiosos. Las ideologías aplastan la libertad del pueblo. Eliminar a la burguesía y acabar con los judíos: genocidios del Siglo XX. Unos, perdonados; otros, desaparecidos. Ambos monstruosidades humanas.

Mi dilatada vida me dio a conocer a canallas en el PP, sujetos que iban a lo suyo, que militaban en el partido conservador porque juzgaron que facilitaría su ascenso social y económico, como he conocido aquí, en Zamora: felones de nacimiento, delatores adolescentes, malandrines adultos, escoria jubilada. Personajes que no son de izquierdas ni de derechas, solo de ellos; a los que el PP les trae sin cuidado, máxime cuando ya no aparecen en las listas electorales. Pero también hay buenas personas que son de derechas, que trabajan por su partido, que dan la cara, aunque se le partan.

Al otro lado, a la izquierda, también hay mala gente, que está ahí más por odio a la derecha, que por amor a una determinada ideología. Se alegran más del fracaso de los conservadores que del triunfo propio. Son de izquierda por odio, no por amor, no por cambiar la sociedad. Ahora bien, también hay santos comunistas, socialistas o trotskistas, que pudiendo vivir a lo grande, sacrifican su ocio, su familia, su novia, por ayudar al partido. Cuanto más a la izquierda, cuanto menos posibilidades de disfrutar de un cargo público, más bondad. Quizá estén equivocados, porque el ser humano ni es hormiga ni abeja. Incluso, a veces, ignoran que son muy conservadores.

Ha tiempo que dejé de creer en izquierdas y en derechas, menos todavía en los partidos de centro –¿Qué es eso?-; porque toda institución humana es susceptible de corrupción, de perversión, de depravación. Creo en la persona, nunca más en las formaciones políticas, ni congregaciones religiosas. Hay bondad a diestra y siniestra. Sucede que los vencedores siempre son los más malos.

Hago mía aquella reflexión de Ortega, en su célebre “La rebelión de las masas”: “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: son formas de hemiplejía moral

Eugenio-Jesús de Ávila

 

 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.27

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

El Día de Zamora

Ir al contenido
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.