Domingo, 07 de Septiembre de 2025

Eugenio de Ávila 1
Martes, 17 de Noviembre de 2020
PASIÓN POR ZAMORA

Vicente Merino Febrero: el genio y la pasión

El ingeniero zamorano-leonés, después de sufrir todo tipo de afrentas del poder político, empresarial y periodístico, convierte en realidad su sueño: la Biorrefinería de Barcial del Barco

Vicente Merino, padre, y Vicente Merino Febrero (Fotografía: Esteban Pedrosa)El 13 de noviembre de 2020 se convertirá en una fecha histórica para nuestra provincia. Fue un viernes, en Barcial del Barco. Densa niebla, invitada por Cronos al acontecimiento. Operarios realizaban los trabajos para vallar el terreno en el que se construirá la Biorrefinería Multifuncional, idea de un genio zamorano y leonés, tanto monta, monta tanto, Vicente Merino Febrero, mientras que un tractor iniciaba otra labor esencial para que en marzo o abril otras máquinas inicien los trabajos correspondientes a la creación de la factoría. Técnicos y empresarios y, ¡cómo no! El Día de Zamora, invitado a esta ceremonia casi sacra, religiosa, asistieron a ese instante para la Historia.

He perdido la cuenta, pero Cronos devoró ya tres lustros por las fauces del tiempo, desde que el ingeniero, siendo todavía un jovencito, comenzó a presentar su proyecto a quien correspondía, a quienes creyó oportuno. Empresarios y políticos se lo tomaron a cachondeo. Después lo intentaron chantajear. No hubo concesiones. A partir de ese instante, fuerzas políticas y empresariales de Zamora y Castilla y León intentaron que el sueño de Merino Febrero no se transformase en realidad nunca jamás. Otra persona cualquiera se habría rendido. Vicente, sin embargo, mantuvo su gallardía, su orgullo, su proyecto hasta que alcanzar sus últimos objetivos: crear una industria que cambiase la economía de buena parte de esta provincia y de la comarca del Páramo leonés. Como muchas veces me ha repetido, él no ha querido hacerse rico, cuestión que podría haber ejecutado al vender la patente de su proyecto, sino que sus paisanos, zamoranos y leoneses, se beneficiasen laboral y económicamente de su idea. Vicente Merino Ferrero se encontraría entre los hombres más felices del mundo mundial si hubiera un punto de inflexión en la historia económica de esta provincia y la hermana leonesa a raíz de la entrada en funcionamiento de la Biorrefinería de Barcial del Barco.

Algún día contaré, con todo detalle, las cuitas que Vicente hubo de padecer, sufrir, metabolizar para que ese día de San Eugenio, 13 de noviembre de 2020, asistiéramos al génesis de la Biorrefinería Multifuncional, la mayor inversión privada realizada jamás en esta abandonada, olvidada y humillada provincia, casi un desierto demográfico. La realidad supera la ficción. Nunca el mal, “los oscuros”, como el suele definir a sus enemigos, combatió tanto, con todas sus armas, incluidos los medios de comunicación, al servicio casi siempre del poder,  para que un proyecto industrial transformase la economía provincial y quizá regional, se quedase solo en la intención, en un sueño de un joven ingeniero.

Incluso, hasta el último momento, los reaccionarios, los que quieren una Zamora decimonónica, caciquil, estabulada, ovina, buscaron paralizar, ralentizar y, si fuera posible, destruir el proyecto industrial que lidera Merino Febrero. Porque, como he escrito casi con tinta de sangre, dentro de nuestra ciudad y provincia existe una quinta columna a la que interesa mantener el actual estado de las cosas: la menor actividad económica de España y el índice de despoblación más alarmante del país. Todo con un fin: que el caciquismo siga pastoreando a los zamoranos, víctimas de eso que he definido como apatía antropológica. Se trataría de tutelar la pobreza, de hacer caridad, de ahorrar miseria.

El mal necesitó, durante todos estos años, de la complicidad de la prensa, a la que alimenta para que sobreviva a su decadencia intelectual y económica. Solo El Día de Zamora y periodistas de la COPE alentaron, empujaron, apoyaron a Vicente Merino. El resto se mofó, se rio, se burló del ingeniero zamorano y su proyecto. Vivimos en una era de mediocridad que ha colocado a los más vulgares en la cumbre de la sociedad, de la política y de la prensa, cómplices de la reacción y del retraso. Arrieros somos y no nos hemos encontrado en el camino hacia el porvenir.

Eugenio-Jesús de Ávila

 

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  • Tomás

    Tomás | Martes, 17 de Noviembre de 2020 a las 22:52:39 horas

    La historia de Zamora, aunque a algunos no nos guste -pocos- esta escrita así, por mediocres pagados por mediocres que apenas reciben las migajas en forma de exclusivitas y zarandajas de otro tipo. Al final, la historia les dira: "El progreso no paga a traidores.

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