DENUNCIAS
"La Marina"... de los descuidos
El mal estado del pavimento precisa de una renovación completa
Unos conos, cerca de la fuente de la emblemática plaza, hacían presagiar un arreglo del pavimento. Pero no, sirvió, hace tan solo unas semanas, para la recolocación de unas cuantas, más bien pocas, losas que evidentemente tenían buena falta de ser sustituidas. Quien esperara una obra de mayor envergadura, debe esperar y seguir caminando sobre las tantas y tantas piezas en mal estado.
Con las restricciones impuestas sobre el ocio, hace que la vida cotidiana fuera de casa se limite, para quien tenga la fortuna de tener empleo, a trabajar y a poco más que pasear. En lo segundo, los espacios, los céntricos, son escasos y están descuidados. Así, todo intento de prolongar, a pesar de las posibilidades de un espacio amplio y contiguo la calle de Santa Clara, ha quedado bastante limitado.
La mínima conservación del parque de La Marina es el principal impedimento. Losas, baldosas, o adoquines, según corresponda a cada espacio, presentan un mismo problema, independientemente de su ubicación y con características comunes. Hay piezas rotas, sueltas o ligeramente levantadas con respecto a las de al lado, hasta llegando a alcanzar algunos centímetros, lo que las convierte en puntos negros para el caminante, que encuentra donde tropezar, salvo que camine mirando al suelo. Los días de lluvia la cosa empeora, formándose charcos y salpicaduras al pisar sobre los trozos rotos.
Aunque en diversas ocasiones, y con frecuencia, se ha procedido a reparar alguna pieza, la actuación sobre el parque debe de tener una consideración más ambiciosa y acometerse una reforma en su integridad. No valiendo simples remiendos, como se ha hecho hasta ahora, al tratarse de un mal estado generalizado. No es de recibo que, en uno de los puntos considerados más céntricos de la ciudad, se encuentre tan descuidado el firme incluso dificultando el simple caminar. Que otros aspectos del parque también deben de merecer atención resulta bastante notorio. Así, la fuente más pequeña situada junto a uno de los accesos del aparcamiento subterráneo, concretamente el de Príncipe de Asturias, sigue vacía a pesar de haberse efectuado en ella diversas reparaciones y la sustitución de tuberías, precisando de una revisión, limpieza y puesta en funcionamiento.
Manuel Herrero Alonso
Unos conos, cerca de la fuente de la emblemática plaza, hacían presagiar un arreglo del pavimento. Pero no, sirvió, hace tan solo unas semanas, para la recolocación de unas cuantas, más bien pocas, losas que evidentemente tenían buena falta de ser sustituidas. Quien esperara una obra de mayor envergadura, debe esperar y seguir caminando sobre las tantas y tantas piezas en mal estado.
Con las restricciones impuestas sobre el ocio, hace que la vida cotidiana fuera de casa se limite, para quien tenga la fortuna de tener empleo, a trabajar y a poco más que pasear. En lo segundo, los espacios, los céntricos, son escasos y están descuidados. Así, todo intento de prolongar, a pesar de las posibilidades de un espacio amplio y contiguo la calle de Santa Clara, ha quedado bastante limitado.
La mínima conservación del parque de La Marina es el principal impedimento. Losas, baldosas, o adoquines, según corresponda a cada espacio, presentan un mismo problema, independientemente de su ubicación y con características comunes. Hay piezas rotas, sueltas o ligeramente levantadas con respecto a las de al lado, hasta llegando a alcanzar algunos centímetros, lo que las convierte en puntos negros para el caminante, que encuentra donde tropezar, salvo que camine mirando al suelo. Los días de lluvia la cosa empeora, formándose charcos y salpicaduras al pisar sobre los trozos rotos.
Aunque en diversas ocasiones, y con frecuencia, se ha procedido a reparar alguna pieza, la actuación sobre el parque debe de tener una consideración más ambiciosa y acometerse una reforma en su integridad. No valiendo simples remiendos, como se ha hecho hasta ahora, al tratarse de un mal estado generalizado. No es de recibo que, en uno de los puntos considerados más céntricos de la ciudad, se encuentre tan descuidado el firme incluso dificultando el simple caminar. Que otros aspectos del parque también deben de merecer atención resulta bastante notorio. Así, la fuente más pequeña situada junto a uno de los accesos del aparcamiento subterráneo, concretamente el de Príncipe de Asturias, sigue vacía a pesar de haberse efectuado en ella diversas reparaciones y la sustitución de tuberías, precisando de una revisión, limpieza y puesta en funcionamiento.
Manuel Herrero Alonso



























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