España, del revés

Pedro Sánchez prefiere gobernar con el apoyo de la anti España, de los partidos que nacieron para acabar con la nación más antigua de Europa. PNV, fundado por un enfermo mental, Sabino Arana, que dejó escritos asertos como el que ofrezco al lector ecuánime: “El vizcaíno no vale para servir, ha nacido para ser señor; el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo” o “el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que lo civilice”.

También apoya a este ejecutivo, porque es un chollo para los que odian a España, Bildu, etarras sin boinas, herederos ideológicos de la ETA, marxistas-leninistas, izquierda pura, que no se han arrepentido ni de uno solo de sus más de 800 crímenes, entre ellos niños, mujeres y ancianos, y que festejan la llegada a la tribu aldeana de algún asesino que cumplió su condena, siempre escasa. ERC forma parte de los invitados del banquete de los Presupuestos al que el ejecutivo social-comunista.  La formación del charnego Rufián nació dando un golpe de estado. Admiraba a Mussolini y sus primeros desfiles demostraban su cercanía al fascismo, que no es otra cosa que el comunismo con patria. Y nos faltaba el pujolismo, otro partido golpista y que loa al mayor ladrón privado que ha dado la democracia española; porque el caco público más importante del país fue el PSOE de Andalucía, con los célebres EREs, robar el dinero de los parados con el objetivo de repartirlo entre amigos y militancia, esnifarse unas líneas de coca, casi como Maradona, y ponerse morados a mariscos. 

Sánchez no podrá argumentar que no tuvo otra salida que buscar el pacto con los enemigos de España para aprobar los PGE 2021. Si lo aduce, mentirá. Pero él es el monarca del embuste, el rey de la incoherencia: no recordaremos lo que manifestó sobre pacta con Pablo Iglesias y Bildu. Porque Inés Arrimadas, cándida liberal, ignorante de la historia del comunismo, le ofreció sus diez diputados para que evitara ese pacto contra natura con los enemigos de la democracia y salvará su honor, su españolidad. Nada de nada. Desprecio.

Como dijo Rubalcaba en su momento: “Pedro Sánchez no es un socialista, sino un radical de izquierdas”. Tenía razón el inteligente político del PSOE. Y un radical de izquierdas, un marxista, verbigracia, carece de patria. El marxismo fue cosa de un judío converso. La Revolución Rusa, la que acabó con la incipiente democracia, la encabezaron judíos: el propio Lenin tenía sangre hebrea, y Kámenev, Zinoviev, Radek, Trotski fueron judíos. Y los semitas carecen de patria.

Estos presupuestos, loados y aprobados por esos enemigos de la democracia de 1977 y la Constitución de 1978, cuyo 42 aniversario celebraremos en breve, nunca podrá ser buenos, verbigracia, para Zamora, que ha pedido muy poco: la transformación de la N-122 en autovía y lo de Monte La Reina, porque son buenos, excelentes, prodigiosos para los que odian nuestra nación. ¿Usted, que no es hooligan de PSOE o Podemos, cree que Bildu, ERC, PNV y los racistas catalanes aprobarían unas cuentas a un Estado que desean destruir, como lo demostraron históricamente, con guerras, golpes de Estado –el último en octubre de 2018- y terrorismo? Hay que ser un cretino, un bobo de baba o un malandrín para comulgar con esas ruedas de molino manchego o un hincha de cualquier partido de las izquierdas españolas, las únicas en Europa que odian a su patria y que prefieren pactar con racistas, vascos o catalanes, corruptos y ultraderechistas y lo que queda de una ETA que ya no necesita matar, porque ganó al Estado y aguarda tumbar la democracia y alcanzar la independencia para después, como desea Pablo Iglesias, constituirse en confederación. Esta tarde, en el Parlamento Europeo, los eurodiputados de Unidas Podemos votaron a favor de una moción de ERC para conceder la autodeterminación a Cataluña. ¿Algo más? Ahora a reírse, badulaques. Lo han dicho los nacionalistas sin ambages, sin ponerse colorados, con toda la jeta: van a cambiar el régimen democrático, la Constitución de 1978.  No va más. España, del revés.

Eugenio-Jesús de Ávila