PASIÓN POR ZAMORA
Todos a una por Zamora
El 13 de noviembre, a primera hora de la mañana, la densa niebla, que se quedó todo el día en la comarca, no quiso perderse tampoco el inicio de las obras de la biorrefinería multifuncional en Barcial del Barco. Un notario de Benavente levantó acta. “El Día de Zamora” acudió a esa cita con la historia. Allí se personaron todos los que apoyaron, desde hace casi 15 años, el proyecto Vicente Merino Febrero, genio y pasión. El enemigo del progreso, que todavía intentó, hasta el último instante, impedir que la mayor inversión privada que conociera nuestra provincia en toda su historia, seguirá incordiando, a través de sus esbirros, sin asumir su derrota.
Por primera vez en mucho tiempo, el bien venció al mal, el progreso a la reacción, la libertad al caciquismo, el futuro al pasado. Cierto que la biorrefinería no es la panacea para detener la inactividad económica y la despoblación de nuestras provincia, pero es génesis de un cambio empresarial en Zamora, basado en la transformación de las materias primas que produce nuestra tierra, ricas y variadas, en la geografía zamorana. En un par de años, tiempo previsto para que la biorrefinería funcione a pleno rendimiento, exportaremos bioetanol, combustible de origen vegetal; unas 200 personas trabajarán en esa factoría, se reactivará el transporte y los agricultores percibirán precios justos por sus productos, remolacha o maíz.
El trabajo hercúleo de Merino durante estos 15 años contó con la aportación del Colegio de Ingenieros Industriales de Zamora, que preside Merchán; de Pedro Martínez Toribio, uno de los colegiados que dio a conocer el proyecto del ingeniero zamorano-leonés, punto de inflexión en la historia de ese deseo que se convertirá en realidad, sin olvidar la gestión política de un hombre providencial, Francisco J. Requejo, presidente de la Diputación. Cipriano García, director general de Caja Rural, manifestó, hace unos días, que el proyecto es esencial para el futuro de nuestra tierra. ¡Todos a una por Zamora!
Eugenio-Jesús de Ávila
El 13 de noviembre, a primera hora de la mañana, la densa niebla, que se quedó todo el día en la comarca, no quiso perderse tampoco el inicio de las obras de la biorrefinería multifuncional en Barcial del Barco. Un notario de Benavente levantó acta. “El Día de Zamora” acudió a esa cita con la historia. Allí se personaron todos los que apoyaron, desde hace casi 15 años, el proyecto Vicente Merino Febrero, genio y pasión. El enemigo del progreso, que todavía intentó, hasta el último instante, impedir que la mayor inversión privada que conociera nuestra provincia en toda su historia, seguirá incordiando, a través de sus esbirros, sin asumir su derrota.
Por primera vez en mucho tiempo, el bien venció al mal, el progreso a la reacción, la libertad al caciquismo, el futuro al pasado. Cierto que la biorrefinería no es la panacea para detener la inactividad económica y la despoblación de nuestras provincia, pero es génesis de un cambio empresarial en Zamora, basado en la transformación de las materias primas que produce nuestra tierra, ricas y variadas, en la geografía zamorana. En un par de años, tiempo previsto para que la biorrefinería funcione a pleno rendimiento, exportaremos bioetanol, combustible de origen vegetal; unas 200 personas trabajarán en esa factoría, se reactivará el transporte y los agricultores percibirán precios justos por sus productos, remolacha o maíz.
El trabajo hercúleo de Merino durante estos 15 años contó con la aportación del Colegio de Ingenieros Industriales de Zamora, que preside Merchán; de Pedro Martínez Toribio, uno de los colegiados que dio a conocer el proyecto del ingeniero zamorano-leonés, punto de inflexión en la historia de ese deseo que se convertirá en realidad, sin olvidar la gestión política de un hombre providencial, Francisco J. Requejo, presidente de la Diputación. Cipriano García, director general de Caja Rural, manifestó, hace unos días, que el proyecto es esencial para el futuro de nuestra tierra. ¡Todos a una por Zamora!
Eugenio-Jesús de Ávila
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