EMBELLECER ZAMORA (IX)
El jardín de la plaza de Zorrilla, un ejemplo para embellecer espacios de la ciudad
La plaza de Zorrilla, según mi concepto estético, me parece una de las más coquetas y bonitas de Zamora, ciudad que carece incluso de una Plaza Mayor digna de tal nombre. Contribuye a esa hermosura la fachada del Palacio de los Momos, al norte; el edificio del Casino, al sur, y a poniente, el inmueble, ahora en restauración, de García Casado; pero, además, su jardín, presidido por una escultura, una maternidad, de Lobo. No obstante, pediría al Ayuntamiento que, cuanto lo permita el presupuesto municipal, se soterrasen los contenedores de basura, porque resulta de pésimo gusto que una plaza tan bonita se afee con esos mamotretos de plástico duro, grises y verdes. También debería prohibirse que los propietarios de canes elijan ese jardín para que sus mascotas orinen y eyecten sus heces. No creo que a los jardineros les satisfagan pisar cacas.
Zamora cuenta con escasos espacios urbanos de los que pueda presumir. Como he comentado, analizado y pedido, la Plaza Mayor debería transformarse. Pero también la plaza de la Constitución, un secarral, que combina guijarros, una tortura para los pies, y baldosas de granito. Sugiero que el jardín de la plaza de Zorrilla tengo una continuidad en esta ágora principal. Cámbiese la forma, verbigracia, de rombo, de parábola. Colóquese otra escultura que la presida y, como puede ser, una fontana. No muy lejos, entre las plazas afluentes de Santa Clara, nos encontramos con la de Castilla y León. El espacio central también merece otra obra de arte y el correspondiente jardín. Como también la plaza de San Gil, así denominada por la iglesia románico que allí tuvo su lugar, con su perímetro, altar y pila bautismal, soterrados, porque así lo quiso la autoridad, cuando clamaba por su libertad, para que los ciudadanos contemplase los restos del templo. Se trata de una de las plazas más bella de Zamora, pero con inmuebles sin habitar y locales sin comercios. Sobra el parque infantil y esas farolas de campo de concentración, y falta verde y agua.
Otra plaza que podría rejuvenecer sería la del Maestro. Me encanta la fuente, prototipo único en nuestra ciudad, y también los árboles; pero necesita césped en los jardines, que muestran demasiadas “calvas”, quizá porque allí defecan canes. Rodéense los jardines de setos y así evitaremos que los orines despueblen los recoletos jardines.
No voy a extenderme más, porque solo quería llamar la atención sobre el jardín de Zorrila, un ejemplo para crear nuevos espacios verdes en otras zonas de la ciudad, incluidos, por supuesto, los barrios.
Eugenio-Jesús de Ávila
La plaza de Zorrilla, según mi concepto estético, me parece una de las más coquetas y bonitas de Zamora, ciudad que carece incluso de una Plaza Mayor digna de tal nombre. Contribuye a esa hermosura la fachada del Palacio de los Momos, al norte; el edificio del Casino, al sur, y a poniente, el inmueble, ahora en restauración, de García Casado; pero, además, su jardín, presidido por una escultura, una maternidad, de Lobo. No obstante, pediría al Ayuntamiento que, cuanto lo permita el presupuesto municipal, se soterrasen los contenedores de basura, porque resulta de pésimo gusto que una plaza tan bonita se afee con esos mamotretos de plástico duro, grises y verdes. También debería prohibirse que los propietarios de canes elijan ese jardín para que sus mascotas orinen y eyecten sus heces. No creo que a los jardineros les satisfagan pisar cacas.
Zamora cuenta con escasos espacios urbanos de los que pueda presumir. Como he comentado, analizado y pedido, la Plaza Mayor debería transformarse. Pero también la plaza de la Constitución, un secarral, que combina guijarros, una tortura para los pies, y baldosas de granito. Sugiero que el jardín de la plaza de Zorrilla tengo una continuidad en esta ágora principal. Cámbiese la forma, verbigracia, de rombo, de parábola. Colóquese otra escultura que la presida y, como puede ser, una fontana. No muy lejos, entre las plazas afluentes de Santa Clara, nos encontramos con la de Castilla y León. El espacio central también merece otra obra de arte y el correspondiente jardín. Como también la plaza de San Gil, así denominada por la iglesia románico que allí tuvo su lugar, con su perímetro, altar y pila bautismal, soterrados, porque así lo quiso la autoridad, cuando clamaba por su libertad, para que los ciudadanos contemplase los restos del templo. Se trata de una de las plazas más bella de Zamora, pero con inmuebles sin habitar y locales sin comercios. Sobra el parque infantil y esas farolas de campo de concentración, y falta verde y agua.
Otra plaza que podría rejuvenecer sería la del Maestro. Me encanta la fuente, prototipo único en nuestra ciudad, y también los árboles; pero necesita césped en los jardines, que muestran demasiadas “calvas”, quizá porque allí defecan canes. Rodéense los jardines de setos y así evitaremos que los orines despueblen los recoletos jardines.
No voy a extenderme más, porque solo quería llamar la atención sobre el jardín de Zorrila, un ejemplo para crear nuevos espacios verdes en otras zonas de la ciudad, incluidos, por supuesto, los barrios.
Eugenio-Jesús de Ávila
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