Mi brindis en este año

En estos días de fiesta donde prima la iluminación, el sarao, el reencuentro, la felicidad real o ficticia, la pretendida alegría, en este momento en que es habitual levantar las copas para brindar, hoy quiero hacer mi brindis de una manera especial y diferente. Quiero brindar:

por aquellos que no ríen,

por aquellos que están postrados en una cama,

por quienes no son felices,

por los que están inmersos en la desgracia,

por los azotados por el dolor,

por los que carecen de consuelo,

por aquellos que no saben cómo seguir adelante,

por los que no han vivido nunca el amor,

para los que lo perdieron demasiado pronto,

para quienes han caído en desgracia,

para aquellos que están en el fondo del pozo,

por los que no son importantes para la sociedad y solo son un número.

Y no me disgusta nada, al contrario, me satisface ver como se congela vuestra sonrisa a medida que me vais escuchando porque os recuerdo que en un día como hoy donde parece que tiene que imperar la alegría, también existen las penas; hay mucha gente enferma, sola, anciana, sin horizonte, sin expectativas, sin futuro… muchas personas abocadas a la improvisación porque carecen de metas, porque no han sido bendecidos por la fortuna para tener un trabajo que les proporcione estabilidad, jóvenes sin compromiso en una sociedad regalada, donde se está más atento a consumir que a digerir las sensaciones, donde no existen valores, ni principios ni una ética que nos guíe hasta la luz.

Brindo para visibilizar a esas personas y a otras muchas cuyas vidas son decadentes y, por tanto, no interesan; brindo por aquellos que fueron olvidados, relegados por la sociedad y, privados de expectativas, se marginan a sí mismos denigrándose cada día al constatar que no tienen futuro.

Brindo por los que nacerán, por nuevas vidas que van a poblar este mundo maravilloso e infecto, para que traigan un atisbo de esperanza, para que honren y mejoren nuestras existencias, para que luchemos por darles una sociedad más formada, más justa y que entren en un mundo respetable.

Brindo por los que ya no están, por aquellos que marcaron el camino a fuerza de sudor y nos labraron el porvenir en el que estamos instalados; por mantener vivo su recuerdo, para no olvidarlos porque fueron nuestros padres y abuelos y en el día de hoy, con la copa en alto también han de estar en nuestra memoria. ¡Por todos y cada uno de ellos!

Mª Soledad Martín Turiño