HABLEMOS
Fe de errata: Democracia, que no burocracia
Carlos Domínguez
En este mundillo de prensa e imprenta, a veces sucede que duendes y erratas hacen de las suyas, saliendo por aquí, por allá o vaya usted a saber por qué peteneras. Nada distinto sucedió hace unos días en este papel, entiéndase digital, con unas humildes líneas cuyo título rezaba: “ZAMORA, A MERCED DE LA BUROCRACIA”. El hecho es que a duende y errata se les fue la mano, en un cambiazo a primera vista grueso, pues lo de burocracia por merced o descuido pasó sin más a “DEMOCRACIA”, pudiendo algún lector pensar que nuestra modesta ciudad padece los males de tan sacrosanta divinidad, gozando como goza a ojos del vulgo de peana, mantra y letanía, además de infinita bula e indulgencia.
Pero también es conocido que las erratas suelen tener su aquel, y a ésta, de la que damos fe por ajena, le ocurre otro tanto. En primer lugar, el duende probablemente se dejó llevar por algún lapsus freudiano, pulsión dícese libre de malicia, dando por sentado que democracia es sinónimo de burocracia, con usufructo y usufructuarios de despacho, poltrona, nómina y latisueldo, todo acompañado de intervencionismo, impuestos y omnipotencia del Estado. De ahí que, siguiendo o abundando en el aquel de la errata, quizás ésta estuviera bien traída y aún mejor llevada, pues hoy Zamora, igual que el resto de esta sufrida España, se halla bajo una democracia profundamente adulterada, con políticas cuya bandera de hoz y martillo pasa por un ataque frontal a la familia, la propiedad y la libertad; de la informativa a la educativa.
En fin, sépase que hay verdadera democracia en forma de Estado de derecho, dentro del cual el ciudadano se halla amparado por la ley, en lugar de verse ninguneado, despreciado y expropiado de todo lo suyo, incluido el pensamiento y la razón. Por cierto, hablando de democracia muy social tanto como amiga de lo público, los zamoranos de a pie, propietarios de local, vivienda o inmueble de alquiler, ¡unos capitalistas, oiga!, ya saben a qué atenerse con burocracia y democracia socialcomunista: regulación arbitraria de precios y alquileres, o sea, dictadura confiscatoria ya, añadida al latrocinio de moras o quitas ilegítimas, si no directamente okupación. Esto es, que cuando llegue, y confiemos, el momento de las urnas, a perseverar en el error votando mucho pueblo, igualdad, solidaridad y socialismo; ¡vamos!, que intervencionismo, estatismo y burocracia desatados, a costa del magro peculio de las clases activas y propietarias.
En este mundillo de prensa e imprenta, a veces sucede que duendes y erratas hacen de las suyas, saliendo por aquí, por allá o vaya usted a saber por qué peteneras. Nada distinto sucedió hace unos días en este papel, entiéndase digital, con unas humildes líneas cuyo título rezaba: “ZAMORA, A MERCED DE LA BUROCRACIA”. El hecho es que a duende y errata se les fue la mano, en un cambiazo a primera vista grueso, pues lo de burocracia por merced o descuido pasó sin más a “DEMOCRACIA”, pudiendo algún lector pensar que nuestra modesta ciudad padece los males de tan sacrosanta divinidad, gozando como goza a ojos del vulgo de peana, mantra y letanía, además de infinita bula e indulgencia.
Pero también es conocido que las erratas suelen tener su aquel, y a ésta, de la que damos fe por ajena, le ocurre otro tanto. En primer lugar, el duende probablemente se dejó llevar por algún lapsus freudiano, pulsión dícese libre de malicia, dando por sentado que democracia es sinónimo de burocracia, con usufructo y usufructuarios de despacho, poltrona, nómina y latisueldo, todo acompañado de intervencionismo, impuestos y omnipotencia del Estado. De ahí que, siguiendo o abundando en el aquel de la errata, quizás ésta estuviera bien traída y aún mejor llevada, pues hoy Zamora, igual que el resto de esta sufrida España, se halla bajo una democracia profundamente adulterada, con políticas cuya bandera de hoz y martillo pasa por un ataque frontal a la familia, la propiedad y la libertad; de la informativa a la educativa.
En fin, sépase que hay verdadera democracia en forma de Estado de derecho, dentro del cual el ciudadano se halla amparado por la ley, en lugar de verse ninguneado, despreciado y expropiado de todo lo suyo, incluido el pensamiento y la razón. Por cierto, hablando de democracia muy social tanto como amiga de lo público, los zamoranos de a pie, propietarios de local, vivienda o inmueble de alquiler, ¡unos capitalistas, oiga!, ya saben a qué atenerse con burocracia y democracia socialcomunista: regulación arbitraria de precios y alquileres, o sea, dictadura confiscatoria ya, añadida al latrocinio de moras o quitas ilegítimas, si no directamente okupación. Esto es, que cuando llegue, y confiemos, el momento de las urnas, a perseverar en el error votando mucho pueblo, igualdad, solidaridad y socialismo; ¡vamos!, que intervencionismo, estatismo y burocracia desatados, a costa del magro peculio de las clases activas y propietarias.























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