PASIÓN POR ZAMORA
Las provincias leonesas se desmoronan
León, Zamora y Salamanca pierden casi 6.500 habitantes en el padrón 2020, mientras Valladolid y Burgos y el resto de provincias castellana, excepción de Palencia, aumentan población
Las tres provincias del viejo Reino de León no deberían seguir formando parte de la autonomía castellana; sí, he escrito castellana, con todas las consecuencias, más después del último padrón del año 2020. León, Zamora y Salamanca perdieron casi 6.500 habitantes el año pasado. Mientras, Valladolid y Burgos, donde está la madre del cordero, los grandes intereses económicos y políticos de esta comunidad ahistórica, ganan casi 2.000, sin sumar los de Soria, Ávila y Segovia. Solo hay una provincia castellana que pierde población, Palencia, provincia que parece acabarse al norte de la capital.
No se trata de algo coyuntural, sino estructural. Europa, desde la entrada de España en la CE, quiso equilibrar autonomías como la nuestra. Destino al respecto enormes cantidades de dinero, destinadas a que las provincias más débiles demográfica y económicamente aumentaran población y se desarrollasen. Pero la Junta de Castilla y León, ya entonces en manos del poder político castellano realizó un reparto equitativo, nunca tan fino, jamás tan artero y alambicado, porque las provincias más avanzadas, más habitadas recibieron la misma inyección monetaria que las más retrasadas. Desde aquel episodio, mecido por la injusticia, acunado por la felonía, Zamora, sin olvidarme de sus dos hermanas leonesas, inició un camino hacia el abismo económico y demográfico al que se precipitará a no tardar, si los zamoranos, si sus políticos, seguimos cruzados de brazos u obedeciendo órdenes de los PSOE de aquí y de allá, y de los PP de Valladolid.
No olvide el lector que los grandes grupos de comunicación de la comunidad se hallan en manos de Valladolid y Burgos, los que ejercen la tiranía cultural sobre las nueve provincias, con sus periódicos, emisoras y televisión, a los que amamante la colosal ubre del ejecutivo autonómico, presidido, paradojas de la política, por un charro. No leerá, escuchará o verá una sola crítica de esta prensa alquilada al poder, o, para ser más diáfano, el poder fáctico, a la Junta de Castilla y León. Son lo mismo. Se necesitan. Se apoyan. Se defienden.
Urge, pues, la formación de un partido provincial zamorano, que se una a los leoneses –Salamanca va a su aire, la capital vive de la Universidad, mientras la provincia envejece y depaupera-, para desmontar este tinglado autonómico de una puta vez. Perdón por mi expresión chabacana y arrabalera, pero estoy muy enojado, que se diría por Hispanoamérica. No podemos tolerar que el 2021 se cierre con la pérdida de más de 2.000 habitantes en nuestra provincia. Y advierto que ni PP, que manda y ordena en Valladolid, ni el PSOE, que se opone aquí, pero que obedece, prietas las filas, a Moncloa, se partirán la cara por nosotros, por los zamoranos que vivimos y morimos en este desierto demográfico. No va más.
Eugenio-Jesús de Ávila
Las tres provincias del viejo Reino de León no deberían seguir formando parte de la autonomía castellana; sí, he escrito castellana, con todas las consecuencias, más después del último padrón del año 2020. León, Zamora y Salamanca perdieron casi 6.500 habitantes el año pasado. Mientras, Valladolid y Burgos, donde está la madre del cordero, los grandes intereses económicos y políticos de esta comunidad ahistórica, ganan casi 2.000, sin sumar los de Soria, Ávila y Segovia. Solo hay una provincia castellana que pierde población, Palencia, provincia que parece acabarse al norte de la capital.
No se trata de algo coyuntural, sino estructural. Europa, desde la entrada de España en la CE, quiso equilibrar autonomías como la nuestra. Destino al respecto enormes cantidades de dinero, destinadas a que las provincias más débiles demográfica y económicamente aumentaran población y se desarrollasen. Pero la Junta de Castilla y León, ya entonces en manos del poder político castellano realizó un reparto equitativo, nunca tan fino, jamás tan artero y alambicado, porque las provincias más avanzadas, más habitadas recibieron la misma inyección monetaria que las más retrasadas. Desde aquel episodio, mecido por la injusticia, acunado por la felonía, Zamora, sin olvidarme de sus dos hermanas leonesas, inició un camino hacia el abismo económico y demográfico al que se precipitará a no tardar, si los zamoranos, si sus políticos, seguimos cruzados de brazos u obedeciendo órdenes de los PSOE de aquí y de allá, y de los PP de Valladolid.
No olvide el lector que los grandes grupos de comunicación de la comunidad se hallan en manos de Valladolid y Burgos, los que ejercen la tiranía cultural sobre las nueve provincias, con sus periódicos, emisoras y televisión, a los que amamante la colosal ubre del ejecutivo autonómico, presidido, paradojas de la política, por un charro. No leerá, escuchará o verá una sola crítica de esta prensa alquilada al poder, o, para ser más diáfano, el poder fáctico, a la Junta de Castilla y León. Son lo mismo. Se necesitan. Se apoyan. Se defienden.
Urge, pues, la formación de un partido provincial zamorano, que se una a los leoneses –Salamanca va a su aire, la capital vive de la Universidad, mientras la provincia envejece y depaupera-, para desmontar este tinglado autonómico de una puta vez. Perdón por mi expresión chabacana y arrabalera, pero estoy muy enojado, que se diría por Hispanoamérica. No podemos tolerar que el 2021 se cierre con la pérdida de más de 2.000 habitantes en nuestra provincia. Y advierto que ni PP, que manda y ordena en Valladolid, ni el PSOE, que se opone aquí, pero que obedece, prietas las filas, a Moncloa, se partirán la cara por nosotros, por los zamoranos que vivimos y morimos en este desierto demográfico. No va más.
Eugenio-Jesús de Ávila
Víctor Tomás | Viernes, 01 de Enero de 2021 a las 12:15:56 horas
Desde Burgos todo mi apoyo pa q esta comunidad sin sentido ni histórico, ni lingüístico, ni cultural desaparezca. Castilla sin León y Llión esin Castiella.
Puxa'l País Llionés llibre
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